- ¿Cómo qué?
- El otro día soñé que era capaz de volar. Me encantó sentir que mis pies no tocaban el suelo.
- A veces los sueños nos permiten hacer cosas maravillosas, en eso reside la magia de soñar. Soñando no hay nada que se nos resista, los miedos desaparecen y nada nos limita.
- Mamá, ¿los mayores también soñáis?
- Claro que sí, yo creo que a medida que vamos creciendo más nos gusta hacerlo.
- ¿Por qué mamá?
- Porque en ocasiones perdemos la capacidad de imaginar o crear todo aquello que deseamos y los sueños se convierten en un gran vehículo para seguir haciéndolo. En muchas ocasiones los utilizamos como el punto de partida de un nuevo reto.
- O sea, que los utilizáis de excusa para atreveros a intentar hacer nuevas cosas, ¿es eso?
- La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante. Los sueños siempre aportan valor.
Soy de las que piensa que en las escuelas se debería impartir una asignatura obligatoria donde se enseñase las herramientas básicas para no olvidar NUNCA la importancia que tiene soñar. Una materia que nos enseñase que sólo es posible avanzar cuando uno mira lejos, elimina sus miedos y trabaja a diario para conseguir aquello que realmente le haga feliz. Una asignatura que se debería reforzar en casa a diario, unos deberes a los que dedicar todos nuestros esfuerzos si queremos conseguir la felicidad. Una rutina llena de optimismo, valentía e ilusión.
¿Cuántas veces no nos hemos atrevido a soñar por miedo a descubrir que conseguirlo sólo depende de nosotros? En muchas ocasiones dejamos de soñar por miedo a asumir esa responsabilidad y dedicamos todos nuestros esfuerzo a vivir sumidos en el lamento, en la queja fácil y nos volvemos unos verdaderos expertos en lanzarle la culpa a los demás. Lo más triste es que al final nos sentimos cómodos postergando, mostrándonos perezosos o buscando cualquier pretexto para dejar de soñar. La vida se convierte en una ridícula obra de teatro donde ni si quiera nos dan el papel del apuntador.
Miedo al riesgo, a la duda, a cambiar de opinión, a las sorpresas. Los sueños se van haciendo cada vez más pequeños y pierden su sentido. La rutina ya nos compensa, nos hemos acostumbrado a ella, hasta le hemos cogido cariño. La improvisación o la fantasía están vetadas en nuestra vida acomodada, donde todo está estructurado. Hemos esperado tanto tiempo el motivo, el lugar o la persona adecuada que hemos olvidado soñar. Y cuando te has visto capaz de hacerlo, aquel instante donde te has sentido valiente, has preferido volver a posponer por miedo a fracasar, asumiendo que tu sueño te quedaba grande, decidiendo que mejor que lo persiga otro, tú has elegido continuar siendo gris.
Hijo, los sueños son el mejor antídoto para vivir con ilusión, para ser feliz. Nunca tengas miedo a soñar grande porque tu serás merecedor de cada uno de ellos. Proyecta cada una de tus ilusiones en ellos, sin contener el deseo, la ilusión, sin miedo a fracasar. Los sueños nos ayudan a salir de la zona de confort, nos acercan al riesgo, dibujan cada uno de nuestros retos. El trabajo, el esfuerzo y la constancia se convertirán en nuestros mejores aliados. Los sueños nos enseñaran a fracasar para volver a construir, a aceptar el error como la mejor estrategia para mejorar. Soñar llenará nuestros días de ilusión y felicidad.
En muchas ocasiones, los sueños no darán respuesta a nuestros por qué o los para qué, ni tan siquiera nos llevaran a donde queramos llegar, pero sin duda serán los encargados de señalizarnos el camino, provocarán que demos el primer paso para sacarnos donde estemos. Elijamos nuestro sueño, sin esperar el momento o el lugar adecuado, busquemos bien a nuestros cómplices y creamos que somos la única persona merecedora de conseguirlos. Deberás estar a la altura, soportar la tormenta, las críticas o la envidia de aquellos que nunca se atrevieron. La locura formará parte del juego.
Los sueños nos ayudarán a encontrar nuestro talento, lo que nos hace diferente, únicos. Pon tus cinco sentidos, ensaya, ponte en marcha cada día. Busca ilusionarte, hacer algo extraordinario, no te preocupes si a veces sientes vértigo, los grandes también lo tuvieron. Encontrarás a los que no te entienden, a los que se aparten porque les produces aturdimiento. Se honesto, mima los detalles, crea tu marca, no te canses de insistir, no dejes que tus sueños prescriban. Equivocarse nunca supondrá hacer el ridículo.
Nunca copies o pidas sueños, no seas mediocre. Esboza sin miedo todo aquello que quieras conseguir, se aquella persona que sueñas ser. No tengas miedo a perder lo que eres, a sentir lo que te hace estar vivo, a apreciar tu pasión. Cree en ti, en tu camino. Se paciente, asume el riesgo, comprométete, admite el fracaso y enrólate a tu destino. Haz cosas extraordinarias, que mejoren el mundo, que ayuden a los demás. Recalcula tu ruta las veces que hagan falta, cambia tu hoja de ruta las veces que haga falta, sal ahí fuera sin medida, sé ahora lo que sueñas, no pienses en exceso.
Céntrate en tus fortalezas, en tus oportunidades, abre caminos que antes nadie haya imaginado, vuelve a la casilla de salida las veces que haga falta. Sal ahí fuera y decide quien quieres ser.
Es bien curioso, hoy he soñado que volaba.