Sònia

Sònia

dimarts, 5 d’abril del 2016

AYÚDAME A ESFORZARME MAMÁ

- Házmelo tú mamá.

- Si lo hago yo nunca aprenderás.

- Ya, pero estoy harto que me salga mal.

- A menudo a mamá también le cuesta conseguir lo que se propone.

- Es un rollo tenerse que esforzar.

- Pero cuando consigues lo que realmente quieres, ¿no te hace sentir especial?

- Mucho, me siento muy feliz por haberlo logrado.

- ¿Por qué no dedicas toda tu energía en querer mejorar? El esfuerzo seguro que te recompensa.

- Creo que ya casi lo tengo mamá

- Dicen que la victoria pertenece siempre al más perseverante.

La vida está llena de desafíos y enseñar a nuestros hijos a superarlos, debe ser una de nuestras prioridades. La fuerza de la voluntad debe convertirse en un elemento clave en la educación emocional de nuestros pequeños. Conseguir hijos mentalmente fuertes, resilientes, que sean capaces de afrontar las adversidades con optimismo y con una buena autoestima, deben ser pilares en nuestra educación. 

Hagámosles creer que la voluntad es la fuerza del querer, el deseo que las cosas ocurran. Démosles mil y un motivo para esforzarse, ayudémosles a creer en su trabajo, convirtiéndonos en el mejor de los ejemplos. Demostrémosles que cada paso les acercará a su objetivo, que cada intento ayuda a sumar, que cada dificultad fortalece, que cada logro engrandece el alma. Consigamos que se hagan amantes de los retos y de las ganas de dar lo mejor de ellos en cada momento, a creer en el camino.

Enseñémosles a comprometerse con sus sueños especialmente cuando las cosas se compliquen, a responsabilizarse con sus decisiones, reforcemos todos sus pasos regalándoles un ambiente familiar seguro, afectivo, alegre y motivador. No nos casemos de recordarles que estamos siempre a su lado especialmente cuando les toque volver a empezar, felicitemos cada uno de los progresos. Aprendamos a exigirles de manera adecuada para dar paso a la autoexigencia, 

Démosles la mano para que sean capaces de enfrentarse a sus miedos, animémosles a probar con valentía sin temor a fallar, despertemos el interés por el éxito, por sentirse orgulloso de cada pequeño triunfo, por la búsqueda de la satisfacción personal. Consigamos que entiendan que la perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto, donde la práctica diaria se convierte en el mejor maestro.

Consigamos que tengan motivos para no dejar de avanzar, para buscar retos que les hagan emocionar, para aprender a trabajar con el corazón. Logremos que apuesten a fuego por lo que deseen, hagamos que la constancia, la paciencia, la tolerancia a la frustración y el compromiso sean los mejores compañeros de viaje.

Ayudémosles a planificar la ruta, a definir objetivos, a trabajar sin bajar los brazos, a perseverar y resistir. Contagiémosles de energía, de voluntad de querer hacerlo, de creer que son capaces. Consigamos borrar la queja de sus labios, enseñémosles a ser osados, a soñar grande, a dominar la situación cuando las cosas se tuercen, a controlar la impulsividad. Recordémosles a diario que cada logro empieza con la decisión de intentarlo.

De esta manera ayudaremos a nuestros hijos a creer en la constancia y esfuerzo como la fuerza motriz más poderosa que existe, aquella que permitirá conseguir todo aquello que deseen sin depender que sea el destino quien decida lo que pueden o no hacer. Tendámosles la mano para ayudarles a conseguir cada uno de sus sueños,




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