diumenge, 17 de desembre del 2017

NO TODO EL MUNDO TRIUNFA


- ¿Y si no triunfo qué pasa?

- Quizás sería mucho más fácil definir qué es para ti triunfar.

- Pues conseguir todo lo que me propongo.

- Seguramente el triunfo pase por aprender a fallar.

Vivimos en la sociedad del éxito, de los logros, de los retos conseguidos. Donde sólo hay espacio para los ganadores, para los triunfos publicitados, para las conquistas maquilladas. Queda poco espacio para el fracaso, para los tropiezos, para los reveses. Quien no triunfa no existe, no interesa.

Nos venden un éxito rápido que nos embauca.  Al que todo el mundo tiene acceso asegurado, al que deseamos llegar sea cual sea el precio que debamos pagar. Son los otros quién marcan las tendencias, los que crean nuestras necesidades, quienes definen qué supone ganar.

Por suerte llega un día en el que aprendes que nunca llegarás a ser una experta en nada y que perderás a menudo. En el que admites que tus virtudes no son muy diferentes a las que el resto, que nunca recibirás un galardón importante o llegarás a ser una leyenda. Ese momento en el que ya no necesitas demostrar a nadie lo que vales o sientes, donde ya no te obsesiona destacar.

Y empiezas a creer en un éxito asociado al hábito, la iniciativa, la perseverancia y la disciplina. Que se construye a diario con tesón y rabia. Un éxito que descubre las cosas que en realidad importan, que invita a sobresalir de uno mismo  aceptando nuestras inseguridades y complejos.

Sin la necesidad de estar por encima de nadie, sin esperar que los otros valoren tu brillo, sin tener que aparentar. Un triunfo que te ayuda a dejar de huir de lo que te asusta convirtiéndote en el mejor de los refugios, que te enseña a quererte, a creer en la ilusión.  Que te demuestra que el número de seguidores no determina tu talento.

Triunfar es conseguir vivir sin esperar, sin exigir, sin juzgar.  Aprendiendo a hacer las cosas de corazón, agradeciendo, escuchándose a uno mismo sin miedo. Reinventándote a diario, creando oportunidades, rechazando la mediocridad. Teniendo agallas de pasar a la acción sabiendo que puedes estrellarte, inyectándole pasión a cada uno de tus proyectos.

Ganar es ser capaz de valorar cada paso, trabajando a diario, caminando con determinación ante los sueños. Atreviéndote a amar sin medida, a sentir sin controlar, a rodearte de gente que te haga mejor.

Hijo, éxito es vivir dejando de esperar, de justificar los fracasos, siendo coherente con lo que sientes. Defendiendo las propias decisiones, sin prejuicios ni pretextos. Aceptando los desengaños, la vulnerabilidad, las pérdidas.

Triunfar es ATREVERSE a VIVIR.

dilluns, 11 de desembre del 2017

TODOS QUEREMOS QUE ALGUIEN VUELVA

- ¿Qué haces tú cuando echas mucho de menos a alguien que ya no está?

- Intento recordar qué era lo que más me gustaba de él.

- ¿Y eso te hace estar menos triste?

- Eso me ayuda a saber la suerte que tuve de poder tenerlo en mi vida.

A todos nos gustaría que alguien volviese, aunque fuese sólo por unos instantes. Para volver a compartir una sobremesa, para podernos fundir con él en un silencioso abrazo, para poder susurrarle al oído que sientes más miedo desde que se fue.

Para poder confesarle que aún sigues necesitándole como cuando eras pequeña, para pedirle que vuelva a explicarte aquella historia que tanto te hacía reír, para que pueda abrazar a tus hijos. 

Aunque sólo sean unos minutos para poder agradecerle lo mucho que creía en ti, que te escuchase sin tener que pedírselo, que no se cansase de repetirte que tenías talento. Para decirle todo lo que no te atreviste a confesarle, para que pudiese ver en lo que te has convertido gracias a sus consejos. 

Para volver a sentir sus gestos, sus palabras de coraje, sus caricias.  Para poder decirle te quiero, para explicarle que lo añoras todos los días.

La muerte es una parte ineludible de la vida pero eso no consuela. Nadie está preparado para perder a alguien que quiere, para sentir su vacío, para añorar su olor. Para sentir su pérdida cada vez que miras su lado de la mesa.

Para ver sufrir a todos los que como tú le añoran, para explicar a un niño que nunca volverá a ver a su abuelo, para perder a un padre, un hermano o un amigo. Nadie está listo para que la vida le pegue tan fuerte sin opción a réplica, para que te robe la posibilidad de acompañarle en sus últimos momentos, para entender porqué una enfermedad te lo roba sin casi avisar.


Dicen que nada enseña más que la muerte, que es una gran maestra. La muerte nos hace reestructurar la vida, nos enseña una nueva forma de exprimirla, de sentir. Nos recuerda nuestra torpeza a la hora de llenar nuestros días de excusas y postergas. Nos recuerda la importancia de centrarnos en lo que realmente importa, nos invita a ponerle nombres a las estrellas.

A la muerte hay que enfrentarse sin maquillar el dolor, sin edulcorar lo que sentimos. Hay que llenarla de verdad, de sencillez. Se la acompaña compartiendo el llanto, respondiendo preguntas, sin miedo a recordar. Aceptando nuestra vulnerabilidad, dejando de esperar que las cosas pasen, sin temer sentirnos vivos, de forma intensa, sin miedo. Sabiendo perdonar sin estar anclado al pasado, mirando al futuro con ilusión.

diumenge, 3 de desembre del 2017

NO TENGAS MIEDO

- ¿Qué hay que hacer cuando uno tiene miedo?

- Intentar ponerle nombre.

- ¿Y si no sabes de dónde viene?

- Atacarlo sin retroceder un solo milímetro.

Todos tenemos miedo. Con formas, nombres o trajes diferentes pero todos lo sentimos. Miedos que arrastramos desde pequeños o que van apareciendo en nuestro camino. 

Miedo a perder lo que uno ama, a no estar a la altura, a ser juzgado. A no convencer a los que mandan, al fracaso o a lo desconocido. A los imprevistos, al que dirán, a las estúpidas discusiones. A sentirnos vulnerables, poco capaces o a no tener suficiente talento.

Miedos producidos por nuestros errores, frustraciones o complejos. Por nuestra manera equivocada de ver las cosas, de escuchar el alma, de querernos. Algunos nos los contagian y otros torpemente nos los creamos.

El miedo nos hace pequeños, detiene nuestro impulso. Roba nuestros sueños, nos hace diminutos. Llena de obstáculos nuestros días, contamina nuestro tiempo, nos instala en un laberinto. Nos colma de reproches, de tristeza, de llanto. Hace que nos sintamos extraños en nuestro propio cuerpo, que el alma nos pese, saca nuestra peor versión.

Difumina nuestros proyectos, nos seduce a abandonar nuestro empeño. Nos confunde, paraliza y nos encoge por dentro. El miedo nos limita, sabotea nuestras emociones, se adueña de nuestra sonrisa. Sutilmente nos recuerda que quizás no seamos suficientemente buenos.

Inútilmente invertimos nuestra energía en evitarlo olvidando que lo más importante es nuestra actitud ante él. Postergamos mirarle cara a cara sin importarnos que sea la brújula que marca nuestros pasos.

La única forma de ganarle es ir a por él, sin medias tintas ni excusas. Pegándole con rabia, intimidándole para que vea que ya no tenemos miedo a decidir, a coger las riendas.

Rompiendo con todos los moldes que no han funcionado hasta el que el momento, reconociendo lo que nos inmobilizaba, entendiendo que la cobardía es la peor compañera de viaje. Haciéndonos inmensos, creciendo ante las adversidades. Luchando contra el miedo admitiendo nuestros defectos, ajustando nuestras metas, buscando nuevos aliados. Queriendo nuestras rarezas, asumiendo riesgos, buscando respuestas.

Y cuanto más le atacas más diminuto se hace, más tímido y cobarde. Porque se da cuenta que ya no huyes, que ya no utilizas pretextos baratos, que contra más te quieres menos le temes. Y logras borrar el dolor que te ha causado al saber cuántas puertas ha sido capaz de cerrarte, los planes que ha envenenado, las ilusiones que te ha estafado.

