dimarts, 22 de març del 2022

Siete errores que te impiden conectar con tu hijo adolescente

Qué difícil es en ocasiones comprender a nuestro hijo o hija adolescente. Entender sus salidas de tono, sus conductas arriesgadas, su apatía ante las cosas. Su falta de compromiso para cumplir con sus responsabilidades, su rebeldía y su imperiosa necesidad de probar de forma casi constante los límites y saltarse las normas. Que complicado es acompañarle desde la calma, hablar sin tener que discutir y dar respuesta a sus nuevas necesidades. Aceptar que haya crecido casi sin darnos cuenta y que necesite empezar a volar dibujando su propio camino sin ir de nuestra mano.

Recuerdo que la mayor parte de mi adolescencia sentí que muy poca gente me entendía y podía acompañar con serenidad todas las emociones que me recorrían por dentro. Unos sentimientos que me producían mucha inseguridad y me hacían sentir muy vulnerable. Únicamente en mi grupo de iguales sentía la libertad de comportarme tal y como era, de expresar aquello que me molestaba o me inquietaba y de compartir todos mis dudas o miedos.

Fueron unos años convulsos, repletos de meteduras de pata donde necesité tiempo para aprender a dominar mi frustración, para saber identificar mis emociones, ponerles nombre y gestionarlas correctamente. Mis padres siempre estuvieron a mi lado ofreciéndome su ayuda y apoyo incondicional lo mejor que supieron.

La adolescencia es sin duda la etapa más desafiante para la crianza. Un período convulso que a menudo a las familias nos desconcierta y nos exige nuestra mejor versión. Un período en el que no es fácil sintonizar con lo que viven y sienten que nos provoca un sentimiento de culpa e impotencia y nos llena de dudas.

Ahora que soy madre de dos adolescentes, intento entender por qué mis hijos a menudo viven entre extremos y se muestran irascibles, tristes o ausentes sin tener un motivo aparente. El carrusel de emociones y estados de ánimo por el que transitan, la intensidad con a la que sienten y la dificultad que tienen para leer correctamente todo aquello que pasa a su alrededor.

Nuestros hijos adolescentes necesitan que acompañemos esta etapa tan importante de transformación y reafirmación personal desde la mayor serenidad, confianza y empatía. Que entendamos que para ellos es muy complicado hacerse mayor en esta sociedad tan cambiante y que transcurre tan deprisa. Que les mostremos la manera de controlar sus impulsos y sus conductas a menudo desajustadas e imprevisibles.

 Que les ayudemos a hacer frente a los numerosos cambios físicos, psicológicos, sociales y emocionales por los que transitan, a descifrar el caos emocional que les provoca tanto malestar. Que les tendamos la mano ante sus caídas y les demos el tiempo necesario para aprender.


¿Qué errores nos impiden conectar con nuestros hijos adolescentes?

1. Esperar que sean capaces de mantener en todo momento el control de sus impulsos y emociones. Si algo caracteriza a la adolescencia es la dificultad que tienen nuestros hijos para modular correctamente todo aquello que sienten. Necesitan que les ayudemos a identificar sus sentimientos y a desarrollar estrategias para poder hacer frente. Una regulación emocional que les permitirá controlar sus comportamientos e impulsos.


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