Sònia

Sònia

dimarts, 29 de desembre del 2015

ENTRE TODAS LAS ESTRELLAS

- ¿Estás segura mamá?

- Estoy convencida que está a punto de pasar.

- ¿Cómo lo sabes?

- No lo sé, lo siento.

- Yo ya tengo el mío preparado.

- Pídelo poco a poco y siéntelo en tu corazón.

- ¿La has visto mamá?

- Era hermosa y seguro que esa estrella nos concederá  nuestros deseos.

- ¿Tú que has pedido mamá?

- Que nunca me falten estos momentos a tu lado porque me hacen realmente feliz.

Siempre me ha fascinado observar el cielo de noche. Esperar ese momento preciso donde todo parece que queda congelado, donde no hay prisas ni tareas, donde el ritmo de nuestra respiración marca los acontecimientos. Aquel instante donde centras toda tu atención en buscar una estrella, pero no una cualquiera, sino aquella que más brilla. Aquella que se deja ver sólo unos instantes pero es capaz de dibujarte una sonrisa de oreja a oreja. Aquella que te transporta al pasado y te recuerda todo aquello que ya te concedió.

En casa tenemos una estrella que buscamos cada atardecer y nos hace estar un poquito más cerca de aquella persona que tanto añoramos. Una estrella a la que en ocasiones le confiamos nuestras dudas, miedos, retos y que, en cierta manera, sentimos que nos protege.

Sólo hay un requisito para poder gozar de las estrellas y este es que debes buscarla únicamente con personas que te reconfortan, que necesitas a tu lado, que sólo han llegado para sumar. Aquellas que en la mayoría de ocasiones se han cruzado en tu historia por pura casualidad pero en el momento que más lo has necesitado. Aquellas que no hace falta explicarle el por qué aquel día no tienes ganas de reír o saben cuando necesitas un buen abrazo sin que lo tengas que pedir. Esas que cuando todo se complica, cuando todo parece balancearse, te cogen de la mano y tiran de ti.

Creo en la complicidad, en la magia que se crea cuando te entiendes con alguien y casi no hace falta hablar. Aquel que te escucha y no juzga, que se muestra crítico cuando hace falta y comparte cada uno de tus sueños sin que se lo tengas que pedir.

De relaciones, confidencias, de lugares encantados, de lecciones y complicidad en estado puro nos habla de forma mágica Cristina Alfonso en Entre todas las estrellas, una historia que rebosa sensibilidad y amor, donde se establecen casi por arte de magia amistades singulares . Un libro para niños de 9 a 11 años que es capaz de erizar la piel del lector. 

¿Te animas a leerlo?


diumenge, 27 de desembre del 2015

CUANDO TU HIJO DESCUBRE QUE ERES UN REY MAGO

- No hace falta que disimules, ya lo sé.

- A veces me cuesta aceptar que te hayas hecho tan mayor.

- Tranquila mamá, habéis sido unos pajes de lujo.

- Espero que sus Majestades estén contentos con nuestro trabajo. 

- El saber que sois vosotros los que compráis los regalos, ¿supone que este año ya no tendré nada la noche de reyes?

- No olvides nunca que lo mejor de los regalos, no reside en lo que hay debajo del envoltorio, sino en las manos que te lo ofrecen.

El día que tu hijo o alumno te confiesa que sabe que sus padres son los mágicos de oriente sientes como si un jarro de agua fría te recorriese la piel. Desde aquel preciso momento percibes que tu pequeño, aquel que tiraba de la barba al Rey Melchor y lloraba cuando veía a Baltasar,  empieza una nueva etapa en su vida que será sin duda cada vez más emocionante. Un tramo donde seguir creciendo y aprendiendo, empezar a tomar sus primeras decisiones importantes y aprender a navegar en esta mundo a veces antipático. Ese preciso momento en el que debes ir aprendiendo a dejarle volar y aceptar que deberá caer en muchas ocasiones para poder avanzar.

Siempre he intentado mantener la magia con mis pequeños al igual que lo hicieron mis padres conmigo. Años después entendí porqué mi padre limpiaba sus botas camperas con esmero el día antes que apareciera Papa Noel en mi colegio, el motivo por el que mi madre insistía en acompañar siempre al mismo rey en la cabalgata del barrio y como mi rey favorito, al cogerme en brazos y frotar mi nariz con la suya, conocía cada una de mis trastadas pero igualmente llenaba mi bolsa de deliciosos caramelos.

Creo firmemente en la necesidad de ayudar a nuestros hijos a desarrollar su pensamiento mágico, alimento imprescindible para germinar la fantasía y creatividad. Hacerles creer en personajes imaginarios, llenos de hechizo y sutileza, que acaban convirtiéndose en un elemento imprescindible en el desarrollo emocional y que además, colman la infancia de miles de niños de ensueño y emoción. Nunca pensé que le estaba engañando con estas preciosas historias sino que le acaramelaba el camino de hacerse mayor. Sin duda uno de sus mejores recuerdos es recordad como una noche del 5 de enero los tres Reyes se colaron en nuestro salón y se dejaron susurrar al oído cada uno de sus deseos.

Creer en Gaspar, Papá Noel o el Ratoncito Pérez ayuda a los niños a comprender el mundo que les rodea. Personajes que reparten amor, ilusión y sonrisas, que endulzan la vida de nuestros pequeños en momentos en los que no acaban de entender el firmamento, explican parte importante de nuestra cultura y nos recuerdan situaciones de nuestra infancia que hacen que se erice nuestra piel. Los mejores mensajeros de valores como la bondad, el compañerismo o la generosidad y que nos recuerdan que todos nuestros sueños se pueden hacer realidad siempre que los persigamos con todo nuestro empeño.

Y no encuentro mejor manera que mi hijo mayor haya entrado en el mundo de los adultos que convirtiéndose  en el mejor cómplice de los reyes de oriente, en un porteador más del secreto universal de los niños, en el mejor guardián de los secretos. Y me emociona ver como inventa nuevas historias para envolver a su hermano pequeño de ensueño y magia, como disfruta acompañándonos a comprar cada uno de los deseos, como cada vez que me guiña el ojo se hace patente nuestra complicidad.

Hijo bienvenido al mundo de los proyectos, de las lecciones continuas, de aprender que lo importante no es lo que tienes sino cómo lo aprovechas. Recuerda siempre de no dejar un sólo día sin haber aprendido algo nuevo, de probar cientos de veces aquello que no te salga, de hacer las cosas a fuego, de soñar intensamente haciendo del trabajo tu mejor aliado, a no bajar los brazos cuando todo se empiece a balancear.

Ojalá seas capaz de conseguir que te de igual perder si lo has intentado, de caer las veces que sean necesario, de tocar las estrellas cada vez que consigas lo que te hayas propuesto. Quiere a los que contigo lo hacen, abraza a todos los que ofrezcan su calor, haz aquello que crees que no puedes hacer.

Hijo no olvides nunca de creer en la magia del mundo, de las personas, de los detalles, de las miradas, las sonrisas, de los te quiero. 

dilluns, 21 de desembre del 2015

DESEOS DE UNA MAMÁ FELIZ

- ¿Tú que pides mamá?

- Me cuesta elegir, soy muy indecisa. Creo que ya tengo todo para poder ser feliz.

- Y ¿por qué a veces no estás de buen humor?

- Porque hay días en los que actúas torpemente y no sabes apreciar lo privilegiada que eres.

