dilluns, 20 d’octubre del 2014

EDUCAR EN EL AGRADECIMIENTO

- Mamá, ¿por qué siempre das las gracias por todo?

- Porque debemos ser personas agradecidas.

- Y si no damos las gracias, ¿qué pasa?

- Que nunca serás consciente de las cosas maravillosas que pasan o tienes a tu alrededor.

Mi abuela me decía siempre que "el agradecimiento es la memoria del corazón" . Es bien curioso que, una de las personas con menos formación académica que ha intervenido en mi educación, me haya enseñado una de las lecciones más importantes de mi vida. Y eso intento hacer yo con mis hijos. La educación emocional es la base en la formación de mis pequeños y enseñarles a ser agradecidos es uno de sus pilares. La gratitud es una de las emociones más saludables que existen para nuestro organismo. Los niños educados en el agradecimiento son personas con un mayor autoconocimiento, empatía y autorregulación personal.

Vivimos en una sociedad donde todo pasa demasiado deprisa y nuestros hijos se están acostumbrando a vivir en una constante insatisfacción. Dicho descontento hace que, cuando consiguen una cosa que les satisface no la disfruten y centren su atención en la siguiente cosa que les tenga que deleitar, olvidando la parte más importante del proceso; el disfrutar y saborear del momento, de todo lo conseguido. Los adultos también sufrimos esta adaptación hedónica y nuestros hijos copian nuestro patrón.

Por este motivo debemos enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos, a practicar la gratitud. Numerosos estudios describen que las personas agradecidas son más altruistas,  tienen más capacidad de concentración, mejor autoestima, son más felices y optimistas, poseen mayor estabilidad emocional y consiguen el éxito personal.

El agradecimiento va más allá que simplemente dar las gracias. Debemos enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos de manera incondicional y no sólo cuando las cosas salen como uno espera. El agradecimiento debe convertirse en una actitud, en un hábito de vida. Aprender a ser feliz sin que haya ocurrido nada especial, estar agradecidos por todo o nada a la vez.

Ayudémosles a valorar la belleza de las cosas simples, a que aprendan a agradecer sus triunfos, a sentirse privilegiados porque hay mucha gente que les quiere, cuida y  se preocupa por ellos. Que valoren a su familia, sus amigos, sus educadores y todos aquellos gestos que diariamente reciben de forma desinteresada.

Ser agradecido significa sentirte afortunado por todo aquello que tienes, reconocer la ayuda de los otros, valorar los esfuerzos cotidianos, aprender a reír de los problemas. Esta actitud nos permitirá no olvidar nunca que somos más valientes de lo que creemos y más fuertes de lo que parecemos.

Enseñémosles a ser agradecidos no sólo con palabras sino con gestos; un abrazo, un beso o una simple sonrisa son suficientes para dar las gracias. Animémosles a hacer una lista de cosas, personas o situaciones por las cuales se sienten especiales, se quedaran enormemente sorprendidos de todo lo bueno que tienen a su alrededor.

Ahora tú, ¿qué pasaría si hoy te despertaras sólo con las cosas por las que demuestras tu agradecimiento?

dilluns, 13 d’octubre del 2014

MAMÁ, ¿TÚ QUIERES A PAPÁ?


- Mamá, ¿tú quieres a papá?

- Mucho, muchísimo.

- ¿Y por qué le quieres?

- Porque me hace feliz.

- ¿Y cómo sabré yo elegir a la persona que me hará feliz?

- Eligiendo a aquella persona que entienda que el amor no necesita ser perfecto.

Con preguntas como estas te das cuenta que tus hijos crecen y sus necesidades cambian. Preguntas que te hacen demorar aquello que estás haciendo y te invitan a pensar. ¿Cómo se le explica a tu propio hijo qué significa amar? ¿Cómo definirle qué es el amor?

 Soy de las personas que piensan que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad en que suceden y yo he tenido la suerte de encontrar a alguien que me hace vivir con esa intensidad. Una persona con la cuál eres capaz de establecer el diálogo de las miradas, que respeta tus silencios, que dedica sus días a hacerte sonreír, a ser especial. Aquel que entiende que un día me calle un te quiero, un abrazo, un perdón, un por favor. La única persona que me quiere cuando menos lo merezco.

Compañero de viaje que me ayuda día a día a engañar mis miedos, a terminar con mis dudas, a comprometerme con mi actitud, que cree en mis proyectos. Un ser único que me hace soñar, que me  ayuda a simplificar mis dilemas, que me ofrece compasión. El tiempo me ha enseñado  a querer a la persona que cumple y no promete, que respeta mis imperfecciones, al que le explico mis secretos, que se muestra crítico con mi talante.

Intento enseñar a mis hijos que amas a una persona cuando eres capaz de decirle lo siento, cuanto le tienes el máximo respeto, admiración y le ofreces tu comprensión. Que le quieres no sólo  por como es, sino por como logra que seas cuando estás con él. Alguien que respeta tu espacio y te deja volar.