Ahuyentándolo, colisionando contra él con fuerza, identificando tus ridículas ansiedades. Sin achicarnos, sin darle tregua. Probando, cayendo, aprendiendo. Admitiendo que el miedo va a acompañarnos toda la vida ganemos o perdamos.

Hijo, el cobarde es el que no se enfrenta al miedo no el que no lo supera. Serás feliz el día en el que seas consciente que todo lo que quieres está justo detrás él.

dimecres, 29 de novembre del 2017

CURSO CRIANZA RESPETUOSA EN LA PRIMERA INFANCIA + SORTEO

Hace unos días me animé a realizar el curso de CRIANZA RESPETUOSA en la PRIMERA INFANCIA de la ESCUELA BITÁCORAS. Una escuela que ofrece un amplio abanico de cursos con temáticas muy diversas (crianza, alimentación, salud, imagen...) impartidos por los autores de los mejores blogs de la blogosfera actual. 
Sin duda lo mejor de esta plataforma es que podemos realizar el curso elegido a nuestro ritmo pudiendo acceder a él cuando queramos desde cualquier dispositivo electrónico. Todos los contenidos de sus cursos están distribuidos de forma clara y entendedora. Además, a lo largo del curso es posible interactuar con el docente que lo imparta pudiéndole preguntar todas las dudas que vayan surgiendo a lo largo de las lecciones.
El curso de Crianza Respetuosa en la primera infancia está impartido por Soraya Sánchez autora del blog La mamá de pequeñita. Psicóloga, formadora y asesora de familias. Un curso  dirigido a mamás, papás o profesionales de la educación  que quieran aprender a educar desde el respeto, la calma, el afecto y la escucha.


A lo largo de sus doce lecciones aprendemos a identificar cuáles son las necesidades básicas de nuestros pequeños durante sus primeros años de vida y los diferentes estadios de pensamiento por los que pasan. El curso dedica un espacio muy importante a hablarnos de la importancia que tiene el apego seguro en el desarrollo de nuestros hijos favoreciendo su resilencia y la autonomía.
A lo largo de las lecciones Soraya nos explica cómo conseguir que nuestros hijos crezcan felices e independientes acompañándolos de forma respetuosa estableciendo normas y límites basadas en la libertad. Destaca  la importancia que tiene el tono emocional y la palabra a la hora de comunicarnos con nuestros hijos y lo esencial que es respetar sus emociones.

El curso también nos facilita herramientas para ayudarnos a gestionar la ira y las rabietas de nuestros pequeños según la etapa de desarrollo  en la que se encuentren y como conseguir educar sin premios ni castigos. Además, aprendemos a educar desde la calma ayudando a  nuestros hijos a valorar la belleza de todo aquello que les rodea.

En las últimas lecciones hablan de la importancia que tienen el juego espontaneo y las expresiones artísticas en el desarrollo, como fomentarlo y respetarlo. Además Soraya nos da magníficos instrumentos para poder aprender junto a ellos.
Sin duda un curso  muy recomendable para todas aquellas que crean que el respeto, el cariño y el amor son las bases más importantes para educar.

Y ahora llega el GRAN SORTEO junto a la Escuela Bitácoras. Sorteo dos plazas para el curso de la temática que tú quieras de la escuela. Un ganador saldrá elegido de su participación en Facebook y el otro de Instagram. Se podrá participar en las dos redes sociales si así lo deseas. El sorteo estará abierto hasta el día 12 de diciembre y el ganador será anunciado el 15.  ¿A qué esperas para participar?


diumenge, 26 de novembre del 2017

NO SIEMPRE TIENES QUE SER FUERTE


- Me he aguantado el lloro y nadie se ha enterado mamá.

- Llorar delante de los demás no es un signo de debilidad.

- Todo el mundo disimula cuando no está bien.

- Quizás deberíamos aprender a que fingir lo que sentimos es la peor forma de crecer.

Nos enseñan ser fuertes, a mostrarnos implacables. A esconder nuestras debilidades y disfrazar nuestras fisuras. A fingir nuestra entereza aunque estemos rotos por dentro. Nos entrenan para ser capaces de superar todos los baches, para ser de aquellos que siempre lo consiguen.

Nos instruyen para maquillar nuestras debilidades por miedo a mostrarnos vulnerables.  A embotellar nuestras emociones , a esconder lo que realmente somos, sentimos o necesitamos. A seguir las señales que otros marcan, a hacer cosas porque tocan. No nos dan permiso a expresar lo que nos quema por dentro.

Nadie nos enseña a tocar fondo, a mostrarnos frágiles, a admitir que necesitamos que nos cuiden. 

A ser honestos con lo que nos pasa, a aceptar que las cosas nos afectan, que nos rompen por dentro.

Ocultamos lo que sentimos para evitar mostrarnos derrotados. Nos escudamos en una falsa valentía sabiendo que las emociones tristes incomodan, que están fuera de moda. Sobrevivimos  a cada paso del vendaval sin plantearnos si realmente somos felices.

Sería mucho más sencillo si nos hubiesen explicado que las dificultades se convierten en magníficas oportunidades para crecer, para transformarnos por dentro. Que nuestros conflictos, insatisfacciones o derrotas curten el alma. Que tenemos el derecho a sentirnos extraviados, confusos o muertos de pánico.

Ojalá nos hubiesen enseñado a utilizar las mejores herramientas para sobreponernos a la adversidad sin escondernos, sin juzgarnos, sin sentirnos culpables. A tener miedo, a aprender de él sin silenciarlo entre las sábanas, a no disimular nuestro dolor con máscaras o excusas. A vivir sin necesitar la aprobación de los otros, priorizando lo que realmente necesitamos, sin dudar lo que merecemos.

Aprendiendo sin la necesidad de tenerlo todo controlado, estando dispuestos a retroceder las veces que hagan falta sin que nos tiemble el pulso. A admitir que a veces los cambios duelen, que no es fácil tomar decisiones. A no pedir perdón por dudar, por sentir temor, por fallar. A llorar acompañados, a pedir auxilio sin sonrojarnos. A no ser menos de lo que queremos, a reinventarnos las veces que hagan falta atacando a nuestros fantasmas cara a cara.

Hijo, tienes derecho a mostrar lo que sientes, a bailar el momento coreografiando tus pasos, a vivir amando lo impredecible  porque caer no te hace pequeño. 

diumenge, 19 de novembre del 2017

DAME UN ABRAZO

- Como me gusta que hagas eso mamá.

- A mi me encanta hacerlo.

- Después de un abrazo todo se vea diferente, ¿verdad?

- Los abrazos tienen un efecto sanador.

Recuerdo como me gustaban los abrazos de mi abuela materna. Cuando me abrazaba parecía que el tiempo se detenía y los problemas se esfumaban. No hacía falta pedirselos, ella siempre sabía cuando debía dármelos. No necesitaba añadirles palabras para que hiciesen efecto especialmente aquellos días donde parecía que las fuerzas del firmamento se habían conjurado en mi contra.

Dicen que el abrazo es el único traje que se amolda a todos los cuerpos. Los abrazos inyectan energía, rescatan esperanzas, se convierten en grandes aliados ante el miedo. Facilitan la comunicación afectiva, el sentimiento de empatía, la comprensión.  Nos ayudan a fortalecer vínculos, a regalar consuelo, a educar. Tienen un poder medicinal.

Existen tantos abrazos como personas, como circunstancias, como necesidades. Amo esos abrazos que hacen que las tristezas se vayan del cuerpo, que cicatrizan heridas, que reparan el alma. Que acarician las penas, espantan fantasmas, acercan distancias y detienen el tiempo. Repletos de calidez, amor, seguridad.

Esos que alargan las oportunidades y abrigan los sentimientos. Que conectan emociones, comparten madrugadas y sintonizan sueños. Que derrotan al pánico y alivian el sufrimiento.

Me gustan los que provocan sonrisas, comparten victorias, reinician por dentro. Llenos de mensajes, confidencias, de serenidad. Que engrandecen los deseos, cargan de optimismo y se vuelven eternos.

En casa utilizamos diferentes tipos de abrazos. Está el “abrazo de oso polar”, consolador, cariñoso, que persigue animar y que el otro sienta que puede contar contigo. Un abrazo cargado de seguridad, apoyo y reafirmación.

