Nos empeñamos a imitar lo que otros hacen, a creer que todos debemos pensar o actuar de una determinada manera. A cumplir con estándares que nos condicionan o a desear lo que todos quieren. A seguir caminos pautados, ideas preestablecidas o modas que realmente no nos representan.
Simulamos sentir como otros lo hacen, pensamos que la opción correcta es siempre la que marca la mayoría. Deseamos gustar, complacer o encajar aunque sintamos que nadamos a contracorriente. Desde pequeños somos medidos por percentiles que marcan la media.
Estamos obsesionados con la uniformidad, con parecernos a..., con conseguir aparentar ser "normales". Intentamos pasar desapercibidos por miedo a que nos señalen con el dedo, a que cuestionen nuestros sueños o a que no entiendan nuestras necesidades.
A menudo lo diferente molesta, nos asusta, nos pone al filo de nuestra zona de confort. Ojalá en la escuela y la familia fuésemos capaces de ayudar a nuestros pequeños a mostrar todo aquello que les hace especiales, potenciando la diferencia como un gran activo.
Una educación que ayude a leer la diferencia en términos positivos, que enseñe a mirar el mundo desde diversas perspectivas sin prejuicios que encasillen. Que utilice un lenguaje que facilite el respeto, que cultive la sensibilidad, consciencia, comprensión y aceptación de las diferencias.
Una educación que desarrolle identidades que revolucionen, que sepan adaptarse a los cambios, que enseñe a pensar desde diferentes puntos de vista.
Que se adapte, evalúe, motive y escuche a cada persona con mimo y empatía. Que comprenda que no todos somos, queremos o buscamos lo mismo. Que crea sin peros que la diversidad enriquece y que todos sumamos, que potencie el deseo de crear e innovar.
Que enseñe a nuestros pequeños a no sentir miedo a ser criticado por mostrar sus singularidades, por parecer distintos, por desear cosas nuevas, por ser ellos mismos aunque la moda no les acompañe.
Simulamos sentir como otros lo hacen, pensamos que la opción correcta es siempre la que marca la mayoría. Deseamos gustar, complacer o encajar aunque sintamos que nadamos a contracorriente. Desde pequeños somos medidos por percentiles que marcan la media.
Estamos obsesionados con la uniformidad, con parecernos a..., con conseguir aparentar ser "normales". Intentamos pasar desapercibidos por miedo a que nos señalen con el dedo, a que cuestionen nuestros sueños o a que no entiendan nuestras necesidades.
A menudo lo diferente molesta, nos asusta, nos pone al filo de nuestra zona de confort. Ojalá en la escuela y la familia fuésemos capaces de ayudar a nuestros pequeños a mostrar todo aquello que les hace especiales, potenciando la diferencia como un gran activo.
Una educación que ayude a leer la diferencia en términos positivos, que enseñe a mirar el mundo desde diversas perspectivas sin prejuicios que encasillen. Que utilice un lenguaje que facilite el respeto, que cultive la sensibilidad, consciencia, comprensión y aceptación de las diferencias.
Una educación que desarrolle identidades que revolucionen, que sepan adaptarse a los cambios, que enseñe a pensar desde diferentes puntos de vista.
Que se adapte, evalúe, motive y escuche a cada persona con mimo y empatía. Que comprenda que no todos somos, queremos o buscamos lo mismo. Que crea sin peros que la diversidad enriquece y que todos sumamos, que potencie el deseo de crear e innovar.
Que enseñe a nuestros pequeños a no sentir miedo a ser criticado por mostrar sus singularidades, por parecer distintos, por desear cosas nuevas, por ser ellos mismos aunque la moda no les acompañe.
Enseñémosles a ser irreverentes con el conformismo, con la incomprensión, con los estereotipos. A buscar las posibilidades infinitas de cualquier problema, a creer que cuanto más distintos seamos más tendremos para intercambiar. A trabajar en equipo para ser mucho más fuertes.
A vivir sin filtros con rebeldía, a asumir riesgos, a mostrar al mundo todo lo que les recorre por dentro. A probar sin miedo a fracasar, a ir donde nadie ha llegado. A sobresalir de uno mismo, a pasar a la acción sin complejos que limiten, a valorar la forma de pensar o actuar de los otros.
Ayudémosles a encontrar aquello les que inspire, a generar ideas transgresoras, a potenciar la ambición. A tomar la iniciativa aunque sepan que van a caerse, a enseñar sus peculiaridades con la intención siempre de sumar.
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