Cómplice con el que aprendes a buscar el equilibrio en la confianza, la lealtad y el respeto. Al que amas con sus virtudes y defectos, con el que llega un día que te das cuenta que le quieres porque sí. Al que buscas para reír, llorar, ganar, perder, saltar y tropezar.

Aquella persona con la que no hace falta disimular, con la cual siempre te sientes cómoda, con la que puedes pensar en voz alta y entiende las razones que hay detrás de tu misterio. Con la que no te cansas de crear nuevos momentos, de trazar hojas de ruta sin importante la dirección. Querer significa pasar tu vida con alguien que no te necesite para nada pero que te quiera para todo.

Pero lo maravilloso es cuando tu amor se multiplica porque se convierte en un padre que forja experiencias, modelada emociones, orienta, guía,  educa  y se transforma en el mejor ejemplo.

Ojalá el destino sea caprichoso y me deje envejecer a su lado.

Hijo, amar es querer vivir con alguien todos los momentos, sean o no perfectos.


diumenge, 12 d’octubre del 2014

COLABORADORA CON EL DEPORTE EN FEMENINO


     Muy ilusionada por anunciar que desde hoy paso a formar parte del equipo de ponentes de EL DEPORTE EN FEMENINO, dirigido por la Dra Eva Ferrer, médico especialista en medicina de la educación física y el deporte.

     Todo un lujo poder trabajar junto a profesionales como la Dra Mariona Gummà, especialista en nutrición, la Dra Sandra Lansurt traumatóloga y especialista en ortopedia, Iolanda López psicopedagoga y coach deportiva y la entrenadora personal Lidia Romero.

     Como maestra y psicopedagoga seré la encargada de impartir la formación en la especialidad de Deporte y Familia.




dimarts, 7 d’octubre del 2014

MAMÁ, ¿QUÉ ES EL ÉXITO?

 

- Mamá, ¿qué es el éxito?

- Éxito es conseguir algo que te ha costado mucho esfuerzo.

- ¿Cómo aquél día que aprendí a montar en bicicleta después de caerme muchas veces?

- Exacto, el éxito aparece cuando tus deseos son más grandes que tus excusas.

¿Cómo se le explica a un niño de seis años qué es el éxito? ¿cómo se le hace entender, en la sociedad en la cual  vivimos, que éxito no significa tener mucho dinero, ser un personaje famoso o un corrupto que es capaz de hacer cualquier cosa para conseguir lo deseado?

Parece una ardua tarea pero no es así. Para mi el éxito en la vida no está en vencer siempre, sino en no darse nunca por vencido. Me gustaría lograr enseñar a mis hijos que caer está permitido, pero que levantarse es una obligación. Soy de las que miden el éxito, no por todo lo que he conseguido hasta el momento, sino por todos los obstáculos que he sido capaz de superar.

Estoy convencida que el éxito va mucho más allá de las habilidades cognitivas que tengan nuestros hijos. Por eso creo en la importancia de trabajar con ellos habilidades tan importantes como la determinación, la curiosidad, el optimismo, el compromiso, la pasión y la perseverancia. Habilidades que les permitiran  arriesgarse ,  apasionarse,  aprender que no sirve de nada maldecir la mala suerte, a no abandonar antes de empezar.

Debemos enseñarles, entre un equilibrio de autonomía y apoyo, que en esta vida triunfa quien arriesga, comete errores y fracasa. El fracaso es el escalón más importante en la escalera hacia el éxito. Demostrarles que no todo resbalón significa una caída, que el verdadero triunfo es el que sale de lo que hayas aprendido del último error. Les animo a que sueñen lo más alto posible.

Invito a mis hijos a practicar el fracaso, les proporciono miles de oportunidades para cometer errores, para fallar. Les ayudo a aprender de cada uno sus errores, dejo que salten cada uno de los obstáculos. Les enseño a reponerse, a explorar y trabajar por sus intereses, les recuerdo que no tienen derecho a todo. Intento enseñarles una autodisciplina  que les permita adquirir un compromiso con sus sueños. Soy guía y intermediaria entre sus logros y sus decepciones.

Les explico que el éxito es ser capaz de ganarse el respeto de las personas que te quieren, conseguir extraer lo mejor de los demás, comprometerse, hacer las cosas por placer y no para demostrar. Quiero que entiendan que no todos tenemos el mismo talento pero si las mismas oportunidades, que si eres capaz de soñarlo serás capaz de lograrlo. Les pido que nadie sea capaz de decirles que no seran capaces de hacer alguna cosa.

Les prometo que confiaré en ellos, les ayudaré a buscar aquello que les motive, les enseñaré a esforzarse, a ser responsables y perseverantes. Creo en la cultura del esfuerzo ya que aprender sin él es una quimera. Les explicaré que el éxito no se consigue de forma inmediata, que en su búsqueda tendrán que renunciar a muchas cosas y les exigirá un trabajo continuo, sacrificado.

Papá y mamá intentamos ser su mejor ejemplo.