- ¿Tú crees que me traerán todo lo que he pedido?

- Estoy convencida de ello.

- Pero a veces no acabo de hacer las cosas bien.

- Seguro que sus majestades valoran tu esfuerzo y quieren verte sonreír. Además recuerda siempre que los peores errores que cometemos en la vida son aquellos que no cometemos.

Recuerdo lo que me costaba escribir a sus majestades cuando era niña. Mis amigas elaboraban largos listados de regalos pero yo era incapaz de escoger. Yo ya consideraba que disponía de todo lo necesario para ser feliz. Lo único que deseaba era pasarme el día jugando junto a mis hermanas y teníamos suficiente con una caja de cartón.

Mis padres me animaban a escribir tres cosas para dar pistas a los reyes pero en mi lista sólo aparecían regalos que no podían obtenerse en un gran almacén. Siempre aparecía el deseo de pasar más tiempo junto a mis abuelos que vivían en la otra punta del país, que mis padres no tuviesen que trabajar tanto y un perro que se llamase Trasto que nunca llegó.

Ya con 40 sigo teniendo dificultades para confeccionarla pero los pajes reales insisten porque me quieren ver sonreír. Podría explicarles que ha sido un año muy complicado donde me ha tocado ver a los míos sufrir pero prefiero quedarme con la parte positiva de los innumerables aprendizajes que he extraído de cada situación. Tener la suerte de vivir rodeada de gente valiente, que decide acompañarte en tu vida sólo para sumar, es un gran honor.

A este 2016 le pido salud para todos los que quiero y seguir creciendo en mi maternidad. Así que ahí van mis deseos:

-Tiempo de calidad con mis hijos, aunque eso suponga renunciar a algunos de mis proyectos que guardaré con mimo en un cajón.

-Seguir aprendiendo a tener paciencia, a gestionar mis emociones, a ser el mejor ejemplo que puedan tener.

- Cambiar muchos de los "no" que pronuncio al día con ellos por "sí".

- Que mis hijos no pierdan las ganas de saber, jugar, aprender, probar y reír.

- Saber contagiarlos de pasión, valentía y optimismo para encarar cada uno de los retos que se quieran marcar.

- Saber aceptar que quieran elegir su camino, sus decisiones, permitir que se equivoquen. Enseñarles que en ocasiones hay que perderse para poder encontrar el mejor camino.

- Conseguir que sepan que estoy junto a ellos de manera incondicional.

- Quererlos sobre todo cuando las cosas les salgan mal, cuando no quieran escucharme, cuando no se vean los frutos de inmediato.

- Ser capaz de hacerles entender que la buena suerte tiene sus reglas basadas en la perseverancia, el trabajo y el tesón.

- Conseguir que se quieran tal y como son, que confíen en sus cualidades y aprendan a pedir ayuda cuando lo necesiten.

- Que aprendan a confiar en los que les acompañan y a invertir su energía en cambiar únicamente lo que importa, a dejar de buscar el mapa y hacer los cosas sólo escuchando la intuición.

- A querer a los suyos sin freno de mano y a no guardar ningún abrazo, un beso o un "te quiero" para cuando vuelva a salir el sol.

Que nunca olviden que sólo es capaz de cumplir sus sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto.

!Feliz 2016 a todos!

dimecres, 16 de desembre del 2015

Hoy me tomo una dap beer junto a Dap Solutions

Equilibrium nace con la única pretensión de convertirse en mi pequeño oasis. Un espacio personal donde reflexionar con calma y exponer todas mis ilusiones, preocupaciones, aprendizajes que me surgían a diario en el apasionante mundo de la maternidad. Sin duda para mí el mejor oficio del mundo, aquel que me hace desaprender a diario y me ayuda a ser cada día un poco mejor.

Cuando empecé escribir en él nunca pensé que me regalaría conocer a tanta gente maravillosa de alrededor del mundo que les gusta lo que escribes y te animan a continuar. 

Hace unos días la empresa de publicidad y diseño  Dap Solucions me proponía tomarme un dap beer junto a ellos y explicarles todos los entresijos de mi blog.

Han hecho un vídeo maravilloso donde recogen a la perfección la esencia de Equilibrium. ¿Te tomas una dap beer conmigo?

Video completo: EQUILIBRIUM


diumenge, 13 de desembre del 2015

MAMÁ, ¿QUÉ ES PARA TI LA AMISTAD?

- Mamá, siempre que estás con ellos no paras de reír.

- Cuando estamos juntos me siento feliz.

- A mí me pasa lo mismo cuando estoy con Unai, parece que con una sola mirada nos podamos entender.

- Lo mejor de un amigo es poder susurrarle tu sueño al oído y que siempre quiera participar de él, ¿no crees?

- Unai y yo compraremos una furgoneta y daremos la vuelta al mundo. Haremos fotos de todos los animales del planeta.

- !Me parece un plan genial! ¿Sabes que es lo mejor de la amistad?

- ¿Qué mamá?

- Lo más mágico es que un amigo conoce todo de ti y a pesar de ello, te quiere sin ninguna pega. Con ellos no hace falta disimular.

Dicen que los amigos son los hermanos elegidos, aquellos que aparecen en tu vida con la gran misión de acompañarte en tu camino y lograr que éste sea mucho mejor. Aquellos que enriquecen cada uno de tus días, que ayudan a diseñar tus proyectos, que permanecen a tu lado cuando todo se empieza a torcer. Aquellos que sólo con mirarte saben si has tenido un día gris y se empeñan a tirar de ti cuando tú has decidido colgar el cartel de "no doy un paso más", lealtad en estado puro.

Tengo la suerte de tener buenos amigos. No son muchos pero cuando los necesito parecen un batallón. Algunos los veo casi a diario y a otros quizás pase meses sin poderles achuchar. Algunas de mis amistades han caducado al igual que lo han hecho las etapas de mi vida, hermandades cerradas sin reproches ni exigencias que se han llevado algo de mí y me han ayudado a sumar. Otras estoy convencida que están por llegar y serán parte también de mi historia.

Creo en la amistad sincera, desinteresada, donde las reglas de juego siempre están claras, donde no existe lugar para los desengaños. Una ruta compartida donde crecer, donde lanzarse al vacío de la mano sin estar pendiente si hay o no red. Un amigo es aquel que nos ayuda a aceptar aquello que no nos atrevemos a ver cuando nos miramos al espejo, que nos acepta con nuestros pros y contras, que no juzga. Aquel que no entiende de horarios ni distancia cuando parece que todo se vaya a desmoronar.

La persona que está ahí sin que se lo tengas que pedir, con el que puedes ser tú con esencia, el que da sin exigir, el que ofrece sin esperar recompensa. Un amigo te critica de frente y te defiende cuando no estás. 

Un amigo valora tus logros, se alegra de tus avances, entiende tus obsesiones, tus dudas, silencios y acepta que en ocasiones necesites desaparecer. Aquel que perdona tus errores, despistes y malentendidos y guarda de la mejor forma tus secretos. Te anima a emprender, te alenta a pensar en voz alta, no te adula cuando no lo mereces y respeta tu espacio cuando estás a punto de estallar.

Un amigo es aquel a quien le cuentas tus miedos sin sonrojarme, le confiesas no poder más, con el que lloras sin freno. Aquellos que respetan que siempre tengas ganas de hacer cosas diferentes y se muestran críticos cuando necesitas que alguien te diga basta. Esos con los que lloras de risa sin saber muy bien la razón y rompen las barreras que tú estúpidamente quieres construir.

