Según la manera de pensar encontraremos a los padres tradicionales, modernos o los intermedios, que intentamos navegar entre dos aguas sin que la corriente nos lleve hacia ningún extremo.
Pero hoy me gustaría establecer una
nueva categoría: “los padres OFF”. Es bien curioso pero empiezan a florecer al igual
que lo hacen los almendros en primavera. Admito que muchos somos padres y
madres con grandes imperfecciones, pero estos se llevan el Nobel de la
incorrección.
Los padres
OFF son aquellos padres ausentes, pasotas,
irresponsables, indiferentes. Aquellos que malcrían a sus retoños por no tener
ningún interés en marcar límites, establecer normas o trabajar la responsabilidad.
Padres que delegan la educación de sus pequeños a los maestros, entrenadores o abuelos,
así todo es mucho más fácil e invita a la crítica fácil. Aquellos que no
participan en la vida escolar de sus hijos y que incluso no conocen ni el curso o el nombre del tutor. Progenitores que ridiculizan a sus pequeños porque no son lo
suficiente buenos para ellos o establecen expectativas equivocadas que llevan a
sus herederos al fracaso.
Aquellos
padres que en un restaurante dejan que sus monstruos molesten al resto de los
comensales gritando, correteando por el local o lanzando trozos de pan a la
mesa de al lado mientras engullen una maravillosa paella sin inmutarse y
piensan que los demás tienen poco sentido del humor.
Padres que
quitan importancia a los problemas de sus hijos para no asumir ningún tipo de compromiso.
Padres que sermonean sin conocer la raíz de los contratiempos, que ofrecen mil
y un caprichos por no escuchar la queja de sus consentidos vástagos.
Padres que
en una playa les parece normal que sus hijos pisen las toallas del vecino o
llenen de arena las bolsas ajenas, que
les parece “una cosa de críos” que sus hijos se dediquen a insultar o pegar en
un parque porque quieren un columpio de inmediato o no hagan cola en la tienda
de chucherías porque el niño quiere comerse el helado “ya”.
La Organización
Mundial de la Infancia debería establecer un examen previo para poder ser
padre. En él deberían aparecer las premisas necesarias para ejercer de papá o
mamá con calidad. Los niños se merecen tener padres comprometidos, cariñosos,
interesados por el desarrollo integral de sus descendientes.
Prohibamos los padres rebaños, los
que no reconocen las fortalezas de sus hijos, los que no estén dispuestos a arremangarse
y dedicar cuerpo y alma a la educación de sus hijos. Aquellos que son incapaces
de dar un abrazo a tiempo, un beso sanador o una felicitación que llene a su
hijo de ilusión y ganas de seguir creciendo. Señalemos a aquellos padres que creen que un buen grito lleno de
muchos decibelios o un cachete a tiempo es la mejor manera de educar.
Toda la razón Conozco casos de padres off. me encantaría que te pasases a ha Rene una visita por mi blog bluemarydream.blogspot.com . Con tu permiso comparto el concepto. Gracias y un saludo
ResponEliminaGracias Maria seguro que me paso por tu blog! Un abrazo
Elimina