El “abrazo de pingüino”, es corto y juguetón, donde las mejillas se juntan y con él la risa está asegurada si se acompaña con una buena dosis de cosquillas. Abrazo para compartir en momentos distendidos y reconfortantes.

El “abrazo volador”, mí preferido,  es aquél que nos dan cuando echan a correr con ímpetu al vernos llegar. Abrazo lleno de magia, ilusión, espontaneidad y sorpresa. Cortos pero muuuuy intensos. Aquel momento que te hacen sentir única al ser la elegida.

Por último está el “abrazo zen”. Aquel que te llena de energía, que te carga las baterías. Un abrazo sublime, largo, abierto, tranquilo, agradecido y genuino. Un abrazo dado en silencio.

La magia de un abrazo es que al darlo recibimos otro.

diumenge, 12 de novembre del 2017

EL ARTE DE VIVIR

Nos empeñamos a malgastar nuestros días mostrándonos torpes o cobardes a la hora de vivir. Olvidamos nuestro compromiso al dejar pasar casi a diario el tren de nuestros sueños por falta de valor o ganas de intentarlo. Permitimos que se difuminen nuestras ilusiones entre pretextos, postergando a que llegue el momento perfecto. A menudo deseamos que la vida nos regale lo que necesitamos sin estar dispuestos a salir a buscarlo, mostrándonos inmóviles cuando las cosas se complican. Se nos pasa la vida sin vivirla.

La vida no es algo que funcione de manera matemática, que responda a ninguna ecuación. Tampoco creo sea el azar, las rachas de buena suerte o la proveniencia quien determinen nuestro destino. Son nuestras decisiones las que nos ponen en la casilla que merecemos.

A vivir se aprende, hay que echarle ganas. La vida te pide cuentas a diario así que más vale exprimirla con garra. La suerte aparecerá en función de lo que estemos dispuestos a pelear, arriesgar y trabajar. 

Vivir es aprender a gestionar nuestras circunstancias, dejar de lamentar lo que nos falta, perseguir lo que deseas. Gozar sin motivo, agradecer el presente, mirar la vida sin complejos, sin acentuar lo negativo.

Reconstruirse cada vez que sea necesario, sabiendo lo que merecemos, sintiendo sin miedo.

A veces hay que hacerlo mal para aprender. Vivir también es atreverse a fallar, decepcionar, romper con lo que otros piensan. Jugársela sin reservas, sin encogerse. Inyectando la adrenalina necesaria para no tener que vivir de alquiler, sin esconderse, sin tregua. Conjugando verbos prohibidos, eliminando el condicional de nuestras acciones, creando nuevos moldes.

Vivir sin estar al servicio de los resultados, sin esperar recompensas. Sintiéndonos inmensos, creyendo en lo que nos palmita por dentro, desarrollando nuestro potencial. Aceptando nuestras miserias, defectos, los bandazos del destino. Estando dispuestos a navegar sin mapas, sin miedo a romper rutinas, excediéndonos en lo que nos produce la sonrisa.

Arriesgando, siendo contundentes con lo que realmente deseamos, flirteando con la ventura, aprendiendo de los mejores. Reseteando las veces que sean necesarias, sin discutir con quien no tiene ganas de escucharte, creyendo en los impulsos.

Ojalá nunca olvidemos que con los pies en la tierra no se puede soñar.

diumenge, 5 de novembre del 2017

QUIERE TU IMPERFECCIÓN

-  ¿A ti te da miedo que vean que te equivocas?

-  En absoluto.

- ¿Y si no les gustan tus defectos?

- Nadie es perfecto.

- ¿Y no intentas esconderlos?

- Lo mejor que puede pasarnos en la vida es querernos sin condición.

Disfrazamos nuestras imperfecciones buscando la captura perfecta. Tuneamos con filtros nuestros defectos por miedo a no ser aceptados. Vivimos en la época de las apariencias, las tendencias, los likes. Depuramos nuestra vida para que a los otros les fascine, fingimos ser algo para lo que no estamos preparados. Vendemos nuestro ser por poseer y convertimos el pretexto en el mejor aliado para nuestro inmovilismo.

Nos empeñamos a hacer lo que los otros desean, sentimos lo que marcan las tendencias. Nos enamoramos únicamente del brillo de las cosas obviando lo que realmente significan, buscamos que sean los otros los que decidan por miedo a que conozcan nuestras debilidades. Permitimos que cualquiera juzgue nuestra vida olvidando el impacto que produce en nuestra alma.  Nuestras aspiraciones quedan relegadas a la aprobación de los otros, a esperar el momento perfecto.

Somos infelices por nuestro excesivo nivel de exigencia, de culpa, de vulnerabilidad. Nos da miedo conocernos a fondo por pavor a encontrar a alguien que no guste a los demás. La lista de tareas pendientes aumenta a diario por nuestro conformismo, por nuestra falta de iniciativa. Nuestras ambiciones se van desdibujando a medida que aumentan nuestros complejos.

Es más seguro vivir en la zona que controlas, enseñando únicamente las cartas que hablan de tu parte que destaca. Sin correr riesgos, sin creer en tu capacidad de triunfar. Viviendo en la constante insatisfacción, en la incomodidad de no reconocerte cada vez que te miras al espejo. La búsqueda de la perfección nos paraliza, acaba con nuestra autenticidad.

Todo cambia en el instante que eliges ser tú quien dirige tu destino, de tener coraje para ser uno mismo, para ser coherente con lo que sientes. Decidiendo que la opinión de los demás acaba donde empiezan tus sueños, aprendiendo a dejar ir, a soltar.

Te das cuenta que todo es más fácil cuando eres capaz de querer tus incorrecciones y dejas de esconderte. Admitiendo tus manías, tus raíces, tus sombras.  Enamorándote de tus cicatrices, de tus arrugas, de tu forma de bailar en los escenarios. Estando orgulloso de quien eres sin tamiz, sin traicionar a tus sentidos, sin reservas.  Aprendiendo de cada uno de tus fracasos, tus malas elecciones, tu falta de agallas. Sabiendo que lo que realmente te define son nuestras obsesiones, nuestros momentos absurdos, las sombras que aparecen mientras caminamos.

Atreviéndote a buscar tu sintonía, comprendiendo tu torpeza, cambiando la culpa por aprendizaje. Sintiéndote merecedor de tus triunfos, viviendo sin necesitar cumplidos, inventando lo que te apetezca. Entregándote a lo que realmente te apasiona, dejándote sorprender por la vida, sin esperar garantías, sin creer que es tarde para intentarlo.

Hijo, benditas imperfecciones nunca olvides que siempre es el momento.

diumenge, 29 d’octubre del 2017

¿TÚ CREES EN LA CASUALIDAD?

- Mamá, ¿tú crees en las coincidencias?

- Creo más en que todo tiene una causa.

- ¿Aunque a veces  las cosas parezcan que pasen por arte de magia?

- Yo pienso que todo pasa gracias a nuestra intención.

- Entonces, ¿no crees en la suerte? 

- Creo que son nuestras acciones las que dibujan el destino.

Creo en las casualidades buscadas, los tropiezos inesperados, los momentos complicados, los cambios bruscos de rumbo. Esos que desequilibran y rasgan nuestra alma, que desnudan nuestro espíritu. Creo en las oportunidades perdidas, los fallos que avergüenzan, los errores repetidos que piden a gritos nuestra atención. En las personas que se cruzan en tu vida para mejorarla, los silencios que explican y la magia de las estrellas. En las curvas del camino, las sonrisas provocadas, las señales del destino.

En las interferencias que aparecen en nuestra vida, las canciones que ponen letra a lo que sentimos, en los poemas que roban suspiros. Creo en las conexiones imposibles que acaban triunfando, las cosas que fluyen sin garrea, los enlaces disruptivos.

En los reveses que desnivelan, las decisiones equivocadas, los días con niebla. En el futuro incierto que cada uno dibuja, el miedo contenido, la libertad luchada, las decisiones en primera persona.

En los triunfos que no fuerzas, la intuición desbocada, en exponer abiertamente lo que deseas. En los homenajes improvisados, las oportunidades ganadas a pulso, los fantasmas que aleccionan.

