Sònia

Sònia

dijous, 7 de novembre del 2019

UNA NUEVA EDUCACIÓN

Hemos sido educados para ser prudentes, para esperar el momento perfecto, para no llamar la atención demasiado. Para desear poco y seguro, para vivir en nuestra zona de confort sin riesgos ni sobresaltos. Pasándonos el día cancelando, postergando, creando excusas. Sintiéndonos cómodos con el conformismo.

Hemos normalizado el vivir supeditados a lo que pueda pasar, a esperar el momento perfecto, a estar cómodos en el conservadurismo. A pensar en círculo y evitar los riesgos.

Ojalá en la escuela y la familia fuese obligatorio educar en la VALENTÍA, en el ATREVIMIENTO, en las GANAS de exprimir la vida. Ojalá se enseñasen las competencias necesarias para MIRAR a la vida con CORAJE, para saber empezar de cero las veces que haga falta, para mitigar los daños de los tropiezos. Para exprimir cada instante con intensidad, para saber comprometernos con nuestros sueños,  para SOBRESALIR.

Materias que enseñen a vivir conectados con uno mismo para ser capaces de mirarnos con dulzura ante el espejo.

Que instruyesen a saber decidir lo que realmente lo necesitas, a re-inventarnos constantemente, a priorizar sobre las prioridades.

Asignaturas que ejerciten a mirar la vida con pasión, a saber escuchar a la intuición, a creer en los imposibles.

Una educación centrada en enseñar a liderar sin complejos el propio camino, a creer a fuego en los propios ideales, a definir correctamente el éxito. A persistir y trabajar sin que nos engulla el desánimo, a descubrir los propios talentos, a transformar los errores en oportunidades.

Clases que entrenen a tomar decisiones sin que nos tiemble el pulso, a no tener miedo a perder, a pensar en grande. Que expliquen la importancia de saber que no siempre se gana, que el ego puede convertirse en nuestro peor enemigo, que los cobardes pocas veces consiguen lo que quieren.

Una escuela y una familia que no se canse de repetir que con los valores no se negocian, que enseñe a bailar con los imprevistos, a saltar haya o no red. A aprender a diseminar los miedos, a soltar lo que nos daña, a descubrir nuevos límites.

A saber que la vida es caprichosa, que exige comprometerse para aspirar a todo. No nos cansemos de explicar a nuestros pequeños que la VIDA es demasiado corta para DEJARLA IR, que la decisión de hacerlo es lo que cambia todo.