La amistad cura, engrandece, arropa y mima. Está formada por pequeños detalles, por sonrisas llenas de complicidad, por palabras que te mejoran, por lágrimas compartidas, por locuras por hacer.

Sin duda hijo los amigos hacen que la vida sea mucho más interesante. Las personas más importantes no se buscan, la vida te los presenta.

diumenge, 29 de novembre del 2015

EL TOP TEN DE MI MATERNIDAD

Es bien curioso que ser mamá sea el único oficio del mundo en el que primero te otorgan el título y luego cursas la carrera. Sin duda para mí la mejor profesión que existe ya que me hace desaprender a diario y me obliga a salir de mi zona de confort. Una licenciatura abarrotada de aprendizajes, muchos de los cuales, aprendidos por ensayo-error. Porque a ser mamá se aprende sobre la marcha, a la vez que tus hijos crecen y llegan a tener un número de pie más grande que el tuyo.

Un oficio en el que, tras el nacimiento de tu primer hijo, crees ir doctorándote pero la llegada de tu segundo retoño te demuestra que poco de lo que has aprendido con el primogénito te sirve con él. Porque él decide ser el polo opuesto de su hermano y te exige desarrollar  mil y una nueva estrategia que desconocías. Tu supervivencia está en juego así que te vuelves la mujer más creativa que puede existir.

Y ahí están los dos, formando un tándem perfecto, poniendo a prueba tu paciencia a diario, contribuyendo a aumentar tus preciosas ojeras  y demostrándote que en este fascinante mundo de la maternidad nunca dos más dos son cuatro. Eso sí, basta con un "te quiero mamá" para recordarte lo afortunada que eres en poder ejercer esta ocupación.

Yo experta maestra, psicopedagoga y formadora de familias, que pensaba que esto de la maternidad sería un coser y cantar,  he caído en las mil y una coyuntura que te regala a diario la maternidad. He realizado  los disparates pedagógicos más inverosímiles y continuo viviendo con la sensación que me tocará ir a septiembre a recuperar. 

A primera vista parece un propósito fácil conseguir la felicidad de tus retoños pero en ocasiones parece que se te tenga que ir la vida en el intento. Tras 10 años de preciosa maternidad, de risas y lágrimas, de momentos de euforia y desesperación,  he conseguido confeccionar un decálogo de prescripciones que me hacen mucho más fácil desempeñar el oficio que más me hace feliz.

EL TOP TEN DE MI MATERNIDAD

1. El SENTIDO COMÚN: en muchas ocasiones destaca por  su ausencia y acabamos tomando decisiones sin pies ni cabeza. Con los niños las cosas deben ser mucho más sencillas, ellos cuando dicen que no es no.

2. Aceptar que con los niños el caballo de Santiago NUNCA es blanco. Si lo miras con perspectiva y con una buena taza de café en la mano, la incertidumbre es lo que hace apasionante nuestra maternidad.

3. Admitir nuestra IMPERFECCIÓN y no pretender siempre controlar la situación. Como decía mi abuela,  de lo que más se aprende son de los errores. Papás imperfectos, niños felices.

4. El SENTIDO del HUMOR lleva de la mano siempre a una persona inteligente. Sin duda es el que nos va a ayudar a mantener el equilibrio en la cuerda floja de la maternidad.

5. ABDICAR y pedir ayuda, admítelo tu madre y tu suegra pueden sacarte de mil y una tesitura.

6. No siempre tienes la VERDAD absoluta. Escucha a los de tu alrededor, ellos son capaces de mirar con una óptica mucho más amplia que la tuya y te pueden ayudar a ver justo eso que tienes en frente de tu nariz.

7. La COMUNICACIÓN con nuestros pequeños debe convertirse en el PILAR de nuestra educación. Recuerda nuestro peor problema de comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para contestar.

8. Eliminemos el sentimiento de CULPA que nos limita y ahoga. No olvides nunca que para tu hijo ERES y SERÁS la mejor madre del mundo.

9. Ajustemos nuestras EXPECTATIVAS a las necesidades de nuestros hijos. No queramos hijos perfectos, deseemos HIJOS FELICES.

10. RECORDÉMOSLES a diario que estaremos  SIEMPRE a su lado de forma incondicional. La vida no viene con un manual de instrucciones, viene con una mamá que está dispuesta a buscar  la mejor sonrisa a su hijo.



dissabte, 21 de novembre del 2015

FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ

- Recuerda que no le puedes decir nada a papá.

- Lo sé mamá, ya soy grande para guardar un secreto. ¿Tú crees que le gustará?

- Estoy convencida que sí, tú dibujo es muy bonito.

- ¿Cuál es el mejor regalo que te han hecho para tu cumpleaños?

- Los abuelos me sorprendieron con una bici que me encantó.

- ¿Y cuando has sido mamá?

- El mejor regalo es el tiempo, el no dejar de cumplir años.

- ¿Y para que quieres tanto tiempo?

- Para no dejar de sonreír, de aprender, de equivocarme y volverlo a intentar.

- ¿Y a ti te gusta hacerte mayor?

- Sin duda, lo mejor de cumplir años es que todos los aprendizajes adquiridos te dan la posibilidad de liderar tu vida, de decidir quien quieres que te acompañe en tu viaje.

Hoy le toca soplar las velas a papá, no dudo de quien se acordará. Cada año los mejores deseos son para los que están alrededor pero siempre hay uno que nos contagia de emoción. Cuarenta y cinco años vividos, disfrutados y también sufridos. Años de aprendizajes, experiencias compartidas con gente maravillosa que le han hecho ser quien es. Cada año que pasa un poquito más feliz.

Lo mejor de hacerte mayor es que la edad te da el beneplácito de poder hacer exclusivamente las cosas que te hacen feliz y decidir estar únicamente con aquellas personas que te ayudan a sumar, que te animan a avanzar, probar y te alientan cuando toca volver a empezar, que creen en ti cuando tú lo has dejado de hacer.

La experiencia te enseña a llevar las riendas de tu vida, a mirar al que tienes delante del espejo sin miedo, a mostrar lo que sientes sin tapujos, a ser audaz, a pedir lo que necesitas de verdad. A arriesgarte sin tener en cuenta el que dirán, a despojarte de estupideces, manías u obsesiones que sólo te obligan a frenar. A no creer en los tabú.


A mirar lo que nos duele con distancia para encontrar la mejor solución, conocer nuestras barreras, no querer ser un fraude, a no tener que aparentar. A importante más lo que sientes que lo que piensas, a perseguir lo que quieres con ganas, a jugar y arriesgar, a encontrar oportunidades donde antes sólo había pegas, a no creer en los golpes de suerte sino en el trabajo y el tesón. A fabricar sin miedo a fallar, a pedir perdón en voz alta, a no agachar la cabeza cuando las cosas empiezan a ir mal.


A no tener la necesidad de gustar a todo el mundo, de demostrar quien eres ni lo que vales. A llevar la contraria, a ser auténtico, a no arrepentirse de tus decisiones aunque te hayas equivocado. A seguir tus instintos, tus deseos, tu olfato ganador, a ser inconformista cuando las cosas no salen bien, a no forzar, a entender que todo tiene su tiempo.

A actuar como esa persona que sueñas ser, a dar siempre las gracias, ser humilde, sentir el camino, huir de la comodidad, la culpa y los reproches. A querer ser empático, sencillo, fácil de manejar. A esquivar a los que te quieren intoxicar, a ser consciente que tienes muchos motivos para seguir.