En el pasado doloroso que instruye, las distancias que unen, los sacrificios sigilosos, las reflexiones bajo la luna. En los pasos que atraen la fortuna, el susurro que alienta, los faroles que dan tiempo.

En las ecuaciones que encuentran su incógnita, la suma de un todo, los milagros que crean. En las esencias que calan por dentro, el zarandeo que espabila, las cartas cifradas y los pensamientos arriesgados. En las pistas confusas, las conexiones eléctricas, los rechazos que enseñan y en el emprender con locura.

Creo en la brújula del compromiso, en que fluyan los sentidos, en los accidentes que cambian la mirada. En las mentiras piadosas, en las combinaciones imposibles, las caídas con encargo, las risas entrelazadas,  En los talentos ocultos que pocos captan, las heridas que sanan, las horas robadas que dan tregua.

Creo en los días sin desconfianzas, sin absurdas excusas, sin tareas postergadas. Sin aferrarnos a lo que nunca ha funcionado, sin vivir lamentando, consiguiendo que las cosas pasen.

Hijo, creo en que la vida te responde en función de lo que estés dispuesto a arriesgar.

dijous, 26 d’octubre del 2017

HIJO, TÚ TIENES LA CULPA

- Si él hubiese hecho lo que le tocaba no habría pasado nada.

- Seguramente deberías haber buscado soluciones antes.

- Si nos hubiesen dado más tiempo seguro que el resultado sería diferente.

- Quizás estés olvidando una parte importante del problema.

- ¿Cuál?

- Ser consciente de tu parte de culpa.

A menudo nuestra zona de confort se llena de excusas, de culpables, de situaciones postergadas. El si lo hubiese sabido, venido o llamado nos sirve para crearnos un perfecto colchón de pretextos. Nos hemos acostumbrado a repartir nuestras culpas, a dispersar nuestras responsabilidades, así todo se lleva mucho mejor. A culpar a los demás de nuestros tropiezos, decisiones equivocadas, decepciones o fantasmas. De nuestra falta de valentía, pereza o ambición.

Es mucho más fácil vivir sin querer asumir que somos vulnerables y que a menudo son nuestras malas decisiones las que nos llevan al mismísimo abismo. Los demás no tienen culpa que quizás hayamos dejado de soportarnos, de tratarnos con respeto, de creer en nuestros sueños. De nuestra falta de valor para tomar distancia cuando es necesario o de nuestro temor a hacer las cosas que nos producen vértigo.

Sólo nosotros tenemos la culpa de vivir condicionados por los cobardes, por los que no ansían el cambio, por los que no creen en los imposibles. Sólo es nuestra la falta de no creer en nuestro potencial, de haber decidido abandonar a nuestro instinto, de no querer apostar a fuego.

Todo cambia cuando logras cargarte de valor y decides comprometerte. Ese día que dejas de echar la culpa al universo de todo lo que te pasa y decides dejarte de esconder. Aprendiendo de tus cicatrices, trabajando tu coraje, entendiendo que la inmovilidad es el peor de los venenos. Aceptando que todos en algún momento decepcionamos, nos mostramos estúpidamente y nos convertimos en pequeños fraudes.

La culpa se hace más dócil cuando reconocemos nuestras propias rarezas, limitaciones y manías. Cuando perdemos el miedo a bucear por nuestros errores, baches o frustraciones. Cuando ya no necesitamos antifaces para reconocer nuestras fragilidad y entendemos que no merecemos nada que no nos hayamos ganado con nuestras acciones, con nuestro firme trabajo.

Y si queremos sentirnos culpables de algo que sea de fallar valiosamente, de perder el aliento por lo que deseamos, por no permitir que sean los otros quien dibujen nuestros caminos. De estar en primera línea de fuego, con las expectativas acertadas, las exigencias equilibradas, sin querer ser algo al que no estamos preparados.

Seamos los únicos responsables de no permitir que la culpa boicoteé nuestros proyectos, se convierta en una losa o devore nuestras ilusiones. De empezar de cero las veces que sean necesarias, de intentar aquello que deseamos, de tener la clarividencia de saber lo que nos roba la sonrisa.

Hijo, si tienes que ser culpable que sea por no haber abandonado jamás tus sueños. 

dilluns, 16 d’octubre del 2017

ESCUELA BITACORAS: DISCIPLINA POSITIVA

Que difícil resulta educar sin perder los nervios, sin levantar la voz, logrando ser coherente con lo que decimos, sentimos o hacemos. En ocasiones el ritmo que nos impone nuestro día a día, la dificultades para conciliar familia, carrera profesional y el tiempo para nosotros hace que acabemos educando en un ambiente hostil donde los reproches y las malas maneras se apoderan de nuestras relaciones.

Conocí a Bei a través del 2.0 y en seguida su discurso, su manera de entender la educación,  me cautivó. Por este motivo no dudé en escribirme en su curso de la Escuela Bítácoras llamado Disciplina Positiva. Bei, cree como yo,  en la necesidad de educar desde la calma, el cariño y el acompañamiento incondicional aunque en ocasiones resulte muy dificil. Una educación basada en el establecimiento de relaciones horizontales con nuestros hijos, valorando el error como parte esencial del aprendizaje e utilizando el ejemplo como la mejor forma de educar.


 


El curso está dirigido a mamás, papás y educadores que quieran formarse en Disciplina Positiva. Un modelo pedagógico basado en el respeto de los ritmos de aprendizajes, la empatía, la comunicación y el amor incondicional hacia nuestros pequeños.

3 horas y 15 minutos de curso dividido en 15 lecciones donde Bei nos da las bases para conseguir educar desde un nuevo prisma lleno de optimismo. La disciplina positiva tiene como objetivo que nuestros hijos comprendan y compartan el sentido de las normas y actúen con libertad, siendo conscientes que los actos siempre tienen unas consecuencias lógicas. Un método donde el autoconocimiento y la responsabilidad ocupa un papel esencial.


A lo largo de las 6 primeras lecciones aprendemos las características principales de la disciplina y la metodología necesaria para encontrar un equilibrio entre la LIBERTAD y la FIRMEZA a la hora de educar. Bei también nos explica la gran importancia que tiene que nuestros pequeños sientan pertenencia dentro de nuestro núcleo familiar.

Una relación basada en la amabilidad, el respeto mutuo y un tiempo compartido de calidad. Aprendemos también la importancia que tiene que seamos capaces de alentar a nuestros pequeños a conseguir todo aquello que se propongan a lo largo de su vidas ayudándoles a descubrir sus capacidades e intereses potenciando su autoestima.

El curso también nos ayuda a dar respuesta a la cantidad de retos educativos a los que diariamente nos enfrentamos en este apasionante mundo de la educación. Las actitudes desafiantes, los conflictos a la hora de realizar tareas o las rabietas y los enfados están presentes en todos los hogares casi a diario.

La Disciplina Positiva también nos permitirá aprender a poner el foco en las habilidades que queremos trabajar junta a nuestros pequeños y como hacerlo. El tiempo fuera positivo nos ayudará a entender la importancia de enseñar a nuestros hijos a autoregular sus comportamientos. Además aprenderemos a identificar el significado de las  conductas y la mejor manera de dar respuesta a cada una de ellas entendiendo que es un límite y cómo hacer un acertado enfoque de soluciones.

Durante las últimas lecciones Bei nos explica diferentes herramientas y técnicas educativas que podemos utilizar con nuestros hijos según la edad de éstos para hacer frente a los conflictos cotidianos, las peleas entre hermanos o el trabajo de las responsabilidades.

Uno de los recursos claves de la disciplina positiva son las reuniones familiares que nos permitrán establecer un tiempo familiar especial donde aprenderemos toda la familia a trabajar de forma cooperativa y conseguir establecer los acuerdos que marcaran el clima en el hogar.

El curso también nos animará a establecer retos educativos junto a nuestros hijos que se convertirán en una maravillosa forma de aprender y crecer de forma responsable y autónoma.

Sin duda es un curso 100% recomendable para todas aquellas personas que crean que el amor y el cariño son las bases más importantes a la hora de educar. Un curso muy práctico lleno de recursos y herramientas que nos permitirá conseguir una relación positiva junto a nuestros pequeños.

