- Mamá tengo ganas de ser mayor.
- ¿A si? Pues yo hay días que pagaría por volver a ser una niña. ¿Por qué tienes tantas ganas de crecer?
- Para que nadie me pueda mandar, para que sea yo quien pone las normas. Quiero ser libre.
- Y ahora ¿no lo eres?
- No, papá y tú muchas veces me decís lo que debo hacer, en el colegio la maestra no se cansa de poner normas y en el entreno de hockey, sigo obedeciendo al entrenador. A veces me siento como un pájaro enjaulado.
- Me saltaría todas las normas y sólo haría lo que me apeteciera en cada momento. Podría comer pizza sin que fuese fin de semana, dormir hasta no poder más un jueves o no ir a clase y jugar todo el día.
- Te invito a pensar sobre si ser libre no supone que debas ser responsable de tus actos.
- ¿A sí mamá? Si soy libre , ¿no podré hacer todo lo que me apetezca en cada momento?
- No hijo, la libertad no es la ausencia del compromiso, sino la capacidad de comprometerte con lo que es mejor para ti.
Explico a mis hijos que la libertad es la mejor arma que podemos poseer. Es el resultado del compromiso ante la vida, de la responsabilidad ante los problemas, es el producto de lo que decides mantener dentro de ti. En muchas ocasiones, para tener la capacidad de valorar las cosas, necesitamos que hayan a nuestro alrededor contrastes, momentos incómodos, situaciones grises, reveses que hacen que nos enfrentemos a la parte más opaca de nuestra existencia. Emociones que tienen poco marketing y que sólo, el buen uso de la libertad, nos ayudará a aceptarlas, gestionarlas y resolverlas de la forma más positiva.
Soy de las que piensan que el secreto de la felicidad está en la libertad y el secreto de ésta en la valentía. La libertad implica interés, riesgo, consciencia, constancia, disciplina y mucha voluntad. Exige obrar consecuentemente, preocuparse verdaderamente por los demás y ser nosotros mismos sin querer aparentar nada especial.
El aprendizaje empieza con la libertad y no el castigo. Motivo a mis hijos a que prueben, elijan, exploren, descubran hasta donde pueden o deben llegar, se equivoquen y asuman las consecuencias de sus decisiones. Les animo a que creen sin copiar, que piensen sin obedecer, a que no transcriban a los que imitan y consideren la duda como una de las piedras filosofales del aprendizaje.
Asumo el riesgo que supone educarlos en libertad, de proporcionarles situaciones donde puedan experimentar con el error. Les enseñaré a asumir las consecuencias con optimismo y madurez e intentaré encontrar el equilibrio perfecto entre la disponibilidad máxima y la distancia adecuada. Les alentaré a que sean ellos los que tomen la iniciativa para hacer, pedir ayuda o decidir como actuar siendo fieles a ellos mismos, a los valores universales, los deseos y la razón.
Porque la libertad es una cosa que se vive y se siente y no se medita o se acota. Les muestro dónde mirar, pero no les explico qué deben ver e intento que entiendan que la libertad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace. Una persona libre es responsable y lucha sin cesar por conseguir todo aquello que se propone.
Esta sociedad tan castigada necesita gente libre, osada, que sea capaz de vivir en el presente, atenta a lo que pasa ahora, sin miedo a cambiar lo establecido. Las personas libres arriesgan, crean, inventan, instauran pero principalmente sueñan.
Para mi ser libre es poder decir "te quiero" sin miedo al ridículo, besar sin pavor a sentir, expresar lo que piensas o sientes con ganas de sumar, explicarle a alguien que se equivoca para ayudarle a crecer, decir "no" sin miedo a herir y hablar con franqueza sabiendo que no gustará.
La secreto estará en conseguir un marco de confianza, referencia y seguridad donde el origen de todo será mi amor incondicional. El diálogo será la clave en nuestra relación, estableceré límites claros y concretos y les daré la licencia para que actúen con la impulsividad propia de la niñez.
Promoveré que sean los únicos dueños de sus sueños, les concederé responsabilidades, les enseñaré a decir "no", evitaré la sobreprotección y les escucharé con atención. Me esforzaré en comprenderlos, les ayudaré a encauzar sus afanes e ilusiones, razonaremos juntos e intentaré respetar su espacio vital. Aprenderé a retirarme a tiempo cuando hayan tomado una decisión y estaré a su lado cuando toque volver a construir.
