Llantos frecuentes, berrinches incontrolados, emociones intensas, hipersensibilidad a los sonidos o a los olores, pánico a acercarse a desconocidos, negación a probar un alimento por su textura o a ponerse una prenda de ropa con un tejido que pica o molesta. Estas son algunas conductas que alertan de que nuestro hijo podría ser un niño con alta sensibilidad. Unas conductas que nada tienen que ver con que actúe de forma caprichosa, que actúe de forma exagerada o quiera llamar la atención del adulto en todo momento.
Las personas PAS (niños o jóvenes con alta sensibilidad o altamente sensibles) no sufren ninguna enfermedad o trastorno psicológico. El NAS (rasgo de personalidad de niños y niñas altamente sensibles) , definido por primera vez en 1991 por la psicóloga e investigadora estadounidense Elaine Aron, es un rasgo de personalidad hereditario que se manifiesta desde muy temprana edad y que puede afectar a uno de cada cinco niños. Una característica que condiciona su desarrollo y la manera en la que perciben y sienten las cosas, aprenden y se relacionan con su entorno.
El niño o joven NAS tiene un sistema sensorial muy agudo siendo capaz de captar pequeños detalles que otras personas no observan. A través de unos sentidos muy desarrollados procesan cognitivamente la información sensorial, social y emocional con más profundidad. Perciben el mundo de manera distinta y eso condiciona la forma en la que van construyendo su propia identidad. Suelen mostrar sensibilidad a estímulos externos: mostrarse muy incómodos ante los ruidos estridentes, con la intensidad de la luz o los lugares donde se aglomera mucha gente.
Por otro lado, experimentan el miedo, los celos, la tristeza, la frustración, la rabia o la injusticia de forma muy intensa, llegándose a sentir abrumados o inmensamente incomprendidos. Unas emociones que pueden afectarles a la hora de tomar decisiones, comportarse en el colegio o en casa o relacionarse con los demás. Son niños y jóvenes que pueden llegar a sentirse solos, incomprendidos y superados por los estímulos que les rodean. Por esta razón es tan importante que desde bien pequeños sientan el calor y la empatía de las personas que les quieren, que les eviten situaciones estresantes y que les ayuden a desarrollar estrategias para mesurar la importancia de las cosas.
Claves para poder acompañar un niño o joven PAS desde la comprensión y la serenidad:
- Integrar este rasgo de personalidad en su vida para que pueda vivir de una manera equilibrada. Aceptándole tal y como es, sin compararlo con otras personas o sobreprotegerlo, atendiendo sus necesidades. Sentirse aceptado y comprendido le permitirá construir una autoestima sana y pedir ayuda siempre que lo necesite sin sentir vergüenza.
- En edades tempranas, controlar mucho el uso de las pantallas y todo el contenido que pueda ver a través de internet o en la televisión. Cualquier imagen o noticia puede desestabilizarlo y afectarle creándole mucha inseguridad y miedo.