Además el curso, una vez adquirido,  puede ser visionado las veces que sean necesarias, sin horarios ni caducidad. Además a lo largo del curso es posible interactuar con Bei que te aclara todas las dudas que pueden irte surgiendo.

Si os animáis sólo tenéis que pinchar aquí para realizar la inscripción y podéis añadir el código de descuento  "sonialopez" y os realizarán un 10%.

dimecres, 4 d’octubre del 2017

HIJO, TÚ YA ERES EXTRAORDINARIO

- ¿Por qué hay gente que parece que brille siempre?

- Yo creo que todos lo hacemos.

- ¿Y por qué hay días que no lo notamos?

 - Porque nos empeñamos a ver siempre la parte más oscura de nosotros mismos.

- ¿Y cómo conseguimos ver el lado más bonito?

-  Queriéndonos sin condición.

A menudo postergamos nuestra felicidad por esperar ser alguien que quizás nunca conseguiremos. Nos autoimponemos etiquetas, creamos excusas o dibujamos imperfecciones que nos hacen sentir pequeños. Nos traicionamos a diario pensando que no somos demasiado buenos, que siempre habrá alguien que piense, haga o actúe mucho mejor que nosotros. Nos autoanulamos sin compasión, nos sobreexigimos, nos autosabotamos.

Nos hablamos sin cariño olvidando que somos lo más valioso que tenemos. Esperamos que el tiempo nos regale cosas que no estamos dispuestos a pelear por miedo al tropiezo, confiamos más en la suerte que en nuestra capacidad de lograrlo. Nos escondemos detrás de un personaje que a menudo no nos representa, nos otorgamos errores que nos rompen por dentro.
 
Hasta que llega ese día en el que te das cuenta que no tienes que ser extraordinario porque YA lo ERES. Ese instante en el que te atreves a hacerle muecas al espejo, te ríes de tus tropiezos y empiezas a brillar. Sin miedo a deslumbrar a nadie, con ganas de llenar tus días de retos, de oportunidades, de puertas por abrir. Ese en el que ya no buscas lejos lo que necesitas porque lo tienes justo en la punta de tu nariz. Sin atajos ni escondites.

Ese momento donde aprendes a aquietar tus miedos, a valorar tus logros y agradecer todo lo especial que hay en ti. A ser sincero con lo que necesitas, a exigir respeto, a imponer tus reglas, a saber que la verdadera batalla es la llevas por dentro. Sin buscar en los otros lo que te falta, amando lo que decides, apostando a fuego por tu intuición.

Esa mañana en la que decides que ha llegado el momento de quererte sin condición, en el que la confianza en ti mismo se convierte en tu mejor compañera de viaje, en el que necesitas empezar a volar. Siendo capaz de jugar con tus propias sombras, retando a la incertidumbre que antes te paralizaba, respirando fuerte aunque duela.

Y empiezas a vivir priorizando lo que te dicta el alma, convenciéndote que sólo tú diriges el timón de tu vida. Decidiendo, descartando, renunciando, creyendo en tu nueva ACTITUD. Aprendiendo, practicando, resolviendo inseguridades sin huir de uno mismo, sin rencores, titubeos o rabia.

Viviendo sin disfraces, mirándote por dentro como te mereces, aprendiendo a hacer magia con los errores. Sin necesidad de demostrar, de ser perfecto, de tenerlo todo controlado. Entendiendo por fin que lo importante no es lo que haces, tienes o aparentas sino lo que ERES, lo que SIENTES, lo que DESEAS.

Y dibujas tu vida sin guiones ajenos, rediseñándola las veces que sea necesario, sin fraudes ni mentiras piadosas. Sintiéndote especial, cuidándote con mimo, susurrándote a diario lo mucho que vales.

Hijo, nunca olvides que tú ya eres EXTRAORDINARIO.

dimarts, 3 d’octubre del 2017

ÁNGELES CON NARIZ ROJA

- Me chifla que hagas eso.

- ¿El qué mamá?

- Sonreír.

- Mis ojos se vuelven pequeños.

- Pero tu cara se llena de luz.

- Tú  dices que siempre hay un motivo para no dejar de reír.

- La vida a diario nos regala cosas fascinantes, hay que aprender a saberlas apreciar. Además la sonrisa es un maravilloso analgésico que puede llegar a curar.

Existen muchos tipos de papás y mamás, para variedad los colores. Cada uno con su forma de entender la educación, de marcar límites o aplicar una pedagogía u otra . Están los autoritarios o permisivos, los que dan el pecho durante años o los que deciden apostar por el biberón, aquellos que educan en la libertad o los que prefieren pautar cada paso que su hijo da. Pero hay algo que une a todos los papás del universo, la necesidad de ver a nuestros hijos sonreír.

Lo maravilloso de nuestros hijos es que no necesitan un motivo concreto para lograrlo, cualquier circunstancia es ideal para esbozar una sonrisa. Un ruido, una situación inesperada o la melodía de una canción, puede desencadenar una ráfaga interminable de carcajadas. En cambio, los adultos nos olvidamos en muchas ocasiones de sonreír y acabamos tiñendo nuestra vida de gris. Nos convertimos en verdaderos expertos elaborando listados infinitos de pretextos ridículos para no hacerlo. Torpes y desacertados, perdemos el hábito sonreír  y olvidamos el sinfín de beneficios que aparta una carcajada o una sonrisa de medio lado.
La risa llena nuestro cuerpo de felicidad y se convierte en una aliada impecable para bajar los niveles de estrés. Reír mejora nuestras relaciones, refuerza nuestro sistema inmunológico y fortalece nuestro corazón. La sonrisa es el idioma de las personas inteligentes, el arma más poderosa de comunicación, la mejor herramienta para expresar el privilegio que tenemos de disfrutar de la vida a diario. La risa no necesita de estrategia ni plan para hacer feliz.
Por suerte, hay adultos con un aura singular que han escogido la sonrisa como insignia para hacer feliz. La utilizan a diario en su trabajo como la mejor medicina y consiguen endulzar el camino de niños y adultos que les ha tocado librar una batalla contra la enfermedad. Ángeles con nariz roja, artistas profesionales que consiguen ponerle a la desventura un rayo de color. Auténticos querubines llenos de magia, que consiguen enmascarar el pánico y la incertidumbre con música y buen humor. Príncipes del júbilo y del entusiasmo que consiguen erizar la piel. Chistes, guiños y muecas que destornillan a los que sufren algún tratamiento.

Son los Pallapupas, seres llenos de cariño que tienen por esencia las ganas de ayudar. Capaces de contagiar frenesí, optimismo y ganas de seguir luchando a aquellos pasan largas estancias en el hospital. Payasos maravillosos que consiguen poner las habitaciones patas arriba para abarrotarlas de esperanza e ilusión. Que transmiten cariño, consuelo y seguridad a aquellos que sufren una enfermedad. Que contagian a las familias de fuerza y aliento y consiguen humanizar los largos pasillos de las plantas de hospital. Hechiceros de las palabras que consiguen irradiar las ganas de sanar. Capaces de acompañar y llenar de ilusión a adultos y personas de la tercera edad con el bálsamo de la carcajada.

Miradas cómplices, canciones que alivian, momentos que desintoxican y logran hacer paréntesis en el dolor. Malabaristas en propagar fe, que contagian ganas de vivir. Ilusionistas encargados de acompañar a los pequeños peleones hasta el quirófano y conseguir que se duerman sin miedo a lo que pasará. Napias coloradas que llenan de luminosidad centros residenciales, sociosanitarios y la planta pediátrica del hospital. Comediantes que mediante el teatro social nos ayudan a comprender mejor las enfermedades mentales y abren la ventana de la expresión y la comunicación a quienes la padecen. La dramatización se convierte en un vehículo maravilloso para que  familiares y pacientes retomen las riendas de sus vidas convirtiéndose en verdaderos protagonistas de su propia historia. Porque en cualquier momento nosotros o nuestros pequeños podemos necesitar que nos echen una mano y nos tiñan el sufrimiento de tonalidad hagamos que nuestras celebraciones familiares, retos solidarios o donaciones colaboren con esta gran obra social. Expandamos la bondad de estos magníficos titiriteros que hacen de las habitaciones con sábanas blancas y lugar también para soñar.

dijous, 21 de setembre del 2017

ENTREVISTA EN MUM AND TEEN

Conocí a Teresa Rey gracias a las redes sociales y sin duda es de las persona más profesionales con las que he podido colaborar. Su trabajo siempre rebosa creatividad, elegancia y profesionalidad. Hace unos meses que Teresa se embarcó en un maravilloso nuevo proyecto llamado MUM AND TEEN. Un espacio dedicado a la adolescencia desde una visión muy positiva y llena de optimismo. En su web podemos formarnos, compartir inquietudes sobre esta trepidante etapa y solucionar dudas.

