Vivimos en la era de la tecnología, de la inmediatez,
donde todo cambia a toda velocidad. Los teléfonos móviles han pasado a estar
omnipresentes en nuestra vida convirtiéndose en una herramienta imprescindible
en nuestro día a día. Dispositivos que se han convertido en una ventana abierta
a la información y que han provocando una transformación radical en nuestra
forma de comunicarnos, trabajar, comprar o consumir nuestro ocio.
Al igual que los teléfonos han irrumpido en nuestra
vida lo han hecho también en la de nuestros hijos. El 75% de los niños de más
de 12 años tiene móvil propio y a los 15 años se alcanza casi el 98%. Por este
motivo surge la gran necesidad de ejercer una parentalidad responsable en la
educación de nuestros hijos en la utilización de sus smartphones. Debemos
saber que la tecnología en sí no es mala sino que el problema reside en el uso
que se le da.
¿Y cómo se enseña a un
adolescente a hacer un uso responsable de su dispositivo? En primer lugar,
educando con nuestro PROPIO EJEMPLO. Si para nosotros nuestro teléfono es un
apéndice de nuestra mano también lo será para ellos. Por esta razón, es imprescindible
que seamos nosotros los primeros en realizar un uso coherente de nuestro dispositivo
convirtiéndonos en el mejor modelo que puedan tener. El buen uso de la tecnología depende, sobre
todo, del sentido y la prioridad que le demos en nuestra vida.
Además es necesario que,
junto a nuestros hijos, establezcamos pautas claras y concretas que faciliten un
uso responsable y saludable y les expliquemos claramente cuáles serán las consecuencias
si dichas normas no se respetan.
Deberemos también realizar
un control parental de los contenidos a los que accederán nuestros hijos a través de la red. No se trata de espiar o
prohibir sino de proteger y educar. Existen numerosas APP,s en el mercado que pueden
facilitarnos esta supervisión. Dichas aplicaciones nos ayudarán a evitar
situaciones de riesgo, conocer la actividad de nuestros hijos en internet y
limitar el tiempo de uso de los dispositivos. No podemos olvidar que la
seguridad total en internet no existe pero los comportamientos seguros sí.
Nunca regalaremos un
móvil sin estar convencidos que nuestro hijo es suficientemente maduro para
hacer un buen uso de él. Tampoco utilizaremos los smartphones como castigo o recompensa ya
que si lo hacemos sólo conseguiremos que aumente el deseo de pasar más tiempo
frente a la pantalla.
Deberemos estar muy atentos si durante su empleo aparecen señales de alerta que nos anuncian que nuestro hijo está abusando de su uso. Los cambios bruscos de comportamiento y/o humor, las dificultades de aprendizaje, el aumento de la agresividad o la irritabilidad, la baja autoestima o los trastornos de sueño o alimentación pueden alentarnos de que nuestro hijo presenta una dependencia al móvil o las redes sociales.
Deberemos estar muy atentos si durante su empleo aparecen señales de alerta que nos anuncian que nuestro hijo está abusando de su uso. Los cambios bruscos de comportamiento y/o humor, las dificultades de aprendizaje, el aumento de la agresividad o la irritabilidad, la baja autoestima o los trastornos de sueño o alimentación pueden alentarnos de que nuestro hijo presenta una dependencia al móvil o las redes sociales.
Antes de regalarle un móvil a nuestro
hijo:
- Nos aseguraremos que es
consciente de la responsabilidad que está adquiriendo y conoce perfectamente
los posibles peligros que puede encontrar en la red.
- Le explicaremos que no
permitiremos que su uso le reste tiempo para hacer otras actividades que
consideramos importantes para su desarrollo (por ejemplo la práctica deportiva
o el estudio de idiomas) o que le afecte en sus relaciones sociales.
Le aclararemos que será el único responsable de asumir los gastos de sustitución o reparación del dispositivo si no ha realizado un buen uso de él.
Le aclararemos que será el único responsable de asumir los gastos de sustitución o reparación del dispositivo si no ha realizado un buen uso de él.
- Le haremos adquirir el
compromiso de no utilizar su teléfono para insultar, increpar, mentir o ver contenido pornográfico.
La elaboración de un Contrato de Uso entre padres e hijos es una herramienta muy eficaz a la hora de educar de forma responsable el uso del móvil y nos ayudará a que nuestros hijos asuman de forma controlada las responsabilidades que supone su adquisición.
Todo y que en internet
podemos encontrar numerosos modelos de contratos de uso se recomienda siempre crear uno propio,
consensuado por ambas partes, que podrá ser modificable y ajustable con el paso
del tiempo.
En el contrato deberán
aparecer:
- Los límites y las
normas claras sobre el uso del dispositivo, el tiempo y el espacio donde será utilizado.
- Quedarán descritos los
momentos que serán “libres de móvil” (hora de la comida, tiempo de estudio, actividades
familiares, a la hora de dormir…) y que serán respetados por toda la familia.
- Se anotaran en él las contraseñas del
dispositivo y de todas las redes sociales utilizadas que nunca serán
modificadas sin permiso.
- Se establecerán las
normas de conducta y privacidad (propia y la de terceros) en las llamadas, los
mensajes y el uso de las redes sociales.
- Se describirán en él
las normas para la descarga y utilización de APP,s.
- Se recogerá en él el
compromiso por parte de nuestro hijo de informarnos de cualquier conducta o
contacto que le resulte incómodo o sospechoso por parte de un tercero.
- Se especificarán
claramente las consecuencias cuando exista un uso inapropiado del dispositivo o
el incumplimiento de algún protocolo de seguridad.
Este contrato nos ayudará a establecer relaciones de confianza entre padres e hijos permitiéndonos basar nuestra educación en la comunicación, el respeto y la confianza.
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