Empieza un nuevo curso escolar y con él las carreras, los
horarios enloquecidos, las clases y las extraescolares. Vuelta a las aulas
donde nuestros hijos se enfrentarán a nuevos y apasionantes retos educativos.
En ocasiones como padres nos
obsesionamos con que aprendan el máximo de contenidos sin plantearnos si esos
aprendizajes les van a hacer feliz. Llenamos sus vidas de actividades extras,
de horarios desproporcionados, de exigencias inadecuadas.
Olvidamos enseñarles las competencias necesarias para vivir en
equilibrio, para saber descifrar sus emociones, para conseguir ser
perseverantes en la persecución de sus sueños.
Obviamos
que lo más importante a la hora de educar es la necesidad de estar presente, conseguir que sientan que les acompañamos sin
condición y gozar de cada uno de los pequeños logros que consiguen a diario.
Por
esta razón, deberíamos intentar evitar los siguientes errores a la hora de
educar:
- Creer que EDUCAR consiste en ENSEÑAR
el máximo de contenidos o adoctrinar. La educación debería centrarse
en DESPERTAR, en contagiar las ganas de aprender, de
descubrir, investigar o crear.
- Amar al hijo que QUEREMOS y no al
que TENEMOS. En ocasiones nuestras expectativas no se ajustan
a la realidad y ahogan a nuestros pequeños. No debemos proyectar nuestras
frustraciones en ellos.
- Creer que en la educación existen ATAJOS. El
arte de educar no contiene fórmulas mágicas que nos digan lo que debemos o no
hacer. Así que tocará ser pacientes, establecer objetivos a largo tiempo,
aprender de la experiencia y sobretodo del
ensayo-error.
- ALLANAR el camino para evitar que
sufran o se equivoquen. Evitemos la sobreprotección y asumamos que la
adversidad les va a hacer mucho más fuertes. Evitemos hacerles
dependientes, inseguros y sin una buena tolerancia a la frustración. Dejémosles
caer, probar, errar y volver a empezar. No nos convirtamos en su secretario
personal.
- Olvidar lo maravilloso que es ser un NIÑO privándoles
del tiempo para realizar la actividad más importante para su desarrollo que es
la de JUGAR. No abarrotemos sus agendas y permitámosles el
beneplácito del aburrimiento, el mejor aliado de la creatividad.
- Ignorar o minimizar los SENTIMIENTOS. La educación
emocional debe ser la columna vertebral de nuestra educación. Enseñemos a
ponerle nombre a aquello que les pasa, a expresar las dudas o miedos, a
compartir lo que les hace vibrar, a conectar con las emociones sin temor a
sentir.
- OÍR sin ESCUCHAR, utilizando un código distinto.
El DIÁLOGO debe ser un pilar en la educación. Aprendamos a conversar con ganas
de entendernos, a darle valor a nuestras palabras, a escuchar de forma
empática, a respetar su forma de pensar o hacer.
- Actuar en función de nuestro ESTADO de ÁNIMO. Las
normas deben ser siempre las mismas independientemente del día que hayamos
tenido. Actuemos siempre de igual forma controlando el humor provocado por el
cansancio o el estrés. Evitemos la disparidad entre papá y mamá, trabajemos en
equipo.
- Educar SIN LÍMITES y RESPONSABILIDADES. Si
nuestros hijos crecen sin normas claras serán niños con dificultades para vivir
en sociedad. Enseñémosles que deben o no hacer, hagámosles responsables de sus
decisiones, motivémosles a asumir riesgos.
- COMPARAR constantemente a nuestros hijos con
el resto de hermanos o otros niños sólo puede provocar celos, envidias y baja
autoestima. Cada niño merece ser educado de forma individualizada, dando
respuesta a sus necesidades, haciéndole sentir único, creyendo en él.
- HABLAR y ACTUAR de forma
diferente. El ejemplo es el lenguaje más persuasivo y por eso debemos ser
coherentes con el decir y el hacer. Un mal ejemplo llenará nuestra educación de
incongruencia y decepción.
Educar a un hijo es sin duda una tarea ardua repleta de dudas
e incertidumbre pero es también el mejor oficio del mundo. TU hijo/a NUNCA
tendrá una mejor MAMA o PAPÁ mejor que TÚ.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.