Los años te enseñan a quererte, aceptarte sin excusas, valorar lo mucho que tienes, a que tus miedos no te paralicen. A dominar los silencios, las pausas y los momentos complicados,  a no vivir anclado en el recuerdo,  a no querer controlarlo todo, a no sentir la obligación de estar siempre al 100%. A trabajar día tras día para logra la mejor versión de uno mismo y expandir tu talento.

Hijo, lo mejor de cumplir años es tener la edad que las cosas sucedan. Tenemos la gran suerte que papá nos enseña a diario a sonreír a la vida y a salir ahí fuera a conseguir cada uno de nuestros sueños.

Feliz 45 años.




diumenge, 15 de novembre del 2015

EL PODER DE LAS PALABRAS

- Mamá, ¿cuántas palabras sabes?

- No sabría decirte, hablando cuatro idiomas muchas.

- ¿Y cuál es tu preferida?

- Me lo vuelves a poner difícil, no sabría cuál elegir.

- A mí las que más me gustan son papá, mamá y Xavier.

- ¿Por qué?

- Porqué sólo pronunciarlas me hacen sonreír. Pienso en vosotros y me siento feliz.

- Recuerdo aún lo que nos costó a papá y a mí elegir vuestros nombres. A veces una sola palabra puede representar mil y una emoción, ¿no crees?

Ojalá en la escuela existiese una asignatura dedicada exclusivamente a las palabras, sin gramática, ortografía o sintaxis. Una materia con el único objetivo de doctorar a nuestros pequeños en el arte de palabrear. Una formación basada en enseñar la magia de los vocablos con el propósito de convertirlos en ilusionistas que llenan sus diálogos de palabras rebosantes de hechizo como el "te quiero" susurrado al oído en una noche de verano o el  "lo siento" cuando hemos cometido un error. Palabras que sanen a quien queremos, que provoquen a los que creen que no pueden más o reconforten cuando todo se vea gris.

Creo en el poder de las palabras y en el efecto que éstas ejercen sobre los demás, en la musicalidad que producen con efecto sanador, en las cosas fascinantes que pueden llegar lograr. Me gustaría convertirme en un gurú de la locuacidad, en una experta en palabras que mimen, alienten, fortalezcan o llenen ilusión. Un perito en palabras que huyen de las interferencias, los malos entendidos o el doble sentido. Una apoderada del uso del diccionario encargada de suprimir las palabras llenas de fraude, lascivia o falsedad que sólo logran dañar o congelar aquello que nos crea inquietud.

Desearía llenar mis discursos de palabras sencillas y humildes, rebosantes de coherencia y autenticidad entre el hacer y el sentir, el pensar y el ejecutar, entre mis valores y mi forma de actuar. Ansío que mis palabras sean capaces de crear intensidad, riesgo y asombro, que encorajen a los míos a no dejar de andar, que sugieran nuevas rutas que investigar, que dejen huella, creen soluciones y ayuden a mejorar. Que inventen nuevas historias, preguntas por contestar, que motiven a probar sin miedo a errar, a seguir sin mirar a atrás, que ericen la piel. Palabras que ayuden a parar para escuchar, que hagan sentir grande, que recuerden a los míos que son más valientes de lo que creen.

Llenemos el diccionario de palabras entusiastas, felices y cariñosas que orienten a movernos en la mejor dirección, que recuerden que el momento es aquí y ahora, que rebosen pasión y ayuden a sumar. Que sean claras y directas facilitándonos progresar, que contagien de deseo de saber y experimentar, que provoquen reacciones, que nos contagien de magia y emoción, que nos ayuden a reescribir una y mil veces nuestro guión.

Tachemos aquellas palabras herméticas que nos llenan de indiferencia, odio y amargura. Aquellas repletas de estigmas, prejuicios o dudas que nos hacen detener. Las que enjaulan y mutilan nuestros sueños, las insulsas que aburren y provocan pereza, aquellas que nos sacan de nuestras casillas y pueden hacernos enloquecer.

Condenémoslas al desuso, eliminemos los vocablos que nos hacen pequeños, nos paralizan o condicionan, nos abarrotan de rabia, ansia o dolor. No demos tregua a los tópicos, transformemos sus letras en las que calman y sosiegan, dan confianza y contagian ingravidez. Aquellas que rompen distancias, eliminan barreras, crean acción, rompen estructuras, buscan soluciones e invitan a desafíos. Palabras que te recuerdan que posees alas, que nos zarandean para hacernos reanudar, nos recuerdan que rompamos los límites, nos acercan al éxito, nos hacen sentir poderosos y nos ayudan a tomar distancia cuando parece que todo se vaya a derrumbar.

Palabras que interesen a los que escuchen, que eliminen la ignorancia, sin reproches ni ironía, que tracen puentes y rompan muros, que iluminen sin temor todo lo que queda por hacer. Palabras llenas de detalles, consuelo, mimos y arrumacos, que colmen de intención.

Ojalá mis palabras sean capaces de activar emociones, que regulen y protejan a todos los que tengo a mi alrededor.

dilluns, 9 de novembre del 2015

MAMÁ, PAPÁ, ¿HACEMOS DEPORTE JUNTOS?

!Mamá! no puedo más.

Un poquito más, lo estás haciendo fenomenal.

¿Y llegaremos a la fuente que sale el agua fría?

! Helada ! Nos daremos un buen remojón. Verás cómo te gusta el paisaje que se ve desde allí.

! Mamá ! es que no puedo más.

Cambia el desarrollo de tu bicicleta y será mucho más fácil llegar. Te prometo que merecerá la pena.

Ya casi estamos, ya veo a Pol y papá.

! Debes estar muy orgulloso de tu esfuerzo!

Mis hijos esperan el fin de semana para poder compartir con papá y mamá una de las actividades que más les hacen feliz: hacer deporte. Salir en bici, nadar juntos, escalar, un partido de pádel o futbol, realizar una emocionante excursión, cualquier motivo es bueno para compartir un tiempo en familia y potenciar la práctica deportiva.

En la sociedad actual, el ejercicio físico no siempre recibe la atención que se merece. Numerosos estudios alertan de las pocas horas que los niños dedican a realizar actividades físicas y el sedentarismo aumenta; demasiadas horas sentados mirando la TV o jugando a la consola. El porcentaje de niños obesos aumenta año tras año en nuestro país, España es el tercer país europeo con más niños con problemas de sobrepeso.

Todos los padres conocen los beneficios físicos, psicológicos y sociales que comporta la práctica deportiva en el desarrollo de sus hijos, pero muy pocos platean dicha práctica como una actividad que se puede realizar de forma conjunta. No podemos limitarnos a acompañar a nuestros hijos a sus entrenamientos o irlos a ver a su competición. Debemos convertirnos en el mejor estímulo y ejemplo para ellos, actuando como modelos de padres y madres con estilo de vida saludable y activo. Si nos ven hacer deporte ellos también querrán ser como papá y mamá; !corredores, nadadores o ciclistas!

Realizar actividades físicas juntos despertará el interés de nuestros pequeños por el deporte y será una manera magnífica de estrechar los vínculos familiares y transmitir valores. El primer objetivo de la práctica conjunta debe ser pasarlo bien. Busquemos actividades atractivas y motivadoras para todos los miembros de la familia. Jugar, estar activos, divertirse, aprender, conocer nuevos lugares, serán los objetivos a perseguir. El objetivo no es ser un campeón sino disfrutar en familia.

