- Estoy convencida que está a punto de pasar.
- ¿Cómo lo sabes?
- No lo sé, lo siento.
- Yo ya tengo el mío preparado.
- Pídelo poco a poco y siéntelo en tu corazón.
- ¿La has visto mamá?
- Era hermosa y seguro que esa estrella nos concederá nuestros deseos.
- ¿Tú que has pedido mamá?
- Que nunca me falten estos momentos a tu lado porque me hacen realmente feliz.
Siempre me ha fascinado observar el cielo de noche. Esperar ese momento preciso donde todo parece que queda congelado, donde no hay prisas ni tareas, donde el ritmo de nuestra respiración marca los acontecimientos. Aquel instante donde centras toda tu atención en buscar una estrella, pero no una cualquiera, sino aquella que más brilla. Aquella que se deja ver sólo unos instantes pero es capaz de dibujarte una sonrisa de oreja a oreja. Aquella que te transporta al pasado y te recuerda todo aquello que ya te concedió.
En casa tenemos una estrella que buscamos cada atardecer y nos hace estar un poquito más cerca de aquella persona que tanto añoramos. Una estrella a la que en ocasiones le confiamos nuestras dudas, miedos, retos y que, en cierta manera, sentimos que nos protege.
Sólo hay un requisito para poder gozar de las estrellas y este es que debes buscarla únicamente con personas que te reconfortan, que necesitas a tu lado, que sólo han llegado para sumar. Aquellas que en la mayoría de ocasiones se han cruzado en tu historia por pura casualidad pero en el momento que más lo has necesitado. Aquellas que no hace falta explicarle el por qué aquel día no tienes ganas de reír o saben cuando necesitas un buen abrazo sin que lo tengas que pedir. Esas que cuando todo se complica, cuando todo parece balancearse, te cogen de la mano y tiran de ti.
Creo en la complicidad, en la magia que se crea cuando te entiendes con alguien y casi no hace falta hablar. Aquel que te escucha y no juzga, que se muestra crítico cuando hace falta y comparte cada uno de tus sueños sin que se lo tengas que pedir.
De relaciones, confidencias, de lugares encantados, de lecciones y complicidad en estado puro nos habla de forma mágica Cristina Alfonso en Entre todas las estrellas, una historia que rebosa sensibilidad y amor, donde se establecen casi por arte de magia amistades singulares . Un libro para niños de 9 a 11 años que es capaz de erizar la piel del lector.
¿Te animas a leerlo?
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