Os invito a navegar por ella y descubrir una forma de mirar y entender esta etapa tan trepidante desde la óptica de la disciplina positiva. Hoy tengo el privilegio de estrenar una nueva sección llamada "En buena compañía" donde comparto con Teresa mi visión de la adolescencia desde la óptica de un docente.

Aquí puedes leer la entrevista: ENTREVISTA


dilluns, 18 de setembre del 2017

QUIEN SALTA NUNCA PIERDE

- ¿Cuándo se sabe que es el momento?

- Notarás algo por dentro.

- ¿Aunque no sepa exactamente lo que quiero?

- Pese a que no sepas muy bien hacia donde tirar.

- ¿Y si  lo intento y me doy cuenta que me he equivocado?

- Te tocará volver a saltar.

SALTAR da miedo, hacerlo por primera vez aterra. Ese preciso momento en el que nos invaden los fantasmas, las dudas, los por qué. Donde nos planteamos si seremos capaces de lograrlo, si estamos suficientemente preparados, si los demás lo llegarán a entender. 

Están los que piensan, programan, desean pero nunca actúan. Los que postergan, inventan excusas o malgastan su genialidad. Aquellos que crean ataduras, inventan dogmas o diseñan evasivas. Esos que envidian a los que se atreven, que desean lo que no están dispuestos a intentar, que esperan que la fortuna les regale lo que los otros consiguen con actitud. 

Los otros son los que SALTAN sin que les tiemble el pulso, los se han cansando de quedarse sólo en el intento, de que les expliquen que se siente al conseguirlo. Esos que sienten la imperiosa necesidad de poner su alma en lo que tocan, de llenar su vida de propósitos, sin dar explicaciones, sin buscar razones, aunque les toque andar solos en el camino. Los que pasan largas noches en vela creando, estableciendo estrategias, esbozando soluciones, delineando coyunturas.

Aquellos que confían en su pulso, crean oportunidades  y se sienten extraordinarios por el simple hecho de intentarlo. Que no se esconden, que huyen de la rutina que les apaga, sin buscar coartadas, sin dibujar pretextos. Aceptando el miedo como parte del trato, viviendo despierto, acometiendo lo que les inquieta. Creyendo que las dificultades hacen al camino más mágico, que sobresalen de ellos mismos, que creen con determinación.

Buscando la excelencia, devorando cada paso, cogiendo más impulso cuando todo se complica. Rediseñando sus vidas a diario,  sin creer en la suerte y sí en el trabajo, reconociendo el pánico a los desconocido, creyendo en lo imposible, esos que no se conforman con nada que no les haga sonreír. Creando métodos, rompiendo muros, responsabilizándose de su propia felicidad.

Esos que viven acorde a sus sueños, que exprimen sus días con acierto, que están en paces con su ego. Sin caer en sus trampas, sin desear nada que no merezcan, sin atajos ni enredos. Que fallan pero no bajan los brazos,  que aman el riesgo con responsabilidad

Hijo quien se atreve a SALTAR siempre gana.

dilluns, 11 de setembre del 2017

10 cosas que TODOS los niños deberían APRENDER

- ¿Qué es lo más importante que debería aprender?

- Lo que de verdad importa.

- Ya, pero de eso no te examinas.

- ¿No crees que la prueba más importante que deberías superar es la de exprimir tu propia vida al máximo?

- ¿No te preocupa que escriba o cuente bien?

- Lo que más me importa es que todo lo que te propongas te haga feliz.

Nos obsesionamos con que nuestros hijos o alumnos aprendan el máximo de contenidos. Pocas veces nos planteamos si lo que nos empeñamos a que memoricen o practiquen les ayudará a conseguir el objetivo más importante que deberíamos marcamos a diario, ser felices. A menudo olvidamos enseñarles las competencias necesarias para vivir en equilibrio, para que crean en sus sueños, para que sean capaces de seguir su intuición.

A medida que tus hijos crecen empiezas a ser consciente que lo realmente importante que deberían aprender es:

1. Las GANAS de VIVIR se entrenan cada día. Dándole una oportunidad a cada nuevo amanecer, deseando avanzar a diario, creyendo que cada paso te acerca a tu objetivo. Olvidando las veces que hayas tropezado, buscando los mejores cómplices de viaje.

2. Haz lo que te haga FELIZ con mucho EXCESO. Busca lo que te ilumine la mirada, aquello que te toque el alma, eso que te robe el sueño a diario.

3. Los DESEOS no se piden, se CUMPLEN. Actúa, trabaja, traza puentes, dibuja soluciones, empieza de nuevo las veces que sea necesario. Con firmeza y coraje.

4. Al final SOMOS lo que nos atrevemos a INTENTAR. Sin miedo a probar, a fallar, a avanzar aunque los otros no lo entiendan. Aprendiendo de cada tropiezo, siendo valientes, osados.

5. Las EXCUSAS sólo valen para perder OPORTUNIDADES. El mañana quizás no exista, el presente es lo único debemos exprimir. Sin postergar, sin buscar culpables, sin envidiar. 


RODÉATE de personas que se alegren de cada uno de tus ÉXITOS. Que te ayuden a sumar, que te ofrezcan buenos consejos, que quieran participar en cada uno de tus retos. Que te critiquen con la intención que mejores, que te ayuden a ser más fuerte.

7. VALORA lo que tienes a DIARIO. Da las gracias, muéstrate agradecido, aprende lo que realmente es importante, ayuda a los que comparten tus días.

8. Cuando NADIE te ve es cuando tienes que mostrar tu mejor VERSIÓN. Quiérete sin condición, con avaricia, mantén el compromiso contigo mismo a diario. Sonríete ante el espejo con dulzura, aceptando tus imperfecciones, 

9. SONREÍR aunque duela es la mejor forma de seguir. Acepta los fracasos, los imprevistos, creyendo que a menudo los mejores comienzos aparecen tras los peores finales.

10. GANAR por casualidad nunca será una buena opción. Trabaja sin descanso, reajusta tu brújula las veces que sean necesarios, vive despierto. Siente que mereces todo lo bueno que te pase.

Hijo si quieres aprender algo importante, aprende a amar la vida con AVARICIA.

dimecres, 30 d’agost del 2017

CUANDO NADA SALE COMO ESPERAS

- No es justo que me pase a mi.

- En muchas ocasiones no podemos elegir lo que nos pasa.

- Entonces ¿vivimos siempre en la incertidumbre?

- Prefiero creer que estamos en manos de nuestro destino.

- ¿Y cómo podemos protegernos de él?

- ¿No sería mejor convertirnos en su mejor aliado?

Hay momentos de la vida que nada pasa como esperas, que parece que todo se deshilacha sin poder cortar la madeja. Días donde el miedo invade sin sentido nuestra alma, tiñe de gris nuestra forma de mirar el horizonte y nuestros planes se nos escurren entre los dedos. Esos instantes donde dejas de estar enamorado de lo que te pasa porque te sientes atrapado en el desaliento, al margen de todo.Y te das cuenta que quizás no eres quien pensabas o que llevas tiempo perdido en mapas ajenos.

Esas situaciones en las que la realidad te recuerda que no eres invencible y arrancan tu peor versión. Y te sientes roto, vacío, desorientado. Muriendo en cada instante que desperdicias, creando escudos que te alejan de aquello que realmente te hace sonreír. Y te conviertes en un auténtico maestro de maldecir tu suerte y nada te parece interesante.

