dissabte, 5 de maig del 2018

SER MAMÁ EL MEJOR OFICIO DEL MUNDO

- ¿Cuál es el mejor oficio del mundo? ¿aquél en el que ganas más dinero o en el que debes trabajar poco?

- El mejor oficio del mundo es aquel que te haga realmente feliz. 

Su pregunta me transporta instantáneamente al pasado. Recuerdo cómo durante mi infancia me incomodaba enormemente que alguien me preguntara qué quería ser de mayor. Primero, porque yo nunca tuve prisa por crecer. La segunda razón era porque no tenía ni idea a que quería dedicarme en el futuro. Deseaba a diario que por arte de magia me llegase mi vocación.

Nunca imaginé que un llanto pudiese hacerme tan feliz. Fue en el momento en el que oí llorar a mi hijo por primera vez en el que supe que había nacido para ser mamá. Sentir por primera vez su calor, descubrir su olor, darle calor con mi piel. Recuerdo quererle desde el mismo momento que supe que estaba embarazada.

Jamás creí que la llegada de alguien tan pequeño pudiese dar un giro tan radical a mi existencia, que  cambiase mi forma de ver el mundo, de decidir, de sentir. De mirar al futuro y darle tanta intensidad a todo. Capaz de cultivar mi empatía, mi paciencia, mi comprensión. De reorganizar mis días, mis deseos, mi forma de querer.

Ser madre es sin duda la aventura más apasionante de mi vida, mi gran escuela de aprendizaje. Lo más hermoso y complicado que me ha pasado nunca. Elegir querer a alguien para toda la vida, sin peros ni porqués, dar sin guardar, amar hasta la imperfección.

Sin duda para mi el mejor oficio del mundo, el único capaz de descubrir lo mejor de mí, mi parte más dulce, protectora. Pero también con parte confusa, con ratos de sombra, de desilusión. De momentos de querer volver a tu vida de antes cuando eran otros los que cuidaban de ti.

Un regalo que te permite acompañar a alguien sin condiciones, mostrarle tu mejor versión.

Desear verle crecer, aprender, enseñarle a creer en él. Ofrecerle lo mejor que esté en tus manos, empoderarle para que se atreva a descubrir.

Compartir sus sueños, colaborar en el diseño de su camino, saber que pase lo que pase vas a estar a su lado. Alientarle a que vuelva a empezar, a probar sin garantías, a ser valiente.

Ser capaz de dejar que sufra, que caiga, que aprenda de los tropiezos. Que coja caminos equivocados, soluciones desbocadas.

Enseñarle a volar, a creer en su instinto, a crear sus cimientos.  A asumir las consecuencias de sus elecciones, a decidir lo le hace feliz, a liderar sus días. A quererse sin excusas, a pelear por sus retos.

No creo que exista palabras más bellas en el mundo que un "Te quiero mamá".

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