Sònia

Sònia

diumenge, 4 de febrer del 2018

TU MEJOR ACOMPAÑANTE

No nos consideramos lo suficientemente buenos. Nos faltan agallas para desear demasiado. Siempre perdemos al compararnos con los otros. Dudamos de nuestra valía,  pecamos de vivir nuestros días a medias. Nos atacamos sin contemplaciones, evitamos enfrentarnos a nuestros miedos que tanto nos incomodan. Optamos por encajar en los parámetros que otros marcan . Damos a menudo nuestra peor versión. Aparentamos sentir aquello que los otros desean, nos convertimos en un fraude.

Hacemos demasiado caso a esa voz interior que nos acompaña siempre, esa que empequeñece nuestro ego y está dispuesta a acabar con cada uno de nuestros sueños. Esa que encubre nuestra intrepidez y nos anima a apilar excusas, a postergar. Que consigue que nos avergonzamos de nuestros tropiezos,  que vayamos por la vida a pata coja.

Alimentamos a diario ese diálogo interno que tanto nos daña, que nos empequeñece, que nos trata de forma injusta. Nos mostramos benévolos con sus ataques, dejamos que realce únicamente nuestras imperfecciones. Esas conversaciones que nos vuelven vulnerables, que nos hacen perder oportunidades, que llenan nuestras decisiones de sinsentido.

Esa voz es capaz de acabar con cada una de nuestras ilusiones, de hacernos creer  que no merecemos el éxito, de llenarnos de inseguridades. De maquillar nuestra realidad con filtros que merman nuestro talento. Hace que dejemos de tratarnos con dulzura.

Buscamos el impacto en sitios erróneos, enseñamos únicamente lo que los otros valoran, negamos nuestra propia felicidad, estamos a rebufo de los que los otros necesitan.

Por suerte llega un día en el que te sientes capaz de empezar a luchar contra tus propios fantasmas, de mirar al mundo de forma diferente, de dejar de escuchar todo lo que hasta ahora ha frenado tu camino. En el que decides conquistarte y aprendes a silenciar las críticas que tanto te hieren, a reírte de tu propia torpeza, a plantarle cara a tus complejos. A ignorar cada uno de tus ataques, a mostrarte irreverente con tus propias sandeces.

En el que te sientes con agallas de convertir la adversidad en desafíos, de adueñarte de tu vida, de hacer que las cosas sucedan. De apostar por ti sin pretextos, de aprender a creer en la locura, a liderar cada momento. De jugar con la vida sin frenar a la intuición siendo honestos con lo que sentimos, aceptando la incomodidad de la incertidumbre.

Convirtámonos en el mejor de los compañeros, sepamos lo que merecemos, seamos dueños de nuestro tiempo.

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