- ¿A ti también se
te olvidan las cosas que aprendes?
- Sólo las que no
son importantes.
- ¿Y cómo puedo
saber si un aprendizaje es valioso o no?
- Porque aquello
que aprendas te ayudará a avanzar.
- ¿Qué es lo más
importante que debo aprender?
- Que la vida es un
regalo que debes aprender a explorar.
Cuando nos
convertimos en papás y mamás nos entra la necesidad imperiosa de llenar a
nuestros hijos de saber. Centramos nuestro esfuerzo y
presupuesto en conseguir nuestros pequeños aprendan todos los idiomas posibles,
toquen un instrumento musical, sean habilidosos deportistas o realicen cientos
de operaciones por minuto. Los saturamos de contenidos, procedimientos o
habilidades que deben dominar a la perfección, además de cumplir con su curso
escolar.
Por suerte la
experiencia te va enseñando que en la educación lo importante no es la cantidad
de inglés que puedan llegar aprender, la media aritmética que obtienen al final
del curso escolar o si logran jugar o no de titular.
Yo no quiero hijos
atiborrados de conocimientos, mi única pretensión es conseguir contagiarles el placer de VIVIR. Mi maternidad
se basa en pretender que se conviertan en personas empáticas, libres, críticas,
capaces de vivir en una sociedad cambiante, llena de desafíos, que tengan ganas
de aprender. Niños capaces de gestionar sus emociones, que crean en el valor
del esfuerzo, que acepten el error como el mejor aliado para avanzar.
Una educación que
forme para la vida, que priorice el sentir al hacer, las ganas de probar, el
ser capaz de disfrutar del camino.
El mejor legado que
podemos dejarles a nuestros hijos debería ser:
1) Enseñar que la
FELICIDAD puede esconderse en cualquier esquina, hay que entrenarles a buscarla
con ansia. Que sean más que tengan, que vivan sencillo, sin guardar nada para
mañana. La vida no entiende de programaciones ni planes, simplemente sucede.
2) A no dejar pasar
la vida esperando que ocurra aquello que les va hacer sonreír. Enseñémosles a
ID a por ello, a tomar las riendas, a dar el primer paso. Demostrémosles que
los sueños deben ser el motor que les remueve por dentro, a ser imprudentes,
osados, a pintar sus propios caminos, a buscar la excelencia. A no olvidar que
el TIEMPO es nuestra mejor mercancía.
3) Que aprendan que,
si deben esperar algo, que sea únicamente de ellos MISMOS. Ejercitémosles a
confiar en sus habilidades, a explotar su potencial, a descubrir el talento que
todo niño posee. A enamorarse de los defectos, a reírse de los contratiempos, a
juzgarse con cariño, a establecer sus propios límites. A escucharse a menudo, a
hablarse con respecto.
4) Entrenémosles aVIVIR sin MAPAS, sin guión. Consigamos que se enamoren de la incertidumbre, de
la casualidad, del cambio. A no pedir permiso por luchar, por conseguir aquello
que les hace vibrar, por defender lo que les hace diferentes. Velemos porque
nunca se cansen de trabajar, de mejorar, de buscar la mejor versión.
Expliquémosles la necesidad de reprogramarse a diario, de reinventarse la veces
que sea necesario.
5) Consigamos que
crean en el INSTINTO, que se conviertan en lo que piensan, a sentir en estéreo,
a emocionarse a diario. Animémosles a rodearse de valientes, a arriesgarse sin
lamentaciones, a cruzar por la cuerda floja, a vencer aquello que les asusta, a
no escuchar a sus pensamientos cuando se quieran rendir.
6) Expliquémosles
la importancia que tiene DESTACAR únicamente por ser buenas personas, dar sin
esperar recibir, empaparse de valores. Enseñémosles a centrar la atención en
saber quién necesita de su calor, a rodearse de personas que ayuden a sumar. A
perdonar, a ser humildes, a tejer complicidad, a que sus actos hechicen.
7) Motivémoslos a
TOMAR decisiones, la inactividad y la pereza no son un buen compañero de viaje.
Ayudémosles a identificar aquello que les apasiona, a gestionar los miedos, a
hacer algo nuevo cada día. A empoderad su vida, a conducirla con originalidad y
autonomía, a estar dispuestos a desaprender. A asumir las consecuencias de sus
acciones, a buscar soluciones, a hacer que el riesgo valga la pena.
8) Enseñémosles a
AMAR sin olvidar sus raíces, a llorar sin temor, a ser sin antifaces ni
excusas. A vivir con conciencia en el presente, a componer su propia banda
sonora. A ver en cada día una nueva oportunidad, a soñar grande, con pasión y curiosidad.
9) Demostrémosles
que la queja no les sacará de los problemas, enseñémosles a llevarse bien con
la VIDA, que las cosas pequeñas son las que realmente importa. A reírse mucho,
a ver la vida con la máscara del HUMOR. A quitarle hierro a las vicisitudes , a
ver lo positivo del intento.
No nos cansemos de
REPETIRLES que aprendemos de la mano, que les acompañamos sin condición. Que
apoyamos sus decisiones, que entendemos sus temores, que perdonamos sus
errores, que valoramos cada pequeño progreso.