Vivimos en la sociedad de la insatisfacción,donde parece que nada nos parece suficiente.Un mundo extremadamente competitivo que va demasiado deprisa y no da valor a los segundos puestos. Donde cada vez más nos cuesta valorar lo que tenemos o a las personas que nos acompañan. Nos venden que triunfar significa tener muchas posesiones, conseguir grandes puestos de trabajo o ser un influencer con miles de seguidores. Algo totalmente efímero que en muchas ocasiones nos aleja de la felicidad.
Todas las familias quieren que sus hijos tengan éxito en la vida. Un niño exitoso es una persona feliz, capaz de disfrutar de todo aquello que le depara la vida a diario. Que se desarrolla en armonía superando los baches o dificultades del camino conpaciencia y tesón. Que se muestra empático con su entorno y agradece todo aquello que las personas que le quieren hacen por él.
En muchas ocasiones seguimos creyendo que el éxito de los niños dependerá en gran medida de la capacidad que tengan de ir acumulando el máximo número de contenidos y procedimientos posibles, de aprender muchos idiomas o de sobresalir a la hora de practicar un deporte o tocar un instrumento musical.
Deberíamos hablarles desde que son bien pequeños del éxito bien entendido, aquel que se consigue gracias al esfuerzo y la perseverancia. Al que se llega superando obstáculos, peleando hasta que haga daño, empequeñeciendo las excusas. Cultivando la determinación, la valentía, la curiosidad y el optimismo. Apostando por el compromiso sin excusarnos en la mala suerte, sin culpar a los demás de nuestros tropiezos ni postergar.
Un triunfo que entiende la
vida como una aventura maravillosa en la que los errores y los fracasos son parte imprescindible del viaje. Que no
todo resbalón significa una caída y que el verdadero aprendizaje es aquel que
aparece del último error.
Que
tener éxitoes ser capaz de ganarse el
respeto de las personas que te quieren y vivir sin tener la necesidad de
demostrar. No permitir que tus miedos te hagan pequeño, tratarte con
respeto y creer en ti aunque los otros no lo hagan. Disfrutar de lo cotidiano,
de las cosas que te gustan agradeciendo todo lo bueno que te pasa, reír sin
mesura, apreciar la belleza de los momentos más sencillos. Estar enamorado de
todo aquello que hagas aunque te salga al revés.
La educación emocional debería
convertirse en el pilar fundamental en la educación, el eje vertebrador para conseguir que los niños tengan éxito en la
vida. Una formación centrada en enseñar a decidir, a comprometerse, a
responsabilizarse, a dibujar caminos con coherencia. A
identificar y gestionar las emociones, a establecer expectativas adecuadas
, a aprender a liderar la propia vida.
Una educación que preparepara vivir en esta sociedad tan compleja y vacilante como la
nuestra. Que prime la formación de una personalidad fuerte y flexible, que
enseñe resiliencia y mucha asertividad. A vivir en el aquí y al ahora y hacer
frente a las dificultades con optimismo y realismo.
¿Cómo podemos conseguir que los niños
tengan éxito?
1.Elaborando junto a ellos unos límites claros y respetuosos
encontrando un equilibrio entre la amabilidad y la firmeza. Unos límites que les
aporten seguridad y aporten valores tan importantes como el respeto, la
coherencia y el compromiso.
2. Haciéndoles responsables de sus tareas y dejándoles que sean ellos los que tomen sus propias decisiones y dibujen su propio camino. Potenciando su autonomía y libertad y ayudándoles a sentirse capaces de conseguir aquello que se propongan a través del esfuerzo y la perseverancia.
3. Estableciendo unas expectativas acertadas hacia ellosy aceptándoles tal y como son. Eliminando de nuestro acompañamiento las etiquetas que tanto les limitan y ayudándoles a crear una autoestima robusta que les empodere. Valorando el esfuerzo y no únicamente los logros, potenciando los talentos y trabajando duro para mejorar las debilidades.
4. Validando todas las emociones que sienten, acompañándoles desde un lugar respetuoso, conectado y empático. Explicándoles que todas las emociones son naturales y necesarias, que no existen buenas o malas. Ayudándoles a hablar de ellas sin miedo y tapujos, a compartir todo aquello que sienten sin vergüenza, a modularlas correctamente. Dejándoles sentir con libertad y a la intensidad que necesiten sin juzgarles.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.