Recuerdo el día en el que me dijeron que estaba embarazada, una mezcla de ilusión y miedo se apoderaron de mí. Recuerdo la primera vez que se cruzaron nuestras miradas y sentí que aquel bebé había llegado para hacerme ser mucho mejor persona. A medida que mi hijo iba creciendo, me di cuenta de que la maternidad es el único oficio del mundo en el que primero te otorgan el título y luego cursas la carrera. Una carrera de fondo llena de dudas, de errores y de miles de cosas por aprender.
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