Por suerte la experiencia te enseña que a menudo los mejores comienzos aparecen tras los peores finales. Esos momentos en los que has decidido tirar la toalla pero algo o alguien te ofrece un poco de luz, como si de un tsunami se tratase, poniendo patas arriba todo lo de tu alrededor. Ese instante en el que empiezas a ver con claridad la encrucijada y el destino marca un cambio de ritmo, todo empieza a acelerar. Y vuelves a sentir la necesidad de acercarte sin tanto pudor a lo que deseas recordando la necesidad de mirar al miedo sin evitarlo, sin disfrazarlo, sin excusarlo. 

Y sientes de verdad que vivir implica generar oportunidades, la necesidad de ser honesto con lo que tu alma siente y hacer lo que el corazón te dicta. Resolver tus fantasmas con contundencia, desafiarte a diario con disciplina y determinación.  Sin dudar de ti, de tus ganas de hacerlo, de tu capacidad para lograrlo. Queriendo tus dudas, tus imperfecciones, tu nueva forma de leer la vida. Superando lo que te paraliza, dispuesto a aprender a mirar diferente, cambiando de actitud, sin dejar que las inseguridades te hagan ir más lento.

Deshaciendo nudos, reajustado la brújula, hackeando cada milímetro de tus titubeos. Rediseñando cada uno de tus proyectos, de tus sentimientos, de tu manera de decidir. Perdonando a los que no estuvieron a tu altura, dejando de lamentar las ocasiones perdidas, sin renunciar a ser verdaderamente tú.

Ese día en el decides vivir despierto, seguir trazando puentes, liderar con pulso. Tendiendo la mano a la incertidumbre, aceptando lo imprevisible, con flexibilidad y coraje. Deseando vivir en continua transformación, siendo consciente que todo volverá a balancearse con la diferencia que ya sabes donde agarrarte.

Hijo,  lo mejor que podemos hacer es decidir vivir con mayúsculas, con firmeza,  con el objetivo de conseguir la autenticidad de ser uno mismo.

dimarts, 4 de juliol del 2017

Feliz décimo segundo cumpleaños

- ¿Por qué tenemos que pedir un deseo cuando soplamos las velas?

- Porque es un momento mágico.

- ¿Aunque sepamos que no vaya a cumplirse nunca?

- El futuro únicamente pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños.

Hoy hace 12 años que ejerzo el que es para mí el mejor oficio del mundo. Ese que me hace sacar lo mejor de mí y hace que desaprenda a diario. Recuerdo que me enamoré de él en el preciso momento que pude cogerle entre mis brazos, en el que pude acurrucarle con delicadeza y le susurré al oído "mamá nunca te va a fallar". 

Desde aquel instante no ha habido un solo día que no haya intentado ser la mejor madre del mundo. Con mis múltiples defectos, con mi poca paciencia cuando me sobrepasa el cansancio, con mis indecisiones o mi torpeza para dar respuesta a lo que realmente necesita. Pero con mi amor incondicional e infinito, con el deseo de acompañarle sin protegerlo, de aprender a la vez del camino, de convertirme en el mejor de los ejemplos.

Me emociona a diario verle crecer, aprender, sonreír, avanzar. Con su carácter afable que tan fácil nos lo ha puesto siempre, con su tenacidad y constancia infinita, su valentía, su sensibilidad extrema, con sus muestras constantes de cariño y agradecimiento. 

Hoy hace una docena de años que papá y yo trabajamos a diario para que entienda que la vida es un regalo diario, para que aprenda a expresar lo que siente, para que persiga cada uno de sus deseos. 

Hijo, 

1) VIVE despierto, curioso, teniendo el poder de tus días. Con la intensidad necesaria para vibrar por todo aquello que te propongas, como si no existiese el mañana.

2) No permitas que nadie te PRESTE tus sueños, dibújalos con ambición, decide tus pasos, no te arrepientas de nada por el que apuestes.

3) CREE en ti por encima de todas las cosas, siente que mereces todo lo bueno que consigues gracias a tu tesón y valentía.

4) Sé siempre AGRADECIDO, por lo que tienes, por los que te acompañan, por los que te quieren.

5) Enfréntate a diario a tu ego, MÍRATE con valentía ante el espejo, quiérete sin peros.

6) Ansia VIVIR sin dogmas, sin creencias limitantes, sin excusas ni pretextos.

7)  AMA sin complejos, sin guardarte nada, sin excusas. 

8) Recuerda que únicamente tú decides que es lo que realmente te hace FELIZ, aunque los otros no lo entiendan, aunque tengas que trazar un largo camino hasta conseguirlo.

9) PERSIGUE tu excelencia, haz lo poco convencional, no tengas miedo a ser diferente.

10) Jamás vendas tu LIBERTAD, nunca permitas que otros lleven las riendas de tus días. Sé el único que programe tu brújula.

11) ATRÉVETE a mostrar tu grandeza, a fallar útilmente, a trabajar hasta conseguir tus propósitos, a no bajar los brazos cuando todo se tuerza.

12) Ignora a los COBARDES, a los que no se atreven a perseguir sus deseos, a los que viven resignados por falta de ilusión.

Feliz 12 cumpleaños hijo, gracias por quererme siempre sin peros ni pros.

dilluns, 3 de juliol del 2017

8 LECCIONES QUE DEBERÍAN HABER APRENDIDO LOS NIÑOS EL DÍA DE SU GRADUACIÓN

- Se nota que tienes muchas ganas de llorar mamá.

- Verte tan grande me hace inmensamente feliz.

- Parece que no te gusta que crezca.

- A veces me cuesta aceptar que ya estás preparado para volar.

- Pero yo siento que siempre te voy a necesitar.

- Yo te prometo que estaré siempre a tu lado.

Hace unos días que el mayor de la casa se graduó en educación primaria. Una fiesta llena de emoción, donde me sentí inmensamente orgullosa al ver en lo que se ha convertido, un momento ideal para valorar todo aquello que ha conseguido gracias a su esfuerzo y tesón. Una etapa que se cierra y te hace ser consciente de lo rápido que pasa el tiempo, parece que fue ayer el día que le acompañaba de la mano en su primer día de colegio. Ahora ya está preparado para empezar a caminar solo, para decidir en quien quiere convertirse, para dibujar sus sueños.

Ocho lecciones que me gustaría regalarle: 

1. VIVE el AHORA para que nunca puedas arrepentirte de que el tiempo se te haya escurrido entre los dedos, sin que te pese el pasado ni te ciegue el futuro. Reinvéntate a diario, involúcrate, impacta con tu trabajo, ves siempre más allá de lo ordinario. Baila con las dificultades, comprométete con lo que sientas.

2. Nunca olvides que lo importante es lo que ERES y no lo que logras hacer. Se de esos que SUMAN, que ofrecen, que merecen lo que consiguen, que viven con pasión. Da siempre rienda suelta a tu GENIALIDAD. Los resultados nunca serán fruto de la casualidad.

3. QUIÉRETE con avaricia, sonríete a diario ante el espejo. Perdónate a diario, respétate, aprende a decir no. No seas un fraude contigo mismo, cumple tus promesas, reconoce tus grandezas. Escúchate con atención.

4. Sé VALIENTE y toma DECISIONES. Haz que tus metas sucedan, no sientas miedo al mirar diferente, cree en tu INSTINTO. Vuélvete un experto en aquello que te haga realmente feliz. No vivas demostrando.

5. SUEÑA GRANDE y no permitas que los otros te presten sus sueños. Dibuja tu propio mapa, haz sin dejar dudas, conviértete en un inconformista, sé lo que realmente deseas. Crea oportunidades

6. Trabaja con tus MIEDOS a diario, falla útilmente, ponle nombre a los moustros que te atormentan. Acepta tu vulnerabilidad, aprende a caminar por la cuerda floja, ponle compás a la incertidumbre.

7. Recuerda siempre que lo importante no es lo que nos pasa sino la ACTITUD con la que nos enfrentamos a ello. Enfoca correctamente, vive en equilibrio, identifica y pausa tus emociones.

8. Ríe con EXCESO, salta de los márgenes, ama tu caos, prueba sin miedo. Sé agradecido, consciente de lo mucho que ya tienes. No te mientas ni postergues.

dissabte, 17 de juny del 2017

EL PRIVILEGIO DE CUMPLIR AÑOS

- ¿Qué vas a pedir cuando soples las velas del pastel?

- Seguir cumpliendo años a vuestro lado.

- ¿Y qué pedías cuando eras pequeña?

