dilluns, 20 de setembre del 2021

Nueve consejos para madres y padres primerizos

Recuerdo perfectamente el día que supe que estaba embarazada por primera vez. Un cóctel de sentimientos se apoderó de mí e hizo que me sintiese enormemente vulnerable. La intensa alegría se mezcló con un gran sentimiento de responsabilidad. El miedo, la incertidumbre o las inseguridades fueron floreciendo a lo largo de los nueve meses de embarazo y, en ocasiones, me hicieron llegar a dudar si sería capaz de ser una buena mamá. Emociones que compartí plenamente con mi pareja y que nos hizo darnos cuenta de que nuestra vida iba a cambiar de forma radical.

Fui una primeriza bastante convencional. Tuve un embarazo sin grandes sobresaltos que viví llena de ilusiones. Ilusión por poder ampliar la familia junto a mi marido, emoción por hacer a mis padres por primera vez abuelos, una complicidad muy especial con mis hermanas por hacerles tías. Los últimos meses se hicieron eternos. Me harté de leer libros sobre embarazo y crianza y asistí a diferentes formaciones de preparación al parto en mi centro de salud. Preparamos con mucho mimo la habitación y ropa de nuestro bebé y compramos muchas cosas de puericultura que jamás llegamos a utilizar.

 

El temor al parto sobrevolaba a menudo sobre mi cabeza y me llenaba de mucha preocupación. A menudo familiares y amigos explicaban su experiencia en el nacimiento de sus hijos que no ayudaban a templar mis nervios. Tuve un parto lleno de complicaciones a las que por suerte el personal sanitario que me atendió supo darle respuesta. Jamás olvidaré lo que sentí al ver a mi hijo por primera vez, al notar su piel, al darme cuenta de que había sido un flechazo para toda la vida.

Las primeras semanas con nuestro bebé fueron muy caóticas. Recuerdo mi desesperación y cansancio al ser incapaz de calmar o entender a mi hijo cuando lloraba sin parar. ¡Ojalá antes de su llegada alguien nos hubiese explicado que ser mamá o papá es el único oficio del mundo en el que primero te otorgan el título y luego cursas la carrera!. Una carrera de fondo maravillosa pero repleta de dudas y de miles de cosas por aprender. Porque a ser padre se aprende sobre la marcha con mucha paciencia y dedicación. Superando obstáculos y aceptando los posibles errores que puedes realizar por la falta de experiencia. Ahora que he cumplido el decimosexto aniversario como mamá y con toneladas de experiencias y de aprendizajes adquiridos por ensayo-error, puedo afirmar que la maternidad se ha convertido en el viaje más apasionante de mi vida. Una aventura de retos diarios que me hace salir de mi zona de confort y me hace ser cada día un poco mejor.





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