Los deportes ofrecen momentos únicos y divertidos para compartir valores que durarán por vida. Perseverancia, esfuerzo, aprender a trabajar en equipo, a tener tolerancia a la frustración, a ser honestos y solidarios. Aprender a perder o ganar, a seguir las normas de un juego y conseguir una imagen positiva de uno mismo.

Experimentemos hasta que encuentren el deporte o actividad física que más les guste, en la que demuestren más habilidades o se sientan más motivados, ayudémosle a conseguir sus objetivos. Integremos la actividad física a nuestro día a día.


            ¿Por qué en el próximo cumpleaños no les regalas a tus hijos una raqueta, un nuevo balón o una nueva bicicleta para poder disfrutar juntos de momentos únicos?


dimarts, 27 d’octubre del 2015

#TeLoPrometoORG CUIDEMOS DEL MEDIO AMBIENTE

- Mamá ¿por qué te preocupa cuidar tanto el planeta si cuando desaparezca ya no vivirás?

- ¿No crees que es responsabilidad de todos cuidar de él?

- Ummm, sí tienes razón.

- No creo que sea un esfuerzo excesivo cuidar de algo que disfrutamos a diario, ¿no?

- No además a mí me gusta cuidar de él, es hasta divertido.

- Es responsabilidad de todos asumir el compromiso de respetar y cuidar de nuestro entorno. Vivir en un entorno bien conservado nos hace vivir más felices.

Tuve la suerte de ser educada en el respeto del medio ambiente. Recuerdo que fuimos una de las primeras familias de Barcelona en empezar a realizar la clasificación de residuos en casa hace ya más de 20 años. También recuerdo como mis padres debían justificar muy a menudo, a vecinos y familiares, el por qué lo hacíamos. Me acuerdo que la gran mayoría de personas les decían que sería sólo una moda y que no merecía la pena tanto esfuerzo. Lo más importante que aprendí es como explicaban que los pequeños cambios que una persona podía hacer en su entorno más cercano podían convertirse en  acciones poderosas si se unían las fuerzas. Por suerte, en la actualidad la mayoría de las familias realizamos una selección selectiva de nuestros residuos a casa y nuestros puestos de trabajo.

Esta educación ambiental intento trasmitírsela a mis pequeños. Dicha educación no debe centrarse únicamente en que nuestros hijos realicen acciones para mejorar y conservar lo mejor posible su entorno inmediato, sino que debe tener un objetivo mucho más ambicioso; adquirir la responsabilidad de dejar un planeta bien conservado a las generaciones futuras. Hasta el momento los habitantes de este planeta no lo hemos hecho bien pero nunca es tarde para ponerse manos a la obra.

Desde bien pequeños hemos intentado que nuestros hijos vayan adquiriendo, en su día a día, acciones sencillas que contribuyan en el cuidado del medioambiente. Recuerdo cuando de bien pequeños cogíamos diferentes residuos y aprendían a seleccionarlos en el cubo de color que correspondía.  Un juego bien sencillo y divertido que poco a poco les enseñó todos los tipos de residuos que existen y que hoy aún vamos aprendiendo a colocarlos en su depósito adecuado. Aún recuerdo la primera vez que visitaron el punto verde de nuestra ciudad. Ahora que han crecido son ellos los que controlan que toda la familia realicemos de forma correcta esta selección.

Sin duda el ejemplo es la mejor forma de aprender así que aprendimos a lavarnos los dientes y ducharnos apagando el grifo cuando nos fregábamos con la esponja o nos cepillábamos los dientes. Continuamos recordándolo de vez en cuando a alguno se nos olvida! También lo hacemos con el uso de las luces o los aparatos conectados a la corriente. Recuerdo como nos acompañaron a comprar bombillas de bajo consumo y a ponerlas por toda la casa.

En casa hace un par de cursos elaboramos una caja bien divertida donde vamos depositando aquellos materiales que ya no utilizamos y podemos reutilizar; rollos de papel del wáter, el cartón de los cereales,  la hueveras de cartón o los briks de leche. Con ellos hacemos divertidos talleres que nos sirven para decorar las habitaciones, preparar regalos o construir juguetes divertidísimos. Nos encanta crear y nos damos cuenta que !nuestra imaginación es inagotable! Los Reyes magos del año pasado nos regalaron libros que nos han dado muchas ideas.

Cuando salimos de excursión siempre estamos atentos a dejar el bosque, la playa o los senderos tal como lo hemos encontrados y guardamos en una bolsa todos nuestros residuos para seleccionarlos cuando llegamos a casa. Además intentamos asistir a exposiciones o actividades familiares que nos ayuden a conocer la realidad de nuestro planeta y nos animen a seguir trabajando por su conservación.

Este año hemos incorporado dos nuevas acciones para continuar mejorando nuestro entorno. Siempre que podemos para ir a los entrenamientos y competiciones intentamos compartir el coche con otras familias con el objetivo que siempre vayan llenos. La promesa de este año es crear un huerto casero en casa que seguro se convertirá en una actividad familiar super divertida,¡además comeremos deliciosos tomates!

Y tú, ¿qué haces por el medio ambiente?


diumenge, 25 d’octubre del 2015

#YONORENUNCIO #YOCONCILIO

- Mamá me gustaría que fueses como la mamá de Esther.

- ¿Ah sí? ¿Y por qué?

- Porque ella la lleva siempre al colegio y la viene buscar.

- Ya sabes que hay días que mamá no lo puede hacer porque tiene que trabajar.

- Esther dice que su mamá la quiere más que tú a mi.

- ¿Y por qué dice eso? 

- Porque su mamá siempre está con ella.

- ¿Y tú también lo crees?

- No lo se mamá, ¿tú no podrías dejar de trabajar?

- Pues no se si podría o no, pero es que mamá no quiere dejar su profesión.

- ¿No te gustaría hacer sólo de mamá? así podrías acompañarme cada día a entrenar.

- ¿Crees que si no me separase nunca de ti te querría mucho más?

- No lo creo mamá, pero a veces me pongo triste cuando marco un gol y tú no estás. 

- Pero mamá siempre está ahí cuando necesitas que te de un buen abrazo, compartir lo que te preocupa o ayudarte con lo que no te sale bien.

- Tienes razón mamá, yo no quiero otra mamá.

- ¿Sabes qué? Le podrías explicar a Esther que tú mamá, aunque a veces no esté contigo porque va a trabajar, intenta ayudarte siempre a conseguir todo aquello que te haga sonreír. 


El reloj suena en casa al amanecer para hurtar al alba minutos para poder entrenar. El día transcurre a un ritmo frenético donde casi no hay tiempo para comer. Tardes de actividades, entreno, estudio y sobretodo momentos de complicidad que me colman de ganas de seguir. También de nervios y alguna frase fuera de tono, cuando las cosas se empiezan a torcer y el cansancio se come mis ganas de reír. Las jornadas acaban tarde porque, tras el beso de buenas noches, toca seguir preparando clases, adaptando material o haciendo cursos de formación. Los fines de semana el trabajo sigue presente e intento, como experta equilibrista,  hacer las mejores peripecias para seguir robándole horas al reloj. Cualquier momento es bueno para intentar poner al día toda aquella faena que se  ha ido acumulando porque durante la semana no ha habido tiempo para más, siempre con la agenda a punto de explotar.

