Acabamos de cerrar un año aterrador donde el mundo ha dado un giro de 180 grados, donde un virus ha sido capaz de matar a millones de personas en poco tiempo y cambiar nuestro modelo productivo. La primera pandemia moderna de dimensiones globales que ha provocado una crisis humanitaria, sanitaria y económica.
Un
acontecimiento totalmente excepcional que ha acelerado el proceso digital que
tanto ansiábamos y nos ha demostrado que éramos más resilientes de lo que
pensábamos. Que nos ha obligado a modificar nuestra manera de relacionarnos con
los demás, de trabajar, de hacer planes. Nuestros hábitos y preferencias,
nuestro tiempo libre y consumo.
A
aprender a gestionar emociones para las que no estábamos preparados y
analizar nuestro mundo emocional. A hacer frente a pérdidas desde la
distancia y teletrabajar.
Sin duda
una de las lecciones más importantes que nos regaló el 2020 fue darnos cuenta
de lo frágil que puede ser nuestra
existencia. De la noche a la mañana, una pandemia mundial nos mostró lo que
era realmente importante, la necesidad de no dar nada por hecho, de aprovechar
cada instante de nuestros días.
Una
pandemia que puso patas arriba nuestra vida cotidiana y nos recordó que a
menudo el destino hace planes sin considerar los nuestros, que es muy difícil
vivir sin el calor de los nuestros, que las postergas no son buenas.
El covid
ha puesto de manifiesto muchas de las carencias de nuestra sociedad y en
especial de la educación. Esta pandemia ha señalado
su fragilidad, la brecha de desigualdad que existe entre nuestros alumnos y el
escaso poder de innovación que pose nuestro sistema educativo. El
confinamiento nos hizo darnos cuenta de lo imprescindible que es la
presencialidad en la enseñanza y que la burocracia y el exceso de contenido
asfixian la educación.
Ojalá
haya servido también para saber cuáles son los aprendizajes más importantes que
nuestros pequeños y jóvenes deben adquirir. Para dejar de obsesionarnos
porque acumulen contenidos sin sentido, procedimientos obsoletos y
memorizaciones inútiles. Para que de una vez por todas nos debemos cuenta
de la necesidad que la educación de respuesta a las necesidades reales de
nuestros hijos.
¿Qué
deberíamos enseñar a un niño o un adolescente en este 2021?
1. Que la vida es un continuo aprendizaje, que
hay que vivir en el AQUÍ y el AHORA, exprimir cada
instante porque nadie sabe lo que pasará mañana.
2. A hacer lo que
les haga feliz con mucho exceso, a buscar lo que les ilumine la mirada,
3. A conectar
corazón, cuerpo y cerebro y cultivar el mundo interior. A
desarrollar una inteligencia emocional que les permita comprender,
modular, y transformar las emocione y entender los sentimientos de las personas
que les acompañan desarrollando la empatía y la compasión.
4. A persistir y trabajar por conseguir retos diarios, a transformar los errores en oportunidades, a buscar soluciones de forma creativa sin excusas ni postergas.
5. A pensar por ellos mismos de forma libre,
crítica y creativa, a analizar todo aquello que escuchan, a hacerse
preguntas que les ayuden a razonar adecuadamente
6. A
desarrollar las habilidades socio-emocionales interpersonales, tales
como la resilencia, el autoconocimiento, la autorregulación o la autoestima que
les permita hacer frente cuando el camino se ponga cuesta arriba.
7. A
saber que nuestra manera de leer la vida viene determinada por los VALORES.
Unos valores que deben sustentarse en el respeto, la tolerancia, la solidaridad
y generosidad.
8. A cultivar el espíritu positivo, a creer que se puede, a saber que las ganas de vivir se entrenan cada día, a creer que cada paso te acerca a tu objetivo.
9. A ser conscientes que el planeta no nos pertenece y debemos cuidarlo con mimo. Ahorando energía, reciclando y siendo responsables con el consumo.
10. A saber que las cosas más importantes no se pueden comprar con dinero, a valorar lo que tienen, a ser agradecidos con todas aquellas personas que les cuidan a diario.
11. A rodearse de personas que se alegren de cada uno de sus éxitos. Que les ayuden a sumar, que les ofrezcan buenos consejos, que quieran participar en cada uno de tus retos. Que les critiquen de forma constructiva con la intención que cada día sean mejores.
12. Que los deseos no se piden, sino que se cumplen. Actuando, tomando decisiones, trazando puentes, buscando soluciones con firmeza y coraje.
Ojalá este 2021 regale a nuestros niños y jóvenes miles de oportunidades de aprender útilmente, acompañados de adultos que les acompañen con respeto, confianza e ilusión.
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