Sònia

Sònia

dimecres, 14 de maig del 2014

LA PEOR MADRE DEL MUNDO



“Eres la peor madre del mundo” gritaba Pol mientras daba un portazo y se encerraba en la habitación. No recuerdo muy bien el motivo de su queja pero si su enfado, decepción y rabia contenida.
                La bomba había estallado porque no había respetado uno de los límites marcados en casa y me comparaba con algunas madres permisivas de sus amigos. Para no perder los estribos, intentaba reírme de mi misma imaginándome convertida en un feroz demonio.
                Con sus 9 añitos me recriminaba que no le dejase hacer aquello que otros podían hacer sin problemas ni consecuencias. ¿Cómo le explico que lo hago por su bien?
                Pienso que la titánica tarea de ser padres arroja muchos desafíos  pero, sin lugar a dudas, uno de los importantes es el tema de los límites. Poner límites y hacer cumplirlos significa muchas veces tener conflictos. Intento solucionar los conflictos de forma positiva procurando no ser ni permisiva ni autoritaria pero ¡qué difícil lograr un equilibrio!
                Evito caer en las amenazas que luego no cumpliré, en el chantaje emocional o en la exageración de mis emociones, pero debo confesar, que a veces las circunstancias me hacen caer en ellos.
                Los niños felices necesitan sentirse seguros y protegidos y para ello requieren límites y normas claras. Si no se convertirán en niños insatisfechos, tiranos, que reclaman constantemente nuestra atención y con importantes dificultades para vivir en sociedad.
                Los límites son indispensables para que nuestros pequeños logren alcanzar la madurez y la felicidad. Los límites no pueden depender de nuestro estado de ánimo. El secreto es marcarlos mediante una disciplina eficaz, de forma coherente y con firmeza.
                Los límites deben ser explicados con claridad, firmeza  y objetividad. Deben ser concretos  y  debemos asegurarnos que son entendidos. Al ser cumplidos, debemos realizar un refuerzo positivo felicitando los comportamientos correctos. Un buen achuchón o un besazo les llenarán de orgullo.
                Tras un rato de tranquilidad en su habitación y una distendida charla sobre el tema, Pol ha entendido la necesidad de no saltarse los límites. Acabar viendo la tele juntos y cerrar el día con tranquilidad ha sido todo un regalo.

                Mañana habrá que volver a cargar las baterías al máximo.

3 comentaris:

  1. Me ha gustado mucho :                Los niños felices necesitan sentirse seguros y protegidos y para ello requieren límites y normas claras. Si no se convertirán en niños insatisfechos, tiranos, que reclaman constantemente nuestra atención y con importantes dificultades para vivir en sociedad.

    Pero que difícil es!!

    ResponElimina
  2. Malamadre total, vamos ;) Eres una campeona. Estoy totalmente de acuerdo contigo.

    ResponElimina

Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.