Quien me conoce sabe que hace años descubrí que ser mamá es mi real vocación, aquel oficio que me hace realmente feliz. Aquella profesión que me obliga a desinstalarme, a desaprender a diario, me hace mejor persona y me da el privilegio de acompañar a dos personitas que tienen el don de sacar lo mejor de mí. Una madre que no sabe hacer croquetas, ni coser disfraces y en ocasiones olvida firmar alguna autorización, pero que lucha a diario para estar presente en la educación de sus hijos, ser un referente para ellos y ofrecerles el mejor ejemplo para conseguir el objetivo primordial que para mi es la felicidad. Que asume la responsabilidad de la educación de sus pequeños como el reto más importante que en la vida llegará a tener.

Y sí, no soy como la mamá de Esther y no siempre puedo estar con Xavier. Entiendo que a un niño de 7 años le cueste entender que su mamá se pierda cada año la actuación de Navidad que ve emocionada gracias al video que le envía papá, que nunca le pueda ir a decir adiós al autocar cuando se va de excursión o pueda acompañarle el día de carnaval en la escuela. Esa mamá que le observa mientras duerme y que, por motivos laborales, no ha podido llegar a leerle el cuento de dragones que tanto le gusta escuchar o le explica que en ese momento no puede jugar con él porque debe enviar un documento urgente antes de cenar.

Estoy convencida que Xavier, cuando se haga mayor, entenderá que tiene una mamá que lucha a diario para que cada uno de sus sueños se hagan realidad y eso le conlleva, en ocasiones, a perderse algunos momentos en los que pagaría cualquier precio por poder estar. Ojalá un día sea capaz de apreciar que le tocó una mamá osada, dispuesta a trabajar de sol a sol para crecer, para mejorar, para llegar a ser una gran profesional. Que exige tiempo para emprender, para dibujar todo aquello que le hace feliz, para ser mamá sin dejar de ser mujer. Una mujer que no cree en los ideales de maternidad que la sociedad le quiere vender y que acepta que en ocasiones la maternidad le llega a sobrepasar.

Una mamá que hace años se cansó de buscar la perfección ya que se dio cuenta que nunca la iba a conseguir, que guardó la capa de superwoman en un cajón, que rompió el disfraz de maternidad que le querían subastar. Una mujer que nunca se cansa de exigir la igualdad en todos los ámbitos que tiene la suerte de actuar, que está harta de demostrar las cosas sólo por el hecho de ser mujer. Que en ocasiones se siente exhausta de tener la obligación de estar siempre al pie del cañón, de sentir que sólo logra sobrevivir.

Una madre que se niega a vivir perseguida por la sombra de la culpa, los complejos, el miedo y el que dirán. Que no cree en el modelo de madre que la publicidad y los medios de comunicación le quieren vender, que está saturada de escuchar, a otras mamás juzgar, la manera que tenemos de entender la maternidad las mujeres valientes que buscamos conseguir todos nuestros propósitos fuera de la vida familiar.

Una mujer que exige tener tiempo de calidad para poder ver crecer a sus hijos, que necesita estar presente en todos los momentos importantes de sus vidas para poderles ofrecer un acompañamiento repleto de afecto, confianza y apoyo incondicional. Que no quiere enterarse de cada uno de sus logros por las fotos de whatsaap que papá le pueda enviar. 

Una madre que quiere ser la responsable de encorajarles a probar, experimentar, descubrir y estar ahí cuando caigan y necesiten una mano para levantarse y continuar. Una mamá que convierte cada "te quiero" en un motivo para luchar. Una mujer dispuesta a planificar, a priorizar lo que debe o no atender, que ha aprendido a delegar,  que tiene la suerte de tener a su lado un papá que cree en la corresponsabilidad, que comparte con él de forma equitativa las tareas a hacer, que establece prioridades donde la familia es siempre la punta del iceberg. Me niego a aceptar que conciliar es renunciar o elegir.


Y junto a mi, hay miles de mujeres que luchamos a diario para que la reivindicación de conseguir una  conciliación real no sea escuchada como una queja sino como un derecho que deben tener todas las mujeres profesionales de este país. Hemos tenido la suerte que Laura Baena, creadora de el Club de las Malasmadresapoyada por miles de mujeres que han decidido fundir su voz, haya creado la campaña #Yonorenuncio #Yoconcilio con el objetivo de conseguir 100.000 firmas para solicitar a Change.org que se incentive fiscalmente a aquellas pymes que implanten una jornada continua con flexibilidad horaria.

¿Y tú, ya has firmado? ¿nos ayudas a que nuestra voz nos acerque a una conciliación real?



Hijos, recordad siempre que mamá no está dispuesta a compraros por sus ausencias,  lo que si os puede prometer que hará todo lo posible por ayudaros a conseguir tocar con los dedos las estrellas.




dilluns, 19 d’octubre del 2015

UN MUNDO FASCINANTE

- Me hubiera encantado gustarle.

- ¿Y quien te ha dicho que no lo has hecho?

- Ni siquiera me ha hablado mamá.

- Que no te haya hablado no significa que no le haya gustado conocerte. No a todo el mundo le resulta fácil expresar lo que siente.

- Cuando le hablaba no me miraba.

- Sólo necesitáis más tiempo para poder congeniar.

- Me hubiera gustado jugar un rato con él al balón.

- Estoy convencida que el próximo día lo pasareis bien.

- A ti si que te ha dado un beso cuando le hemos dicho adiós. 

- Hace mucho tiempo que nos conocemos. Poco a poco hemos conseguido crear un mundo maravilloso en común. ¿Te gustaría volver a verle?

- !Claro mamá!  ¿Y seré capaz de lograr que sea mi amigo?

- Sólo necesitará saber que quieres estar a su lado y estará encantado de compartir contigo lo mejor de él.

Podría empezar explicando que Pablo sufre un trastorno generalizado del desarrollo. Que no le dirigió ni una palabra ni un gesto a Xavier. Que no le miró ni se despidió de él. Seguiría aclarando que está diagnosticado como alguien que padece un trastorno autista. Podría explicar que comprendo la desilusión que sentía Xavier ese día sentado en el parque sin entender porque no querían jugar con él.

Pero prefiero empezar contando que Pablo es un niño muy especial, al que todo el mundo le gustaría conocer. Podría asegurar que si tu mirada logra entrelazarse con la suya no podrás dejar de desear saber más sobre él. Un niño al que le fascina jugar al igual que a todos los compañeros de su edad, no para de reír cuando le haces cosquillas sin avisar y se enfada cuando no entiendes lo que te quiere decir. Al que le gusta que le achuches cuando las cosas no salen bien y le animes a intentar cosas nuevas que probar. Que te pide protección cuando el ruido empieza a aumentar y te expresa su miedo cuando no entiende lo que va a pasar. Al que le gusta soñar y construir.

Podría concentrarme en hablar de todo lo diferente que es de los demás, en describir todo lo que nunca podrá llegar a hacer, en los problemas que presenta a la hora de comunicarse con los demás. Elijo focalizar mi energía en explicar todo lo que día a día es capaz aprender, de sentir, de intuir. Nunca llegará a la universidad pero ya es un licenciado en el arte del querer. Jamás formará una familia pero posee el master en lograr que a su alrededor todos lo quieran sin condición. No conseguirá conducir un coche pero encarrilará su vida para llegar a descubrir todo lo que le haga feliz. No acabará un doctorado pero será capaz de vivir en un mundo hecho a medida lleno de emoción y bienestar. 

