Ha empezado un nuevo curso escolar y con él las carreras, los horarios enloquecidos, las clases y las extraescolares. Vuelta a las aulas donde nuestros hijos y alumnos se enfrentarán a nuevos y apasionantes retos educativos.
En ocasiones, como padres o maestros, nos obsesionamos con que aprendan el máximo número de contenidos y procedimientos sin interrogarnos sobre si esos aprendizajes les van hacer competentes para vivir en una sociedad cambiante como la nuestra.
Una educación en ocasiones obsoleta que olvida enseñarles las competencias necesarias para vivir en equilibrio, para saber escuchar y descifrar emociones, para conseguir ser perseverantes, agradecidos y capaces de superar los tropiezos que la vida nos regala a diario.
Una educación en ocasiones obsoleta que olvida enseñarles las competencias necesarias para vivir en equilibrio, para saber escuchar y descifrar emociones, para conseguir ser perseverantes, agradecidos y capaces de superar los tropiezos que la vida nos regala a diario.
A menudo seguimos repitiendo torpemente los mismos errores a la hora de EDUCAR:
- Creer que EDUCAR consiste en "llenar" de contenidos. La educación debería centrarse en DESPERTAR, en contagiar las ganas de aprender, de descubrir, investigar o crear.
- Establecer EXPECTATIVAS desproporcionadas hacia ellos que les ahogan y les etiquetan. Sin respetar ritmos de aprendizajes, sin conseguir hacerles protagonistas del proceso, sin escuchar sus necesidades.
- Creer que en la educación existen ATAJOS, fórmulas mágicas. Seamos pacientes, establezcamos objetivos a largo tiempo, aprendamos de la experiencia.
- ALLANAR el camino para evitar que se equivoquen. Dejémosles caer, probar, aprender útilmente de cada tropiezo. Evitemos la sobreprotección haciendo del error un gran maestro.
- Ignorar o minimizar los SENTIMIENTOS. La educación emocional debe ser la columna vertebral de nuestra educación. Enseñemos a ponerle nombre a aquello que les pasa, a expresar las dudas o miedos, a compartir lo que sienten o necesitan.
- OÍR sin ESCUCHAR, la comunicación debe ser un pilar en la educación. Aprendamos a conversar con ganas de entendernos, a darle valor a las palabras, a escuchar de forma empática.
- Actuar en función de nuestro ESTADO de ÁNIMO, hablando y actuando de forma diferente. Seamos coherentes con el decir y el hacer, evitemos la disparidad entre los adultos, trabajemos en equipo. Convirtámonos en el mejor de los EJEMPLOS.
- Educar SIN LÍMITES y RESPONSABILIDADES. Hagámosles responsables de sus decisiones, motivémosles a asumir riesgos y analizar sus consecuencias, enseñémosles a vivir en sociedad.
- COMPARAR constantemente a nuestros hijos o alumnos provocando celos, envidias y baja autoestima. Cada niño merece ser educado de forma individualizada, dando respuesta a sus necesidades, haciéndole sentir único, creyendo en él.
Ojalá este curso escolar seamos capaces de acompañar sin condición, crear las condiciones necesarias para inspirar a todos nuestros pequeños el deseo de aprender sin olvidar que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.