Sònia

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dilluns, 14 de febrer del 2022

Enseñar a nuestros hijos a hacer frente al error

 Fallar puede convertirse en una gran suerte, en un gran maestro. Recuerdo que cuando era pequeña sentía miedo cada vez que no hacía las cosas bien. Estudié en un colegio muy estricto que penalizaba a sus alumnos cada vez que cometían un error. Durante mis años escolares, siempre tuve la sensación de que nunca estaba a la altura ante la exigencia de mis profesores y eso me provocaba una gran frustración. Me daba pánico salir a la pizarra o exponer un trabajo ante el resto de compañeros por miedo a sentirme ridiculizada por no haberlo correctamente o como lo esperaba el maestro.


En casa era muy diferente, ya que mis padres y hermanas siempre acompañaban mis tropiezos con paciencia y comprensión. Jamás me reprocharon que me equivocase a menudo y siempre me tendieron la mano para ayudarme, explicándome cómo podía mejorar.
Vivimos en una sociedad demasiado competitiva donde todo va muy deprisa y la búsqueda del éxito está muy presente. Un éxito malentendido y relacionado siempre con el ser el mejor, poseer o aparentar. Determinado en muchos momentos por el número de “me gustas” que somos capaces de obtener.

Una sociedad donde no hay espacio para aquellos que fracasan, para los tropiezos o los segundos puestos. Donde desde bien pequeños nos programan para tener que ganar siempre, para ser perfectos, para esconder nuestros errores por el miedo al qué dirán.
Nuestros hijos necesitan que les enseñemos que fallar forma parte del intentarlo, a encajar golpes ofreciéndoles las estrategias necesarias para poder aprender de cada nuevo intento o tropiezo. Que les expliquemos que tienen derecho a fallar y que el error es necesario para mejorar. 

Que hablemos con ellos de las derrotas sin tapujos y les ayudemos a desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar las equivocaciones con calma sin permitir que el miedo o las dudas les inmovilicen cuando fallen.

Demostrándoles que no nos enfadamos cuando se equivocan, que respetamos sus ritmos de aprendizaje y damos respuesta a sus intereses y necesidades. Si enseñamos a nuestros pequeños y jóvenes a hacer frente al error y a las adversidades de la vida, se convertirán en niños resilientes, resolutivos y felices capaces de vivir en el aquí y el ahora sin la necesidad de tenerlo todo controlado o con la idea que todo tiene que ser perfecto. De perseguir y conseguir todo aquello que se propongan aprendiendo a abrazar el cambio, a dar la mano a lo imprevisible.

¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a hacer frente al error?

  1. 1. Hablando del error en términos positivos, enseñándoles a verlo como una gran oportunidad para aprender y volver a empezar con la experiencia acumulada. Para buscar nuestra mejor versión en cada momento y seguir hacia delante con determinación.
  2.              Seguir leyendo: https://elpais.com/mamas-papas/expertos/2022-01-29/como-podemos-ensenar-a-nuestros-hijos-a-hacer-frente-al-error.html

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