Debo confesar que hay días en los que me cuesta mucho aceptar que no tenga ganas de mí, que me exija una paciencia infinita para poder llegarle a ayudar, que no pueda conectar con la realidad, que no muestre interés por escuchar y aprender todo lo que le quiero enseñar. De que haya jornadas donde no se deje tocar y se muestre indiferente a que le narre ese cuento que días antes le hipnotizó. Que me niegue un abrazo o nunca me explique lo que siente por mi. Mañanas en las que no logro entender el porqué de su llanto que me lleva a desesperar, en los que me invaden las ganas de abortar mi esfuerzo y volver a la normalidad. Momentos en los que me molesta su rigidez, su desinterés por todo aquello que le pueda ofrecer, que no pare de repetir que no quiere que me acerque a él o que sus rabietas y berrinches no paren de aparecer. Que me obligue a dejar mi humor y la ironía en un cajón.

Pero llega el día que consigues aliarte con la incertidumbre y lo desconocido te deja de molestar, que te anclas en la clínica de la comprensión y decides ir borrando cada una de las etiquetas que le quieren colgar. Ese justo momento en el que decides centrar tu mensaje en hablar de convivencia y no de inclusión, de igualdad y no de diferencia, de oportunidad y sensatez. El día a día en el aula te lleva a aprender que, sea cual sea la condición, todos los niños necesitan un abrazo cuando todo se tiñe de gris, un "eres capaz de hacerlo" cuando las cosas se empiezan a torcer o un "estoy aquí a tu lado" cuando empiezan a temer. Pablo, al igual que sus compañeros,  sólo necesita comprensión, que respeten sus ritmos, que compartan su silencio y crean en él. Que le susurren al oído "todo saldrá bien". 

Trabajo a diario por conseguir sumergirme en su mundo en ocasiones inaccesible para mí, aceptar que con él dos más dos nunca son cuatro. Aliarme con la incerteza para tener ganas de saber cada día más de él, valorar cada uno de sus pequeños progresos e intentar que tenga ganas de saber de los demás. Un mundo extraordinario donde nada está regulado y ordenado, donde nuestras miradas llegan a ser cómplices sin pedir uno al otro ninguna explicación. Un universo donde, llegar a compartir su fascinación por ver las gotas caer, se vuelve algo mágico o que observemos embelesados como ruedan los coches se convierta en el mejor plan.

Me pides que te ayude a comprender, que te anticipe lo que va a suceder y elimine el caos en tu vida porque te produce estupor. Que entienda tu fascinación por cosas a las que yo ni siquiera he llegado a apreciar, que respete tu ritmo y tu forma especial de comprender la realidad. Que no hable demasiado deprisa porque sino no entiendes lo que quiero de tí, que te felicite cada vez que lo haces bien. Que entienda  todos los rituales que necesitas para vivir, que sea previsible para que me puedas seguir. Que camine lento, que acepte que no dejes de agitar tus manos y tu cabeza sin cesar, que repitas siempre la última palabra que acabo de pronunciar.

Gracias por haberte cruzado en mi vida y obligarme a diario a improvisar, crear o inventar para encontrar la tecla que te haga feliz. Por hacer que me enternezca por tu ingenuidad, tu manera de besar, tu forma de decirme que te gusta mi olor. Deseo contagiarme de tu naturalidad a la hora de elegir, de decir siempre la verdad, de mostrar una picardía sin intoxicar, de tu ritmo pausado a la hora de actuar. 

Aprendo a diario cuando su mamá le viene a buscar y se funden en un fascinante abrazo que sólo ellos logran entender. Y estoy convencida que Xavier y él lograran crear un mundo único donde poder soñar juntos sin miedo a errar.


dilluns, 12 d’octubre del 2015

UNA DÉCADA Y CUATRO AÑOS

- Ésta es la que más me gusta mamá

- ¿Por qué?

- Porque papá te coge bien fuerte de la mano.

- También es una de mis preferidas.

- En todas las fotos no paráis de sonreír.

- Fue un día muy especial. Explicar a la gente que te quiere, que has encontrado a la mejor persona para compartir el resto de tu vida, te hace inmensamente afortunada.

- ¿Y como supiste que querías a papá?

- Porque es el único que ha sido capaz de hacer temblar mi corazón.

- ¿Y cómo sabré yo que tengo a esa persona delante?

- Será aquella que logre hacerte sonreír cada vez que hayas decidido dejarte llevar por la tormenta.

Hoy hace 14 años que decidimos coger el mismo tren, que elegimos compartir vagón, que nuestros caminos se cruzaron en una genial casualidad. No hizo falta dar el beso al sapo para saber que era él el elegido para empezar a dibujar un destino compartido. Llegaste sin hacer ruido, quizás en el momento menos adecuado. Fuimos pacientes, construimos sin prisas, marcamos nuestros ritmos. Aprendimos a no escuchar a los que no creyeron en nosotros, a los que sólo veían pegas en nuestro camino, a los que aseguraban que no merecía la pena intentarlo. Fuimos valientes resurgiendo ambos de la adversidad, creímos en nuestro proyecto, demostramos que nos necesitábamos y el destino acabó alineándose a nuestro favor.

5113 días de amar con coraje cuando ha habido tempestad y con dulzura cuando todo ha ido todo bien, de reinventarnos a diario para luchar por nuestra elección, de compartir ausencias, de curar heridas, de tejer lo que está a punto de romperse, de enorgullecernos de lo conseguido. Un amor compañero, comprometido, sin secretos ni dobles sentidos, donde la idealización se ha ido difuminando para dar paso al respeto, cuidado, cariño y la admiración. El paso del tiempo nos ha enseñado que el amor no tiene que ser perfecto para ser maravilloso, que lo único que debemos pedirle es que sea sincero, un lugar donde no haga falta fingir. Un amor sentido y poco pensado, especialmente los días que se tiñen de gris.

La experiencia te revela que quieres a alguien de verdad cuando no necesitas poemas ni flores, ni promesas eternas, ni pactos perpetuos, sólo que te susurre al oído "estoy a tu lado" cuando la vida se empeña a hacerte sufrir. Amar es enamorarse de las diferencias, entender lo que tú nunca harías, querer las imperfecciones, respetar nuevas ideas,  tener el mejor aliado para que te impulse a volar. Quererse es viajar en la misma dirección y desear hacerlo por vida, compartir coordenadas y retos. Amar es entender que lo importante es con quien viajas y no el destino, que en ocasiones la vida se balancea, que constantemente te tocará reconstruir. Conseguir que los demonios sean capaces de entenderse,  respetar espacios, dejar al otro ser quien quiera y amar cuando menos lo merezca.

Amor es encontrar a alguien que se enamora de ese lado oscuro que nadie conoce, de tu caos, tus imperfecciones, tus fracasos, dudas y cambios de humor. Aquel ser único que entiende tu delirio, respeta tu silencio, cree en tus sueños, comprende tu ausencia y se aparta cuando necesitas respirar. La persona que apacigua tu ira, potencia tus cualidades, disimula tus defectos y te aguanta cuando la apatía y el desánimos se han apoderado de ti. Aquel que desea pasar a tu lado el vendaval y tira de ti cuando no puedes más.

