Sònia

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dissabte, 12 de gener del 2019

APREDER A VIVIR A MÁXIMA INTENSIDAD

Corremos siempre aunque no sepamos muy bien hacia donde. Seguimos tendencias, nos dejamos arrastrar por las modas. Buscamos siempre los tres pies al gato, los peros y los porqués. Vivimos entre prejuicios, clichés preestablecidos y promesas por cumplir.

Aparentamos tener una vida perfecta, deseamos cosas para las cuales no estamos preparados, envidiamos lo que otros consiguen. Seguimos caminos que otros deciden, nos sentimos insatisfechos, siempre queremos más. Compramos el humo que otros venden, aparentamos una felicidad que no siente nuestra alma.

Repetimos cíclicamente los mismos errores, buscamos los cómo antes que los por qué. Postergamos dar ese paso que va a sacarnos de la aspiral que nos encarcela, creemos las mentiras que nos venden nuestros miedos. Nos limitamos torpemente por pánico a fracasar.

Vivimos dispersos, con prisas, sin priorizar lo que es realmente importante. Estamos permanentemente ocupados, sepultados por listados de tareas pendientes, por las cosas por hacer.

Nos hemos acostumbrado a sobrevivir, a aparentar, a quemar nuestros días torpemente. A  conformarnos con los restos, a dejarnos llevar por la inercia.

Que poco respetamos a la VIDA, que torpemente aprovechamos las oportunidades que a diario nos regala.

Aprender a fluir con la vida no es fácil pero debería ser una obligación. Ojalá en la escuela se impartiese una asignatura llamada "APRENDER A VIVIR a MÁXIMA INTENSIDAD".

Una materia  prioritaria que te explicase que la vida es un REGALO diario que debemos saber exprimir. Que nos enseñase que un simple traspiés puede arrebatarte todo aquello que no eres capaz de valorar en un solo instante.

Lecciones que nos entrenasen desde bien pequeños a mirar a la vida con optimismo,  con ganas de entenderla, de buscar nuestra mejor versión. A aprender a decidir como queremos sentirla,  a ser responsables de nuestras emociones, decisiones o modos de actuar, a saber poner el foco en lo que es realmente importante.

Una materia que nos instruyese a darle la mano a la incertidumbre, a mostrarnos proactivos, a ser flexibles. A saber lo que no queremos, a actuar con valor y decisión. A estar dispuestos a reaprender a diario.

Una disciplina que nos enseñase que vivir es asumir riesgos, que el error es parte imprescindible del viaje, que la realidad cambia según las ganas que tengas de mirarla diferente. Que no existen caminos fáciles que merezcan la pena ni atajos realmente efectivos. Que nos entrenase a sobresalir de nosotros mismos, a poner las emociones a nuestro favor, a agradecer a diario. 

Ojalá todos fuésemos capaces de recordar siempre que  LA VIDA ES AQUELLO QUE PASA MIENTRAS  HACEMOS OTROS PLANES.

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