Soy de las que piensan que el secreto de la felicidad está en la libertad y el secreto de ésta en la valentía. La libertad implica interés, riesgo, consciencia, constancia, disciplina y mucha voluntad. Exige obrar consecuentemente, preocuparse verdaderamente por los demás y ser nosotros mismos sin querer aparentar nada especial.
El aprendizaje empieza con la libertad y no el castigo. Motivo a mis hijos a que prueben, elijan, exploren, descubran hasta donde pueden o deben llegar, se equivoquen y asuman las consecuencias de sus decisiones. Les animo a que creen sin copiar, que piensen sin obedecer, a que no transcriban a los que imitan y consideren la duda como una de las piedras filosofales del aprendizaje.
Asumo el riesgo que supone educarlos en libertad, de proporcionarles situaciones donde puedan experimentar con el error. Les enseñaré a asumir las consecuencias con optimismo y madurez e intentaré encontrar el equilibrio perfecto entre la disponibilidad máxima y la distancia adecuada. Les alentaré a que sean ellos los que tomen la iniciativa para hacer, pedir ayuda o decidir como actuar siendo fieles a ellos mismos, a los valores universales, los deseos y la razón.
Porque la libertad es una cosa que se vive y se siente y no se medita o se acota. Les muestro dónde mirar, pero no les explico qué deben ver e intento que entiendan que la libertad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace. Una persona libre es responsable y lucha sin cesar por conseguir todo aquello que se propone.
Esta sociedad tan castigada necesita gente libre, osada, que sea capaz de vivir en el presente, atenta a lo que pasa ahora, sin miedo a cambiar lo establecido. Las personas libres arriesgan, crean, inventan, instauran pero principalmente sueñan.
Para mi ser libre es poder decir "te quiero" sin miedo al ridículo, besar sin pavor a sentir, expresar lo que piensas o sientes con ganas de sumar, explicarle a alguien que se equivoca para ayudarle a crecer, decir "no" sin miedo a herir y hablar con franqueza sabiendo que no gustará.
La secreto estará en conseguir un marco de confianza, referencia y seguridad donde el origen de todo será mi amor incondicional. El diálogo será la clave en nuestra relación, estableceré límites claros y concretos y les daré la licencia para que actúen con la impulsividad propia de la niñez.
Promoveré que sean los únicos dueños de sus sueños, les concederé responsabilidades, les enseñaré a decir "no", evitaré la sobreprotección y les escucharé con atención. Me esforzaré en comprenderlos, les ayudaré a encauzar sus afanes e ilusiones, razonaremos juntos e intentaré respetar su espacio vital. Aprenderé a retirarme a tiempo cuando hayan tomado una decisión y estaré a su lado cuando toque volver a construir.
Hijo, ojalá sea capaz de lograr que seas libre, enseñándote a pensar y no a obedecer. Recuerda que a lo que muchos le llaman locura pero otros es el preciado tesoro de la libertad.
Precioso y muy atinado post. Me ha encantado la conversación maternofilial y tu estilo educativo tan comprometido. A ver qué tal se me va dando a mí cuando El Santo vaya creciendo.
ResponEliminaMuchisimas gracias me alegro que te haya gustado. Mis post siempre empiezan a raíz de una conversación con alguno de mis hijos. Estoy convencida que lo harás genial!!
ResponEliminaUn abrazo
Madre mia! Has dado en el clavo con mis expectativas como madre....aunque a veces me resulta muy complicado. Aysss y es que educar es tan dificil. Muchas gracias Sonia.
ResponEliminaMuchas gracias Mónica Villar ahora toca ponerlo en práctica!!
ResponEliminaQué bonito Sonia! A eso si se le llama educar. Tus hijos pueden estar muy orgullosos de tener una mamá como tú que los guía y los hace reflexionar sobre cuestiones tan trascendentales como esta y hacerles críticos. Enhorabuena!
ResponEliminaMuchas gracias!! Me alegro te haya gustado. Hay que trabajar para ponerlo cada día en práctica. Un abrazo
ResponEliminaChapeau!!!
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