El único individuo que ama tu lado sombrío, el más miserable, rompe tus barreras y te protege cuando te muestras inmensamente vulnerable. Aquel que elige quererte cuando decides que ni tu misma te aguantas, te muestras torpe, vacías lo peor, eliges inmolar lo conseguido y amas a destiempo. Sólo él sabe cuidarte y abrazarte fuerte, sin reproches ni censuras, haciéndote sentir única y logra que vuelvas a empezar.

Ese ser singular que consigue un equilibrio entre tus deseos y sus demandas, desea a fuego que las cosas funcionen, logra convertirse en tu mejor refugio, no muestra miedo al acuerdo y lidia con cada uno de tus fantasmas. Aquella persona con la que deseas llenar tu vida de buenos recuerdos, de experiencias encontradas, de problemas resueltos y definir juntos cual es la mejor manera de querer. Aquel que siempre sabe lo que te pasa, con el que te sientes libre, define lo que sientes, pone nombre a tus penas y no deja de mostrarte el sendero para lograr vivir a la máxima intensidad. 

La única persona que te ama con el alma y te hace entender que la felicidad está dentro de ti y no al lado de alguien. Aquel con el que compartes el maravilloso oficio de ser madre y se convierte en el mejor papá que pueda existir. Una década y cuatro años compartidos que deseo sigan transformándose en una eternidad.

dilluns, 5 d’octubre del 2015

A MI ME GUSTA SER MAMÁ

- ¿A ti  te gusta ser mamá?

- Es lo que más me hace feliz.

- ¿También cuando te hacemos enfadar porque no hemos hecho alguna cosa bien?

- De esos momentos, en muchas ocasiones, surgen los mejores aprendizajes, ¿no crees?

- A mi me gusta mucho que seas mi mamá.

- ¿Ah si?

- Sí, tu eres la única que consigue que no tenga miedo en la oscuridad, tus besos me curan cuando me hago daño y cuando estoy triste consigues que vuelva a reír. Además tienes un poder especial.

- ¿Un poder?

- Sí, sólo con mirarme sabes si estoy bien o mal, además eres capaz de darme lo que necesito sin que te lo tenga que pedir.

- ¿Sabes lo que más me gustaba de la abuela cuando tenía tu edad?

- ¿Qué mamá?

- Que siempre sabía cuando me tenía que achuchar.

Me encantaría ser de esas mamás que poseen infinita paciencia y han nacido únicamente para estar con sus hijos sin cansarse ni un instante de la maternidad. Aquellas que nunca se quejan ni añoran su vida cuando tenían tiempo libre y dormían todas las noches de un tirón. De esas que no echan de menos el silencio ni la soledad o que nunca desean que se vayan a la cama para poder desconectar. Que no pierden la sonrisa aunque la casa vaya a explotar, que no se exaltan cuando sus hijos no dejan de discutir, ni nunca pagan con ellos alguna de sus frustraciones el día que amanece gris. Me gustaría ser de esas mamás que observo en el colegio que no dejan de reír aunque les haya costado casi la vida llegar puntual, que no protestan cuando están hartas de cumplir las necesidades de los demás, que cumplen los deseos de sus pupilos sin rechistar. Aquellas heroínas que nunca gritan, ni pierden los nervios, ni desean que lleguen los abuelos para que se lleven a sus hijos un rato a pasear. Que no sufren de lumbago sin sus hijos han invadido la cama al alba y saben disimular sus ojeras y mal humor cuando llevan tres días sin descansar. Esas elegidas que han nacido para ser mamás sin peros, carencias o imperfección.

Envidio a aquellas madres que siempre consiguen que sus hijos coman fruta y verduras sin gruñir, que no muestran pereza si les toca jugar al parchís, que nunca se olvidan de explicar el cuento antes de irse a dormir y saben de memoria todas las canciones de moda que sus hijos piden sin cesar. Aquellas escogidas a las que el ritmo acelerado no les llega a agobiar, las que gestionan todo sin titubear, las que montan espectaculares fiestas de cumpleaños sin rechistar, aquellas que no se quejan cuando les toca trasnochar para poder conciliar.

Os prometo que yo lo he intentado pero se me ha negado esa potestad, sin duda me ubico en el otro bando de mamás. Aquellas que resoplamos en varios momentos al día cuando la cosa se empieza a torcer, a menudo no vamos estupendas porque no ha habido tiempo para más y maldecimos cuando nos llaman a las tres de la mañana porque tienen sed.  Confieso perder los nervios, estar incómoda fuera de mi zona de confort, añorar mi libertad, desear dormir 24 horas seguidas y perderme durante una temporada en algún sitio que nadie me pueda encontrar. Soy de aquellas que acumulan listas de tareas por hacer y maldicen los días que no les ha dado tiempo ni estornudar. 

Y tras leer cientos de manuales de crianza, de cursar licenciaturas de educación, de intentar imitar a las madres con super poderes llega un día que te convences que la perfección en este magnífico oficio nunca te llegará. Y es, en ese justo momento en que te sientes la peor madre del mundo porque has sido incapaz de gestionar algún conflicto que ha acabado casi en una nueva guerra mundial, cuando tu hijo te susurra al oído "te quiero mamá". Esas palabras poderosas capaces de trasformarlo todo y de recordarte que ellos nunca te han pedido que seas la mejor sino sólo que estés ahí cuando necesiten seguridad, les escuches sus demandas y les enseñes las mejores estrategias para no dejar de avanzar.

Tras 10 años de ejercer oficio aprendiendo por ensayo-error, de tener el honor de poder acompañar a dos seres maravillosos desde la casilla de salida, de compartir cada paso de la fascinante senda del aprender, de tender la mano cada vez que se caen, de dibujar proyectos que les hacen crecer, sólo deseo convertirme en una mamá experta en el arte de entusiasmar.

No prometo tener siempre el control, ni poder constantemente controlar mi humor ni saber siempre la solución. A lo que si me comprometo es a luchar porque no pierdan nunca el amor por la vida que tienen la suerte de gozar,  a intentar controlar la incongruencia entre el decir y el actuar, a bajar el tono de voz cuando pierda la dirección, a eliminar de nuestras vidas la negatividad. A no usar la amenaza y utilizar la anticipación, a no generalizar cuando me toque corregir, a no abusar de la autoridad y cumplir las promesas que tanto les hacen ilusionar.

Y trabajaré para conseguir que crezcan en libertad, sin sobreprotección, explicando con paciencia que deben mejorar,  intentando equilibrar el sentido común y añadiendo a los contratiempos dosis extras de humor. Cultivaré para que nunca se cansen de aprender a aprender, de mejorar, de interrogarse y defender lo que sientan, de creer en el esfuerzo como el mejor cómplice para lograr, de eliminar las quejas, dudas y el que dirán. Os animaré a empezar de nuevo cuando las cosas no salgan bien, a buscar motivos para seguir, a utilizar el fracaso para aprender, a comprometerse con todo aquello que les haga vibrar, a hacer locuras que les hagan feliz, a despertar las ganas de experimentar, innovar y conocer.

Creo que educar es más guiar que corregir, amar que reprochar, acompañar que advertir, aceptar que negar, felicitar que reprobar, confiar sin censurar, elogiar sin juzgar, querer sin condición, ser el mejor modelo que puedan tener sin cansarnos nunca de aprender.

Prometo que entenderé que a medida que se hagan mayor se muestren más críticos con mi forma de entender será el momento adecuado para dejaros volar.

Y si hijo me gusta mucho ser mamá, sin duda es el mejor oficio del mundo.