- Tener una vida muy parecida a la que hora tengo.

Soy de las que me gusta cumplir años, cada año lo disfruto mucho más. Hoy tengo el privilegio de cumplir 42. El paso de los años me regala experiencia, tranquilidad, ganas de seguir aprendiendo. Estoy en esa etapa de la vida en la que me gusta más escuchar que opinar, donde quiero menos pero con más intensidad, esa en la que decides dejar de gestionar tu vida para pasar a liderarla sin necesidad de recibir un ultimátum. Ese momento en el que ya no te da miedo salir de lo preestablecido, donde te dejas guiar por lo que te dicta tu corazón, a priorizar de verdad.

El tiempo me ha hecho mucho menos arrogante, más consciente de mi propia ignorancia, me ha hecho vivir a menos velocidad. Me ha enseñado a aceptar, a entender, a reconocer lo que es realmente importante. A perdonar, a dejar de juzgar la diferencia, a aceptarme sin complicaciones, a amarme sin peros. A perder el miedo a cosas absurdas, a reírme de mis defectos, a abrazar sin contener.

Ese momento de la vida en el que sientes que todos los días son buenos para empezar de nuevo, que te atreves a ser irreverente, a mirar que hay justo detrás del miedo. En el que adquieres compromisos, crees en el sinsentido y te das cuentas que eres tú quien debes crear las oportunidades. En el que apuestas por aquellos que saben quererte, vives de acuerdo a tus prioridades y haces lo que esperas de ti con coraje y sin excusas.

En el que aprendes a aceptar los altos y los bajos del camino, a bailar con las adversidades que antes te paralizaban, a saber que las malas rachas tienen fecha de caducidad. A no ser demasiado dura conmigo mismo cuando soy cobarde, a expresar lo que siento sin miedo, a apretar los dientes cuando toca. A saber que la vida en ocasiones hace daño, a aceptar que has hecho todo aquello que juraste que no harías.

Gracias a todos los que me acompañáis en mi camino, espero que lo sigáis haciendo siempre.

dimarts, 13 de juny del 2017

HIJO, PERDÓNATE A DIARIO

- No me lo voy a perdonar nunca.

- No hay nada que perdonar, todo el mundo falla a menudo. Además equivocarse es una de las mejores formas de aprender.

- Ya, pero yo esperaba mucho más de mi.

- ¿Y eso significa que no vayas a conseguirlo nunca?

Tenemos la imperiosa necesidad de infravalorarnos, de autoderribarnos, de ser demasiados duros con nosotros mismos. Somos verdaderos expertos en el arte de reprocharnos, de poner peros en nuestro camino, de convertirnos en nuestros peores enemigos. Nos autoimponemos un nivel de exigencia que nos ahoga, nos paraliza e inútilmente nos aleja de lo que realmente deseamos. Nuestra estupidez hace que nuestros errores usurpen nuestros sueños o que nos acostumbremos a culpar a los otros de aquello que nos pasa.

Todo sería mucho más sencillo si aprendiésemos a perdonar nuestros errores sin resentimiento, a indultarnos de la culpa que nos hace sentir minúsculos ante las caídas, a eximirnos de la brutal responsabilidad de querer hacerlo todo perfecto. A ser capaces de disfrutar del sentimiento de saber que has hecho todo lo que estaba en tus manos aunque no lo hayas conseguido, a valorar nuestros sacrificios.

Ojalá aprendiésemos desde la valentía a saber valorar los tropiezos, a tener piedad cuando fallamos.  A simplificar nuestras vidas, a ser capaz de cuidar todo lo que valemos, a aceptarnos tal y como somos y no como nos gustaría ser. A saber huir de las comparaciones, a ganar la batalla a nuestro ego, a sentir que merecemos todo lo bueno que nos pasa. A no tener que vivir pendiente de las aprobaciones, a aceptar el cambio, a arriesgar sin freno.

A cortar con la carga del pasado, a aceptar la fragilidad, a amar nuestras fortalezas y debilidades. A soltar, a dejar fluir, a no atarnos a la mirada de los otros. A entrenar nuestro talento bajo la tormenta, a invertir en nosotros como el mejor capital, a comprometernos con avaricia. A mirar el mundo sin reproches ni excusas, a no vivir de alquiler en nuestras propias vidas, a no sentirnos pequeños antes los que no confían en nosotros.

A aprender que el perdón es la mejor forma de cerrar las heridas, a no preocuparnos si los otros no creen en nuestra locura, a no poner el piloto automático a nuestras emociones. A comprometernos con nuestra propia felicidad, a no necesitar convencer, encajar, imponernos parar sentirnos vivos. A no dar poder a los demás en nuestras vidas, a no vivir de sueños prestados, a no ser esclavos de los golpes de suerte para atrevernos a empezar de nuevo.

Hijo, perdónate a diario, vive sin la necesidad que la vida te ponga un ultimátum, sin aceptar las segundas opciones, sin esperar que los demás cumplan sus sueños mientras tu esperas el beneplácito para sonreír a diario.

dilluns, 29 de maig del 2017

VIVE A FUEGO

- ¿Qué es la mejor de la vida para ti?

- Que cada amanecer nos regale una nueva oportunidad.

- Pero a veces no nos da lo que esperamos.

- Esos días están repletos de los mejores aprendizajes.

- ¿Y cómo podemos saber si nuestras decisiones nos van a hacer feliz?

- Siendo conscientes de lo que realmente necesitamos.

De pequeña me obsesionaba saber que pasaría al día siguiente, necesitaba tenerlo todo controlado, la incertidumbre me daba pánico. Sin embargo, el paso del tiempo me ha enseñado que lo que hace realmente la vida emocionante es que cada uno decide cómo quiere que sea su mapa. Lo mejor de esta vida es que acaba teniendo el sentido que le quieras dar, nosotros elegimos el color a lo que hacemos, odiamos o deseamos. Sentir que sólo yo puedo conducir mis días, decidir la dirección de mis pasos, me hace sentir inmensamente libre. Únicamente yo decido que necesito para ser feliz.

Lo que da sentido a nuestros días es lo que sentimos y no lo que logramos tener. La vida se esculpe a diario, con paciencia y tesón. Sin excusas ni demoras, con pasión y ganas de apostar fuerte. Siendo conscientes que siempre seremos el mejor de nuestros proyectos y que nunca es tarde para atreverse, para empezar de nuevo, para apostar.

Aprender a vivir sin demostrar, sin necesidad de que aplaudan nuestros éxitos, que reconozcan nuestros esfuerzos, es uno de los pilares para conseguir sonreír a diario. Sin justificaciones ni evasivas miedosas, matando a diario nuestros demonios y nuestras sombras, creyendo en nuestros sueños. Teniendo muy presente que merecemos lo mejor y eliminando los autoengaños, los complejos, las creencias limitantes a nuestros proyectos. Aprendiendo a aceptar sin filtros, a dejar ir, a querer con grandiosidad.

Vivir es decidir, elegir tu ruta aunque los otros no la entiendan, querer amar sin tamiz, ser osado. Buscar la mejor versión de uno mismo sin aparentar, sin necesidad de adaptarnos al molde que los otros imponen, comprometiéndonos a diario, sin miedo a soñar grande.

Vivir es aspirar a ser una persona que merezca la pena conocer, que sepa decir no como mejor forma de respetarse, que ayude únicamente a sumar. Que crea en su propia locura, que sienta que merece todo lo bueno que consigue, que esté dispuesta en invertir en su potencial y buscar su excelencia. Que falle útilmente, que consiga dedicarse a algo del cual nunca quiera jubilarse.

Vivir es no acomodarse a esperar el momento, es hacer aquello que jamás creíste que serias capaz. Es arañar cada instante,  sin esconderte, sin que los demás te hagan pequeño, sin negociar tus necesidades. Es ejercer de ti mismo peleando a diario, mimándote ante el espejo, sin vergüenza ni reproches, con ganas de provocar lo mejor de ti. Agradeciendo las oportunidades, marcando tu propia diferencia, creando las mejores estrategias, desaprendiendo a cada instante.

Hijo vive a diario como si fuese tu última oportunidad, aprendiendo cosas que te hagan accelerar el corazón, relativizando lo que no es importante,  mirarando con confianza, siendo lo que dibujas.